Liderazgo católico para rato

Iglesia de Garagoa. Foto | Hisrael Garzonroa
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Por | Echando lengua / Luis Heriberto Bohórquez / @luchocalidad

Ingeniero de Vías y Transportes, egresado de la UPTC oriundo de Garagoa. Catedrático universitario, especialista en calidad de materiales y producción industrial de concretos. Foto: Archivo personal

En una columna de opinión de 2004, resaltaba el elevado nivel pastoral de la iglesia católica valletenzana, especialmente de los presbíteros Misael Vacca Ramírez, José Vicente Huertas Vargas y Luis Felipe Sánchez Aponte, quienes iniciando esa década, en diferentes fechas recibieron su consagración episcopal como Obispos y fueron designados por bula pontificia de Su Santidad San Juan Pablo II, para regir en su orden las Diócesis de Yopal, Garagoa y Chiquinquirá.

Desde entonces, los prelados continuaron su labor pastoral en Casanare y Boyacá, y lejos estaba de imaginar que el tiempo y la historia me darían por distintas razones, el privilegio de hablar nuevamente de su trayectoria, teniendo en cuenta el ejercicio de la responsabilidad que implica para ellos, aceptar la imposición total del Sacramento del Orden.

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Finalizando 2022 y en la aurora de 2023, es motivo de alegría y orgullo para la comunidad diocesana de Garagoa y el Valle de Tenza y en especial de Somondoco, la designación de Monseñor Misael Vacca Ramírez, como arzobispo de Villavicencio.

Sin duda es un escalón más del Ministerio Pastoral que con dedicación y carisma ha desplegado desde su ordenación sacerdotal, combinados con el quehacer docente y la calidad humana, privilegiándonos cómo coterráneos y en alguna época feligreses.

No hay duda que el nombre de Monseñor Vacca Ramírez ingresa a la lista de personajes ilustres del Valle de Tenza, que se destacan en el entorno nacional y mundial; siendo claro ejemplo para las futuras generaciones, llamadas a liderar una sociedad cada día más permeada por la dictadura de las redes sociales.

De esa pléyade de prelados ilustres de comienzos del siglo XXI, también se destaca el desempeño de Monseñor José Vicente Huertas Vargas, quien condujo la Diócesis de Garagoa durante 17 años, al cabo de los cuales presentó su renuncia para convertirse en Obispo Emérito y pasar a justo y meritorio retiro.

En reemplazo de él, Su Santidad Francisco, fiel a la doctrina de humildad practicada durante su pontificado, tuvo a bien nominar en su reemplazo a Monseñor Julio Hernando García Peláez, nacido en la pintoresca población de Anserma (Caldas), conocida también como Santa Ana de los Caballeros. Fue así como el estilo pastoral de la Diócesis de Garagoa, pasó de la rigidez del traje elegante, a la sencillez de la “chaqueta quitada y la camisa arremangada”, logrando de esta manera afinidad total con la ciudadanía. La experiencia de Monseñor García Peláez en su trabajo con la comunidad de Itsmina – Tadó, combinada con la idiosincrasia paisa, su espontánea humildad y su gran capacidad tanto para predicar cómo para escuchar, revolucionaron las costumbres diocesanas de cerca de cuarenta años de tradición, contagiando de mística y devoción al catolicismo del suroriente de Boyacá.

La doctrina del Papa Francisco está presente en nuestra región y ojalá Dios y las decisiones pontificias, conserven a este ilustre prelado por mucho tiempo más, rigiendo los destinos de la Diócesis de Garagoa.

Entre tanto, la Diócesis de Chiquinquirá continúa bajo la sabia y sensata conducción de Monseñor Luis Felipe Sánchez Aponte, cuyo obispado está cercano a cumplir veinte años, dignidad a la que accedió luego de casi tres décadas de Ministerio Pastoral en la Diócesis de Garagoa; y desde entonces ha ejercido su cargo con la estatura pastoral digna de la ciudad donde tuvo lugar la manifestación mariana de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, patrona de Colombia. No se haría justicia, omitir el nombre de Monseñor Luis Alberto Parra Mora, nacido en Tenza, incardinado en la Diócesis de Yopal donde desempeñó su Ministerio Pastoral, hasta convertirse en Obispo de Mocoa – Sibundoy entre 2003 y 2014 y quien cumpliera su labor evangelizadora con entereza y estoicismo, en medio del fuego cruzado del conflicto armado, que por esos años imperaba en esa región. Hoy el prelado tenzano, también es Obispo Emérito de la que fuera su última comunidad diocesana. Es obvio, que el Valle de Tenza tiene y seguirá teniendo líderes católicos para rato.

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