

Recientemente se lanzó en la ciudad de Tunja el tomo II del Índice del Archivo Histórico de Tunja, obra de la historiadora María Rósula Vargas de Castañeda. La edición, cuidadosamente elaborada, cuenta con un índice organizado en orden alfabético. Esta publicación es resultado del trabajo conjunto de la Academia Boyacense de Historia y el Archivo Histórico Regional de Boyacá, con el apoyo de la Gobernación de Boyacá.
La obra será de gran importancia para investigadores nacionales e internacionales que acuden a consultar la historia de Boyacá. Es fundamental destacar la labor titánica de la historiadora Rósula Vargas de Castañeda en el fortalecimiento de los fondos archivísticos, así como su trabajo de transcripción de la paleografía, un lenguaje que pocos pueden leer. La historiadora Castañeda se ha distinguido, además, por gestionar recursos ante los distintos gobiernos de turno, con el fin de continuar la conservación de uno de los archivos históricos más importantes de América. Quizá el clima frío de Tunja haya contribuido a preservar estos folios de antiguas escrituras desde 1539, año de la fundación de la ciudad.
El Archivo Histórico Regional de Boyacá funciona actualmente en el centro de Tunja, en instalaciones prestadas. No obstante, a partir de 2027 regresará a su sede original en el Claustro de San Agustín, espacio que alberga la Biblioteca del Banco de la República y que actualmente se encuentra en un proceso de exhaustiva remodelación.
Investigadores de la historia esperan con gran expectativa el regreso del valioso Archivo de Tunja al Claustro de San Agustín. Esta reapertura constituirá un momento histórico para el Archivo Regional de Boyacá, que contará con condiciones óptimas de seguridad industrial e infraestructura adecuada para la conservación de uno de los archivos históricos más importantes del mundo.
¿Qué hace tan especial a este archivo?
En él se conserva, por ejemplo, el documento original del acta de fundación de Tunja, fechada el 6 de agosto de 1539, así como el acta de fundación de la Villa de Nuestra Señora de Leyva de 1572. El Archivo Histórico Regional de Boyacá resguarda también documentación de gran relevancia para la historia de Venezuela, además de testamentos, mortuorias, reales cédulas, probanzas y títulos nobiliarios.
De especial valor es la conservación del primer testamento de un cacique indígena en Moniquirá, considerado uno de los primeros testamentos indígenas de América, entre muchas otras piezas documentales de enorme importancia histórica.
El archivo también guarda numerosas curiosidades históricas
Algunos estudiosos han encontrado en sus fondos un proceso de la Inquisición del siglo XVIII, relacionado con la condena de unos teatreros que presentaban funciones de marionetas en espacios clandestinos de la hidalga y medieval ciudad de Tunja.
En una de estas representaciones se mostraban marionetas de curas y monjas bailando, lo que provocó la denuncia de uno de los asistentes ante el tribunal de la Inquisición, al considerar que la obra se burlaba del clero y representaba a las monjas de manera indecorosa. Este hecho dio lugar a un conocido juicio inquisitorial en la ciudad de Tunja, que culminó con la condena de los artistas encargados de manipular las marionetas.
El Archivo Histórico comenzó a organizarse formalmente desde 1882, durante el periodo del radicalismo liberal, bajo la dirección de Emeterio Moreno. Posteriormente, con la creación de la Academia Boyacense de Historia, se destacó la labor del canónigo Peñuela, con el apoyo del entonces secretario perpetuo Ramón C. Correa.
Un dato curioso se presentó durante la gobernación de Nicolás García Zamudio, quien ordenó empastar más de 600 legajos del archivo histórico. Este trabajo fue realizado por los presos del Panóptico de Tunja, el cual funcionaba en el Claustro de San Agustín. De manera coincidente, ese mismo claustro se convertiría, con el paso del tiempo, en el lugar destinado a albergar nuevamente el archivo, una de esas singulares coincidencias de la historia.
Finalmente exaltamos labor de la autora de este tomo la académica Rosula Vargas, y como lo indica ella en la presentación de la obra con estas palabras: Los archivos cual pétalo de rosas, en silencio guardan la memoria del pueblo. Son testimonios y la transparencia de una administración, por eso claman, guárdame, cuídame y acaríciame para ayudarte a conocer el pasado, reafirmar el presente y proyectar el futuro.













