Dentro de un año, exactamente el domingo 8 de marzo de 2026, estaremos en elecciones en las que los colombianos escogeremos a 102 senadores y 165 representantes a la Cámara.
Se trata de casi 280 congresistas que tendrán los mejores salarios del país y casi que del mundo, si se les compara con los de sus homólogos de América Latina e inclusive de algunos países europeos.
A pesar de esos generosos emolumentos, muchas encuestas y estudios realizadas en los últimos años han mostrado el grado de desprestigio que afecta a los congresistas.
Menos del 20 ó 25 por ciento de los colombianos confía en el Congreso y señala a los congresistas de falta de interés en los temas de las comunidades. Los ciudadanos identifican a los congresistas con bajo nivel de estudios, ausentismo, proyectos de ley a la medida de sus intereses, apetito burocrático, debates estériles, corrupción…
La mayoría de los colombianos cree que son demasiados congresistas, algunos de los cuales duermen durante las sesiones, protagonizan escándalos o están señalados de actividades ilícitas.
En el Gobierno del presidente Samper hubo 26 congresistas condenados por corrupción y después de eso, principalmente durante la era Uribe, casi 50 congresistas fueron condenados por corrupción y vínculos con grupos paramilitares.
Hace tres años, en las elecciones del 2022, hubo por primera vez una gran renovación del Congreso. Los partidos tradicionales como el liberal, el Conservador o el Centro Democrático, perdieron participación y llegaron una gran cantidad de nuevas figuras, especialmente del Pacto Histórico, que se ganaron con el voto popular 20 curules en el Senado y 25 curules en la Cámara de Representantes pero la imagen del Congreso no cambió.
Actualmente los expresidentes de Senado, Iván Name; del partido Verde; y de la Cámara de Representantes, Andrés Calle, del Partido liberal, están siendo investigados por la Corte Suprema de Justicia por haber recibido supuestamente coimas del Gobierno para respaldar los proyectos del gobierno. En el caso de Boyacá, un senador está en la cárcel; otro senador fue sacado del cargo y es investigado por la Corte Suprema y un representando a la Cámara será juzgado por hechos de corrupción cuando fue juez.
Según el Panel de Opinión de 2024, de Cifras y Conceptos, a la pregunta qué tanta confianza le generan las instituciones en Colombia, el Congreso ocupó el último lugar, por debajo del Banco de la República, las altas cortes, el Ejército, la Policía, La Fiscalía, la Procuraduría, la Contraloría, la Presidencia de la República, el Consejo Nacional Electoral, la Defensoría del Pueblo, en fin.
Como si fueran poco esas nubes oscuras que afectan la imagen del Congreso, el exsenador y actual director del Departamento para la Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, en una publicación de hace menos de una semana dijo que el Legislativo es un ‘nido de ratas’.
El funcionario del Gobierno nacional considera que el Capitolio Nacional está lleno de gente corrupta. “En los casi 8 años que llevo metido en las entrañas del Congreso y del Estado, lo que yo llamo ‘nido de ratas’, he llegado a una conclusión: el 90 % de la gente que aquí llega, viene a robar a hacer negocios, a enriquecerse de manera corrupta”, es uno de los apartes de la publicación de Bolívar.
Según Bolívar, “esos congresistas usan lo robado para viajar por el mundo y humillar con sus fotos en Instagram. Roban para educar a sus familias en las mejores universidades, mientras ustedes (los ciudadanos del común) luchan por pagar el Icetex. Y aún así los aplauden, los justifican, les dan likes. Les encanta que los roben en la cara, aplauden la inmundicia”.
El Congreso de la República es muy importante para nuestra democracia; es la institución encargada de presentar y aprobar las leyes que en todos los aspectos rigen para los colombianos.
El Congreso es, en general, la representación general de la democracia ya que en él está expresada la voz de los ciudadanos.
Hay un pasaje bíblico en el que Jesús les dijo a sus apóstoles: “Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo volverá a ser salada? Ya no servirá para nada, sino para ser arrojada a la calle y pisoteada por la gente”.
De la misma manera se puede establecer que el Congreso es uno de los pilares fundamentales de la democracia, pero si la sal se corrompe…
