Por: Servilio Peña Aponte
Precisamente, cuando la región de Occidente de Boyacá se proyectaba como un polo de crecimiento a partir de sus apuestas en turismo, en productividad y conservación del ambiente, apareció la pandemia por el covid-19.
Y en ese propósito, ya trabajaban Pauna, con sus balnearios y sus eventos; San Pablo de Borbur con sus fincas agro-ecoturistica, sus leyendas y sus atractivos paisajísticos; Quípama, con su potencial de avistamiento de aves y Maripí con sus emprendimientos alrededor del café, el cacao y la panela, entre otros.
Pero, la situación se tornó difícil por las medidas de confinamiento, que trajeron consigo el aplazamiento de varios proyectos pensados para crecer la vocación de este territorio, que en el algún momento fue epicentro de crudas violencias, pero que ahora camina hacia la paz.
Ante la reapertura lenta y precavida de varios sectores económicos en esta región de Boyacá, se prevé que los mandatarios locales, los gremios y las comunidades organizadas, van a proponer importantes retos hacia adelante.
Uno de ellos, es fortalecer el Consejo Provincial de Turismo, que venía trabajando con la Secretaría del ramo y autoridades locales, precisamente, en la idea de ordenar y direccionar un portafolio de atractivos y servicios que le brinde un espacio de posicionamiento a Occidente, como destino turístico del departamento.
El otro gran reto, que surgió a partir de la pandemia vivida, es el crecimiento de la oferta de posadas en la ruralidad y alternativas para el disfrute de los atractivos paisajísticos. Recordemos que Occidente de Boyacá tiene ventajas frente a otras regiones, no solo por sus aspectos climáticos, sino, por la variedad de paisajes, la mítica minería de las esmeraldas, la exuberancia de sus territorios y la conservación de la cotidianidad campesina, aspectos que adquirieron gran valor, a partir de la realidad de los confinamientos.
Occidente de Boyacá también se planeta retos en el campo productivo. Para nadie es un secreto los pasos que se han dado para la transformación del cacao, mediante una planta especializada, que se encuentra instalada en San Pablo de Borbur y que debe ponerse en funcionamiento a la mayor brevedad. Y, en el mismo sentido, avanzan sectores como el café, el aguacate, los cítricos y la variedad de sus frutas.
Pero, muchos analistas, coinciden en afirmar que el mayor reto de la región de Occidente es recuperar su liderazgo político. Particularmente porque se trata de una región que se viene moviendo hacia nuevos proyectos y hacia un discurso más cercano a la construcción de dignidad, que enfrente la pobreza y que vaya tejiendo los escenarios para la paz. En ese sentido, se viene privilegiando el papel de los jóvenes líderes y emprendedores de la región. Y ese aspecto, abre el camino para un cambio drástico en la figuración política que ha tenido esta región.
En particular, llama la atención, los espacios que viene perdiendo el viejo modelo “patronal” que dominó las decisiones políticas a nivel local y que se heredó de la influencia de sectores que mantuvieron poder territorial, en detrimento de sus comunidades. Y en ese aspecto, coinciden en afirmar los analistas, que el inicio de las campañas para cámara y senado en pocos días, dará lugar a un juego inédito y oportuno , donde saldrán “al ruedo” nuevos nombres que le van a proponer a la región, una renovación de sus prácticas y sus liderazgos políticos. Con estos elementos se dibuja una serie de retos regionales, que apuntan a reconocer el verdadero papel y el protagonismo que puede llegar a cumplir el Occidente de Boyacá en los económico, ambiental y político. Superada las etapas críticas de la pandemia, esta región del Departamento de Boyacá va a ser determinante a la hora de proyectar las nuevas realidades y nuevos escenarios para la generación de crecimiento en Boyacá. Y el Gobierno Departamental y Nacional no tendrán más opción que volver a mirar a Occidente, con respeto y admiración.
Cuál pospandemia si ni siquiera estamos en pico máximo?