La verdad pendiente sobre el magistrado Manuel Gaona Cruz

Manuel Gaona como estudiante del Externado de Colombia.
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Cuarenta años después, la muerte del magistrado Manuel Gaona Cruz continúa rodeada de controversia. Persiste la existencia de intereses que buscan desviar la investigación.

Por | Ricardo Motta Vargas / Docente Universitario, Miembro de la Academia Boyacense de Historia

El 7 de noviembre, hace cuarenta años, el país conoció el trágico desenlace de la toma del Palacio de Justicia por parte del M-19 y la posterior retoma a cargo de las Fuerzas Militares. En aquel momento, la autoridad civil del presidente Belisario Betancur fue desplazada por el mando militar, compuesto por oficiales activos y retirados. La historia debe reconocer que aquello representó un pequeño golpe de Estado de dos días, tras los cuales el poder fue devuelto a la democracia encabezada por el entonces presidente Betancur.

Entre las víctimas se encontraba el magistrado tunjano Manuel Gaona Cruz, abogado y maestro del Externado, brillante desde muy joven y con un perfil destinado a llegar muy lejos. Hasta hoy, el país no ha vuelto a contar con un experto de su talla en la Teoría del Estado, disciplina en la que obtuvo una tesis laureada en París. Gaona fue profundamente llorado por toda la comunidad externadista; su cercanía con los estudiantes y su carisma lo convirtieron en un verdadero maestro, a pesar de su juventud.

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Sin embargo, su legado como jurista sigue vivo. Hoy, cuarenta años después, Manuel Gaona Cruz es recordado como uno de los magistrados más emblemáticos, tanto por su brillante trayectoria como por su controvertido final, cuya verdad algunos intentan desviar, incluso desde su propio entorno familiar. Cuarenta años más tarde, un antiguo miembro del M-19 ha llegado al poder por la vía democrática, aunque con una alta impopularidad  tres años después derivada de su incapacidad para gobernar con acierto. Esta circunstancia, en cierta medida, enturbia la búsqueda de la verdad sobre lo que realmente ocurrió con Gaona Cruz. Incluso la Comisión de la Verdad y algunos presidentes de las altas cortes han limitado su responsabilidad exclusivamente al M-19, dejando abiertas muchas preguntas históricas y jurídicas.

Pero, ¿dónde está la otra verdad? Una verdad sin sentimientos ni pasiones políticas. Hoy, los colombianos viven inmersos en la polarización de la historia nacional, lo cual afecta la posibilidad de alcanzar una verdad objetiva.

En el año 2009 se publicó el libro de la irlandesa Ana Carrigan, titulado El Palacio de Justicia: una tragedia colombiana, quizá la mejor obra de investigación sobre este episodio, sustentada en documentación que hasta entonces no se conocía. En sus páginas, la autora expone con evidencia suficiente las dudas e interrogantes en torno al final del magistrado Manuel Gaona Cruz.

Los enemigos del M-19 y los aliados del sistema castrense —responsable de la desaparición de más de cien personas que salieron vivas del Palacio— construyeron una versión oficial según la cual Andrés Almarales habría disparado contra Gaona Cruz al cierre de la tragedia. Esa es, hasta hoy, la verdad institucionalizada.

En el año 2009, la periodista  Irlandesa entrevisto a varios testigos de la tragedia, entre ellos Al Magistrado  Auxiliar de la Corte Suprema de justicia  Dr. Nicolas Pájaro  afirmando:

Yo no vi que mataran a Manuel Gaona en el baño, es que yo no vi que los Guerrilleros mataran alguien en baño. Yo vi gente que moría en el baño por balas que llegaban de afuera.  He escuchado versiones que Manuel Gaona se  arrodillo y que decía que tenia una hija pequeña, JAMÁS escuché yo eso».

En este libro, sustentado en importantes testimonios y evidencias, queda claro que Manuel Gaona Cruz y Andrés Almarales se conocían desde antes de la tragedia, aunque no eran amigos. Su relación databa de cuando Almarales se desempeñaba como representante a la Cámara por la Anapo.

En el baño entre el tercer y  cuarto piso del Palacio de Justicia se refugiaban varios empleados de la Corte y algunos guerrilleros que intentaban protegerse de las balas de los francotiradores apostados en el exterior. En ese lugar se encontraban también Andrés Almarales, el magistrado Carlos Urán y Manuel Gaona Cruz, muy cerca unos de otros en los momentos finales.

El magistrado  Carlos Urán logró salir con vida del edificio, pero fue posteriormente ejecutado por miembros del Ejército y su cadáver fue encontrado en las instalaciones del Palacio de Justicia. Manuel Gaona Cruz, por su parte, fue asesinado de un disparo en la nuca, al poco momento antes de concluir el operativo. La pregunta es inevitable: ¿fue el magistrado Urán testigo de la ejecución de Gaona Cruz y, por ello, fue también silenciado?

Este interrogante sigue siendo uno de los más inquietantes de la historia reciente. ¿Por qué el Ejército asesinó al magistrado Carlos Urán? ¿Qué verdad se quiso ocultar? Tal vez porque él fue testigo de la muerte a mano del ejército de Manuel Gaona Cruz.

Muy pronto, el país conocerá la verdad: la verdad histórica, no la verdad impuesta.

Este año, Manuel Gaona Cruz habría cumplido 81 años. De no haber muerto tan joven, seguramente habría ocupado los más altos cargos del Estado colombiano. Su destino, sin embargo, fue trágico. Su madre provenía de la distinguida familia Machado, un reconocido clan tunjano, entre cuyos miembros se encontraba don Hipólito Machado, fundador de la Cruz Roja Colombiana.

Su memoria sigue viva en la historia y en la conciencia de un país que aún busca la verdad

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