Con listas cerradas se fomentaría aún más el clientelismo en algunos partidos políticos, en especial los tradicionales.
Aprobada en tercer debate la Reforma Política con vigencia para 2019 en la Comisión Primera de la Cámara; de llegar al final y ser ley de la República como está, significará un vuelco en el manejo electoral a partir del año entrante. La Reforma pasa a su cuarto y último debate de la primera vuelta en la plenaria de esta corporación. La segunda vuelta se surtiría entre marzo y junio del año entrante y sus efectos empezarían verse en las elecciones regionales del año entrante.
Uno de los puntos que ha generado más polémica es la imposición de listas cerradas para concejos y asambleas. Esto ha despertado el descontento en varios sectores políticos del departamento, los cuales no ven con buenos ojos dicha iniciativa debido a que consideran que “matarían los nuevos liderazgos”.
Si bien, esto fortalecería a colectividades como el Centro Democrático y el MAIS, también afectaría a partidos como el Conservador, el Partido Liberal, Cambio Radical y la U, ya que carecen de grandes figuras a nivel nacional ocasionando que, la ciudadanía, no le llame la atención votar por el logo.
Otros de los fenómenos que, en este caso, sería negativo para muchos y positivo para pocos, y que tomaría impulso sería el clientelismo; los jefes en las regiones de seguro pedirán sus “incentivos” para conformar las listas. ¿Dónde quedarán los jóvenes y los nuevos liderazgos?, es la pregunta.
Por ahora, el tema de la Reforma Política tiene frenados a varios líderes políticos que todavía no se aventurarían a la lanzarse al ruedo teniendo en cuenta que atentaría contra el voto preferente.