Por | Servilio Peña
Se aproximan las elecciones parlamentarias y surgen muchas preguntas sobre los partidos que lograrán las curules para Boyacá en la Cámara de Representantes.
Luego de la demostración de poderío electoral hace cuatro años, por cuenta del Partido Verde, que logró ubicar a dos Representantes en esta corporación, vienen surgiendo varios interrogantes sobre el momento actual que viven los Verdes, de cara a mantener ese caudal electoral en todo Boyacá.
Entre otras cosas, porque comienzan a jugar variables inéditas para el departamento. Una de ellas, es estar al frente de un pre-candidato presidencial, de origen boyacense, como Carlos Amaya, que se mantiene fiel a los postulados de su partido y que tiene opciones reales de llegar lejos en esa coalición de centro. Otra variable, es la ruptura aparente entre Londoño, Ortiz y Amaya, al interior de los verdes, que más allá de las elecciones a Cámara, (donde cada uno tiene sus alfiles), parece comenzar a dibujar el escenario caótico donde se moverá la próxima elección de gobernación. Y, por último, la llegada de un actor preponderante a Boyacá, que es el “Pacto Histórico”, que intentará disputarle espacios ya ganados por el Partido Verde, especialmente, en temas cruciales como la juventud, la paz y la lucha contra la corrupción.
Pero, para esta coyuntura, surgiría una última variable, que resulta pertinente y oportuna ante el escenario donde se moverá las elecciones parlamentarias que se avecinan. Se trata de la situación del Occidente de Boyacá, un territorio histórico, manejado por estructuras de partidos tradicionales, pero, propicio para germinar nuevos discursos y nuevos liderazgos sociales y políticos. En especial, ante su surgimiento del fenómeno de transformación, logrado a partir de la consolidación de la paz regional y de sus apuestas comunitarias por el cacao y el turismo.
En dicho sentido, cabe recalcar que el Partido Verde es la fuerza política que mayor contribución ha generado en los últimos diez años, distinta a las corrientes tradicionales en esta región. Muestra de ello, es la conquista del poder local en las pasadas elecciones de 2019, en poblaciones que fueron fortines históricos de los partidos tradicionales como Otanche, San Pablo de Borbur, Briceño, Quípama, Maripí y Saboyá.
Este avance del electorado en Occidente, hacia los postulados y la manera de hacer política del Partido Verde, le significó avances, no sólo en la conquista de varias alcaldías, sino en la representación en la Asamblea. Recordemos que el Partido Verde alcanzó la máxima votación para esa corporación con el jóven político, nacido en Chiquinquirá, Yamir Oswaldo López, quien alcanzó una votación de 23.738 sufragios como diputado. Nada despreciable, incluso, para la disputa, hoy, de un Senado de la República, dentro de esa colectividad.
Pero las cosas no fueron de ese tenor. Para muchos observadores, la confección de la lista a la Cámara de Representantes por el Partido Verde en Boyacá dejó de lado los intereses y los liderazgos que venían surgiendo de esta región de Boyacá. Mostró mezquindad y desconocimiento de la realidad política de las provincias. Incluso, se atreven a afirmar que fue una lista, diseñada para privilegiar los liderazgos del “corredor estratégico y económico” de Boyacá, donde al parecer quedará centrada la fuerza electoral del Partido Verde, en el futuro inmediato, es decir Tunja, Paipa, Sogamoso y Duitama.
La realidad en esta región de Occidente de Boyacá es otra, a escasas semanas de la contienda por el nuevo parlamento. Actualmente, cinco representantes de las fuerzas cercanas al “uribismo,”, que responden a los intereses de partidos como centro Democrático, Conservador y Cambio Radical, que tiene sus orígenes en esta región, se van a disputar el mayor caudal de votos, con miras a las parlamentarias. Aunque resulta difícil creer, que alguno de ellos, ganará una curul, no deja de ser llamativo este fenómeno. Es decir, el Partido Verde les estaría sirviendo en “bandeja de plata “, a los partidos tradicionales, la recuperación de un espacio político que estaba siendo ganado, desde hace varios años, con mucho esfuerzo, por esa colectividad.
Por ahora, se habla de que el Partido Verde tiene que realizar un doble esfuerzo en esta región de Occidente frente a esta contienda al congreso. Un poco, para seguir creciendo el discurso según el cual, la región puede dar un paso al frente, para superar el sometimiento histórico que ha tenido esta provincia en el plano político. Y segundo, para ganar el posicionamiento de sus candidatos a la Cámara en esta provincia, mediante la presencia de sus discursos, de sus propuestas y sus equipos de campaña; y mediante una estrategia llena de innovación y sorpresa, como ha sido la constante del Partico Verde, en las últimas contiendas.
Otros observadores van más allá y consideran que la actitud del Partido Verde, frente a la selección de sus candidatos para la lista de Cámara de Representantes, dejando de lado la realidad del Occidente, fue displicente, errática e irresponsable. Es decir, sus directivas desconocieron el crecimiento de este partido y de los nuevos liderazgos en esta región de Boyacá, demostrado en las elecciones locales de hace dos años. Y, dejaron a la deriva la posibilidad de consolidarse como un partido renovador, distinto y capaz de plantearse como una alternativa política, en una zona del departamento de Boyacá, marcada aún por fuertes desigualdades, por fenómenos de atraso en infraestructura, pobreza y un evidente cansancio hacia la política tradicional.