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Este 10 de septiembre se conmemora el Día mundial para la prevención del suicidio, hecho que es considerado un problema de salud pública y que está rodeado de mitos, tabúes y estigmas tanto para quienes lo intentan, como para sus familias y círculos cercanos. Entrevista con la psicóloga clínica María Failach Malo.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cada año, más de 703.000 personas se quitan la vida tras numerosos intentos de suicidio, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los suicidios no solo ocurren en los países de altos ingresos, sino que afecta a todas las regiones del mundo: más del 77% de los suicidios ocurridos en 2019 tuvieron lugar en países de ingresos bajos y medianos.
La pandemia del Covid-19 empeoró aún más las cosas pues las personas experimentaron sufrimiento y estrés por cuenta del aislamiento y la muerte de amigos y familiares, así como por dificultades económicas que llevaron a muchos a la quiebra. De ahí la importancia de la recomendación de organizaciones mundiales como estas, pero también de los sistemas médicos de los países, de trabajar desde la prevención.
María Failach Malo, psicología clínica de Coosalud EPS y con gran experiencia en el tema, aclara que existen muchos problemas de salud mental y que no todos llevan a cometer suicidio, especialmente si son atendidos de manera oportuna, se disminuyen los factores de riesgo y se aprende como afrontar apropiadamente las dificultades. Para actuar desde la prevención recomienda estar alerta a signos de alarmas como:
· Manifestar sentirse una carga o un problema para los demás e intentar alejarse o despedirse.
· Percepción de la vida como algo insoportable y de lo cual se quiere escapar.
· Evidenciar conductas autolesivas como el cutting (cortes en la piel o automutilación).
· Descuido hacia sí mismo, hacia las actividades diarias y responsabilidades.
· Expresiones o reacciones desproporcionadas frente a situaciones externas o internas y mejoría súbita después de una crisis.
· Dificultades para centrar la atención y/o tendencia a la impulsividad y la irritabilidad.
· Haber experimentado eventos intensos como bullying, mobbing, abusos, pérdidas, separaciones, violencia, problemas socioeconómicos, enfermedades o calamidades.
· Haber tenido familiares o amigos cercanos que se hayan suicidado.
· Abuso de sustancias psicoactivas como el alcohol, el tabaco o drogas ilegales.
· No tener tratamiento adecuado para una alteración mental
A pesar de todas estas alertas, la profesional de Coosalud, asegura que no existe una lista de evolución de un problema mental para chequear. “No existe un orden para que cada persona evidencie pensamientos o conductas suicidas como rabia, llanto, frustración, aislamiento o apatía. Puede ser algo crónico precedido por alteraciones mentales que no han sido debidamente manejadas, o agudas y no estructuradas, como respuesta inmediata ante una frustración o experiencia vital”.
Según la OPS los suicidios son prevenibles con intervenciones oportunas, basadas en la evidencia y a menudo de bajo costo.
“Este debe ser un trabajo conjunto entre el sistema de salud, la familia, los entornos educativos, laborales y la comunidad. Hay que estar atentos a lo que pueda indicarnos que algo no anda bien y entender que un minuto de escucha, sin juzgar o recriminar, puede salvar una vida, pues nadie puede afectarnos tanto como las personas con quienes mantenemos vínculos importantes”, asegura la doctora Failach Malo.
En relación con el género, según la OMS se suicidan más del doble de hombres que de mujeres: 12,6 por cien mil hombres frente a 5,4 por cien mil mujeres. Las tasas de suicidio masculino son por lo general más altas en los países de ingreso alto y las más altas de suicidio femenino en los países de ingreso mediano bajo.
“Esto tiene que ver también con las construcciones sociales sobre la expresión afectiva en el sexo masculino, acompañado del crecimiento exponencial de factores de riesgo de nuestros jóvenes, que han hecho que esta problemática crezca y requiera de acciones oportunas de promoción y prevención en las comunidades, entornos laborales, escuelas y familia”, agrega la psicóloga clínica de Coosalud.
A propósito del tema de la población joven, hay que destacar que el suicidio en Colombia se ubica como la tercera causa de muerte de la población entre 15 y 24 años, 10 de cada cien mil jóvenes en este grupo etario se suicidan al año en el país. “La tasa de suicidio de adolescentes y jóvenes entre 15 y 19 años se viene elevando desde el 2020, según las estadísticas del DANE, sin embargo, la mayor tasa de suicidios se evidencia en la población de 20 a 24 años”.
Como opina la doctora Malo, el tema de la prevención es un asunto de Estado, de ahí la importancia de que, en octubre de 2023, la Procuraduría General de la Nación, haya llamado la atención sobre la salud mental de los colombianos y citado cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses:
Entre enero y julio de 2023, la tasa de suicidios se había incrementó en 15,73 % con respecto al mismo periodo de 2022, pasando de 1.564 a 1.810 casos, a raíz de diferentes padecimientos mentales presentes entre la población colombiana. Los intentos de suicidio atendidos sumaron 30.021 casos según cifras del Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública.
Finalmente, y volviendo al día a día, la psicóloga de Coosalud, envía un mensaje directo a quienes enfrentan momentos difíciles: “Cuando no sepas qué hacer no hagas nada, no tomes decisiones permanentes por emociones temporales; cuéntale a alguien que te genere confianza sobre lo que sientes y piensas; crea un plan de emergencia para cuando llegue la crisis y busca ayuda profesional”.
Ante una emergencia, existen a nivel nacional líneas con atención las 24 horas del día, como la 123, donde los operadores derivan las llamadas, a las secretarías de salud de las ciudades y municipios para que terapeutas especializados y humanizados manejen estas situaciones.
