La paz total requiere voluntad de paz, no necesariamente de ceses del fuego

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Por | Manuel Humberto Restrepo Domínguez

La paz total, está definida como política de estado por la ley 418 de noviembre de 2022, para preservar y garantizar la seguridad humana, (no la seguridad democrática, ni nacional). Ella otorga facultades al presidente, al alto comisionado y al gobierno para adelantar negociaciones con grupos armados en búsqueda de la solución definitiva del conflicto armado en Colombia. A dos años de diálogos los resultados de paz son altamente favorables, se han reducido los hechos violentos y de pérdida de vidas humanas, hay mayor comprensión del significado de una cultura de paz, se abolió el servicio militar obligatorio, se creó el servicio social para la paz, hay un comité nacional de paz con participación de 80 delegaciones, la ONU ha validado los esfuerzos integrales hacia la paz, el país ha conocido el horror perpetrado como política de terror en cabeza de gobernantes, generales y empresarios, la justicia restaurativa está instalada en la sociedad, hablar de paz o derechos ya no es motivo de traición.

Entre ceses, desencuentros y diversidades, en los procesos en curso se lograron 365 días libres del 90% de los actos de guerra con el ELN, más de 360 días sin derramamiento de sangre entre bandas del chocó, la eliminación de minas antipersona en varias zonas del país, menos niños en la guerra, entre otros grandes avances que muestran que ni el modelo, ni las metodologías de la paz total están desgastadas, ni han perdido su vigencia o sentido. La confrontación es antagónica por el poder y ningún actor armado ha renunciado a su propósito de victoria pero la paz sigue siendo objetivo común.

Durante el tiempo de la constitución de 1991, en el mundo se han dado varios procesos de negociación para cerrar conflictos armados sin haber tenido ceses del fuego formales y con la continuación de las hostilidades, lograron avances significativos en la paz. Está demostrado que, aunque los ceses del fuego suelen ser un paso importante en las negociaciones de paz, no siempre son una precondición para alcanzar un acuerdo. Algunos ejemplos de tales negociaciones, se pueden enunciar así: Proceso de paz en Colombia (2012-2016), entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que comenzó en 2012 sin un cese del fuego bilateral formal. Solo después se lograron cese. Con el acuerdo se desarmaron 13.000 combatientes, quedaron cerca de 220.000 muertos y más de 8 millones de víctimas (1985-2016), desde la firma del acuerdo, la violencia ha disminuido considerablemente, el proceso mostró que, a pesar de la continuidad de la guerra en ciertos momentos, era posible negociar paralelamente.

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El Proceso de paz en Sudán del Sur (2014-2018), que es el país más joven del mundo, la guerra civil inició en 2013 y las conversaciones de paz en 2014, en medio de enfrentamientos y ceses del fuego acordados que se rompieron repetidamente. A pesar de dialogar en medio de la violencia en 2018 se firmó un “Acuerdo Revitalizado de Resolución del Conflicto” entre el gobierno y grupos rebeldes y se conformó un gobierno de unidad en 2020. Quedaron 400.000 muertos y más de 4 millones de desplazados internos y refugiados. Aunque los acuerdos de cese del fuego se rompieron en múltiples ocasiones, las negociaciones persistieron, las partes continuaron reuniéndose y discutiendo, lo que finalmente condujo a una paz relativa y la formación de un gobierno compartido.

Acuerdos de Oslo (Israel y Palestina, 1993), con negociaciones entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) que comenzaron en 1991 y culminaron en 1993, sin ningún cese del fuego, con hostilidades durante y después de las negociaciones que llevaron al acuerdo sobre el establecimiento de la Autoridad Nacional Palestina y la retirada de tropas israelíes de las partes ocupadas en Gaza y Cisjordania. Los enfrentamientos continuaron en las siguientes décadas, incluido el estallido de la segunda Intifada (2000-2005) y el abierto y execrable genocidio en curso que lleva más de 40.000 asesinados, la mitad niños, 100.000 heridos y 10.000 desaparecidos.

Acuerdo de paz en El Salvador (1992) entre el gobierno de el salvador y el frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), con negociaciones iniciadas en 1990 bajo la mediación de la ONU y enfrentamientos continuos, que dejaron 75.000 muertos. El Acuerdo de Chapultepec, firmado en 1992, condujo al desarme insurgente y su incorporación al sistema político como partido político hoy derrotado por el fascismo de Bukele. El proceso se mantuvo a pesar de que no se produjo un cese del fuego inmediato, sino que fue una combinación de medidas políticas y militares que facilitaron el avance de las negociaciones. El proceso mostró cómo pueden ocurrir las negociaciones a pesar de la violencia en el terreno, siempre que haya una voluntad política clara y mediación internacional.

Proceso de Paz en Irlanda del Norte (1998) con negociaciones entre el gobierno británico y el IRA de Irlanda del Norte que se dieron mientras las tensiones y episodios de violencia aún persistían. El Acuerdo de Viernes Santo en 1998 puso fin a tres décadas de conflicto conocido como los Troubles, que dejó más de 3.500 muertos. A pesar de los avances, los incidentes violentos continuaron hasta bien entrado el proceso de paz, incluido un atentado en Omagh en 1998 que dejó 29 muertos. El acuerdo permitió la creación de un gobierno de poder compartido en Irlanda del Norte.

Los ceses del fuego amplían las oportunidades de creación de marcos más favorables para mantener conversaciones hacia la paz, pero no son una condición necesaria, en tanto lo que se negocia es el fin de la guerra y esta ocurre entre armados que responden a lógicas de movimiento y capacidad militar. La mejor victoria hay que lograrla venciendo sin combatir (Sun Tzu) y un paso importante antes que el afán de derrotar al enemigo es comprender las raíces del conflicto y buscar su solución superándolas, con menos batallas y menos horror. El diálogo a pesar de las dificultades sobre el terreno es la tarea común si la voluntad de paz existe, ojalá acompañada de mediación internacional.

P.D. Esta columna es para el cuaderno de luchas y pendientes de nuestro hermano, amigo, compañero, colega, profesor, activista y siempre querido e imbatible luchador por los derechos, la dignidad y la paz, Germán Roncancio, que se nos fue el 19 de septiembre de este 2024. Paz en su tumba.

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