Las autoridades israelíes identificaron a 1.159 víctimas mortales en el ataque ejecutado por Hamas el 7 de octubre, sin que, inexplicablemente, lo advirtiera la Cúpula de Hierro ni el Mosad. De ese total de víctimas 828 eran civiles y 31 eran menores de edad. Sin importarle que Hamas llevara consigo a 200 rehenes, la respuesta militar del gobierno de Benjamín Netanyahu, ha convertido a Gaza en escenario de un despiadado genocidio, contra sus 2.200.000 habitantes.
A diferencia del holocausto nazi, el Genocidio Sionista en Palestina, se transmite día a día por televisión, sin que la Comunidad Internacional se inmute y bajo los timoratos pronunciamientos de la Organización de Naciones Unidas.
La cárcel a cielo abierto en que estaba convertida Gaza, es hoy un cementerio, en cuyas ruinas están desaparecidas 2.350 personas, incluyendo 1.300 niños, sin que el ejército de Israel permita rescatarles vivos o muertos.
En el siguiente cuadro, se consignan las víctimas mortales que ha dejado en el mes de octubre, el descomunal ataca de Israel a Gaza; resaltando que, 4 de cada 10 muertos, son niños (4.104) y 30 han sido secuestrados.
En este primer mes se denuncia en redes sociales, que alrededor de 1.5 millones de personas han sido desplazadas internamente en Gaza y se refugian en escuelas, iglesias, hospitales, edificios públicos y de la ONU o se alojaban con familias de acogida que están siendo bombardeadas.
Toda la infraestructura básica de Gaza está siendo destruida por Israel, de modo que a 5 de noviembre, 16 de los 35 hospitales y 51 de 76 centros médicos en la Franja, han sido demolidos o están fuera de servicio por falta de combustible.
Nadie escapa a la barbarie: 50 ambulancias han resultado dañadas y al menos 175 trabajadores sanitarios han muerto en los ataques indiscriminados del ejército israelí, sin importar que en virtud del derecho internacional, se debe proteger al personal de salud y sus instalaciones.
La ONU ha denunciado que al menos 88 miembros de su personal que trabajaban para UNRWA, la agencia que brinda apoyo a los refugiados palestinos, han muerto desde el inicio de las hostilidades, junto con 18 trabajadores de la Defensa Civil.
Según el recuento de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en 30 días de implacables bombardeos, han muerto en la Franja de Gaza 46 periodistas, a pesar que la Convención de Ginebra de 1.949 ordena su protección.
A la crueldad que exhibe el ataque israelí, no escapan el suministro de agua ni las 65 estaciones de bombeo de aguas residuales, que 30 días después de iniciados los ataques han dejado de operar.
La OMS advierte, que familias y niños de Gaza solo disponen en promedio de tres 3 litros de agua por persona al día para beber, cocinar y aseo personal; registrando con ello, una reducción del 93%.
Huir de Gaza no es una opción para sus habitantes, ya que el cruce de Erez hacia Israel está cerrado y el cruce fronterizo de Rafah hacia Egipto, se abre solo para evacuar a ciudadanos extranjeros y algunos de los heridos.
El pueblo Gazati ha vivido encarcelado y hoy, esta militarmente emboscado y condenado a perecer, a menos que los Pueblos del Planeta Azul se movilicen, para exigir no una miserable “pausa humanitaria”, sino el cese al fuego y retiro inmediato de su territorio del ejército de Israel.
No hay espacio para otra opción: el genocidio debe ser detenido por la ONU y juzgados por un Tribunal que debe convocar la Corte Penal Internacional, los crímenes de guerra y violaciones al D.I.H. cometidos en Gaza por el sionismo.
¡La barbarie
debe ser encarcelada.
Ni un centímetro
de la tierra palestina
al Sionismo!