Por: Tarcicio Cuervo
Después de una guerra duradera de más de medio siglo, y tantos intentos fallidos se firma un acuerdo de paz con un ejército insurgente.
Resulta inaudito, imperceptible e ilógico, que una pandilla de “Matancanes” amantes de la guerra, se oponga solo para defender intereses mezquinos de su economía y ardiles políticos, propios de partidos de una ultraderecha ladrona y genocida.
Siempre se ha dicho que: “la paz ha tenido enemigos agazapados”, hoy se levantan, ¡y de qué manera! En el mundo, y también en Colombia, han gobernado unos caudillos de esa calaña, cuyas capacidades histriónicas convencen multitudes con: mentiras, artimañas, calumnias, matando y robando, para sembrar el terror y el miedo; es el régimen del terror.
Estos enemigos de la paz provienen de diferentes ramas: un ex presidente del narco paramilitarismo, quien lo lidera; un ex procurador, suspendido por hacer artimañas para hacerse reelegir; un ex ministro de gobierno y de justicia que robó el erario público; un ex jefe de sicarios del cartel de Medellín; secundado por ex senadores sancionados por pertenecer al narco paramilitarismo, y otros senadores y parlamentarios en ejercicio, de los partidos Centro Democrático y Conservador, también se metieron allí unos pastores cristianos.
¡Ah! También marcharon miles de guardaespaldas que el estado le tiene a los susodichos individuos, enemigos de la paz y amigos entrañables de la guerra.
En los carteles que exhibían estaban fotos y consignas pidiendo libertad para los 18 presos y fugitivos de la administración que hizo “El gran colombiano” cuando fungió como presidente, título que le otorgaron los colombianos en reconocimiento como el mejor presidente de todos los tiempos.
Nota: “Matancán”, así se le decía a los jefes de las pandillas en la década de los 60 del siglo pasado, hoy se le dice, “capos, sayayines” y demás…