A pesar de la trágica y dura realidad social del pueblo colombiano, pareciera que se acabaron los términos medios: el votante es hoy de izquierda o de derecha. No hay una actitud de sanas intenciones que medie para que la política cobre sentido, al pensar y actuar en función del país social.
Somos testigos de ver cómo entran en decadencia los que dicen defender un nuevo país, atrincherados en la burguesía política de los viejos partidos, o, aquellos que un día buscaron alternativas hacia una manera distinta de concebir la política y que fuera más justa para todos, y que hoy, con discurso socarrón, vuelven a rodear al candidato del imputado expresidente, aplacados por el conservadurismo que siempre guardaron dentro.
Muchos colombianos, votantes o no, están sumergidos en cierto clima de desesperanza al ver tan lejano ese nuevo país, presos desde este pasado y presente que no quiere cambiar la pobreza y la miseria por al menos contemplar la redención social. Desconfianza producida desde el presidente Duque al contribuir con la campaña de desprestigio de un candidato, y, es cómplice de otros cuatro años del continuismo cínico de la barbarie, que hoy es la masacre de Putumayo, la que el Ejército de Colombia no para de llamar como plan inteligente contra cocaleros.
El poder político hasta ahora ha sido de partidos cuyos dirigentes están amañados a colectividades conservaduristas, que temen con gesto de horror cualquier tesis de lo social que les planteen. Contribuyen con el analfabetismo político del país, posan de demócratas para mantener el poder por el poder.
Los votantes, o no votantes, de izquierdas o derechas (porque para fatalidad de un acuerdo social se acabaron los términos medios), todos los colombianos están cansados y no quieren saber de falsos mesías ni falsos protagonistas, como han sido los que hasta ahora representan el juego sucio, la triquiñuela, el engaño para poder generar más desconfianza en el pueblo hacia la política de lo social, para acrecentar las brechas económicas, para que el perdón no sea y la justicia del terror siga aplastando con bota militar a los pueblos colombianos.