Durante los últimos 30 años, después de la firma del Acuerdo Regional de Paz, la región de Occidente de Boyacá nunca había estado tan cerca de dar un paso histórico y significativo hacia una nueva mirada frente al horizonte político.
Por | Servilio Peña Aponte
Los espacios que perdería el Partido Verde
La situación del Partido Verde en esta región es incierta. Luego de ganar varios espacios en los últimos años en la región, con votaciones relevantes hace cuatro años en municipios como San Pablo de Borbur, Maripí, Briceño y Otanche, donde fueron elegidos mandatarios a nombre de esa colectividad, y que, de alguna manera, lo proyectaron como el partido que renovaría las prácticas políticas, para estas elecciones del 2023, el partido bajo la batuta de Carlos Amaya, no logró candidaturas para las Alcaldías de los municipios mencionados e incluida la capital de provincia, Chiquinquirá.
Para el caso de Chiquinquirá, a pesar de contar con una fuerte bancada de concejales verdes en la actualidad, no logró definir una candidatura a la Alcaldía, dejando este espacio servido para los partidos tradicionales y, dando la sensación de falta de coherencia, ausencia de diálogo entre sus líderes y fracturas internas de esa colectividad.
La aspiración de Carlos Amaya a la Gobernación no tendría la misma respuesta que en años anteriores. Tal vez por eso en estos días, se observa a la campaña del exgobernador sellando alianzas, incluso con líderes de otras colectividades para que le garanticen votos y así conservar el capital político que logró en su ejercicio como mandatario.
Los contendores Giovanny Pinzón y Rodrigo Rojas no se quedan atrás. Estas dos candidaturas pretenden mostrarse más dispuestas a escuchar a los pequeños mineros, las mujeres trabajadoras y los jóvenes que le apuestan a una región para la paz. Según analistas, aprovechan toda posibilidad para debilitar el discurso de Amaya, con presencia real en los territorios, buscando alianzas directas con las comunidades y denunciando la pobreza y la marginalidad en la que se encuentran varias comunidades del Occidente de Boyacá, especialmente las de las zonas con mayor riqueza minera.
Las opciones de la derecha en Occidente
La comunidad no quiere volver a las viejas prácticas tradicionales y los mandatos establecidos por estructuras de familias con poder económico y político en la región, algunas de ellas marcadas por su influencia en el sector de minería de esmeraldas.
El Partido Centro Democrático que, en su momento, definió la hoja de ruta de esta región con votaciones relevantes para sus principales alfiles en Boyacá (Ciro, Ortiz y Triana), no cuenta con un panorama despejado para las elecciones de octubre. En Chiquinquirá no cuentan con candidato a la Alcaldía, mientras que su lista al Concejo Municipal presenta debilidades y obstáculos.
Esta situación se explica por el poco margen de acción y la escasa gestión alcanzada por el representante a la Cámara nacido en esta región y que pertenece a esa colectividad, quien no ha logrado conectarse con los ejes temáticos del actual Gobierno Nacional, por lo menos, para agitar temas cruciales como la vocación de la tierra productiva, la pequeña minería ancestral y la construcción de la “paz total”.
Se percibe cansancio y decepción de las comunidades frente a las maniobras, alianzas y posturas asumidas por los líderes del Centro Democrático en la última era, dejando de lado las luchas por una región más equitativa y más prospera. Para el partido del expresidente Uribe, solo tendrían opciones de poder en municipios como La Victoria, Muzo y Buenavista.
La situación del Partido Conservador es muy parecida. En los territorios marcados por su influencia histórica en Occidente, como Pauna, San Miguel de Sema, Chiquinquirá y Saboyá, no parecen tener opciones frente a las próximas elecciones, perdiendo aún más los espacios políticos conquistados décadas atrás.
Para el caso de Cambio Radical, que es el actual partido del mandatario de los chiquinquireños, le va a costar mantener el poder en esa ciudad, a pesar de la renovación, de la juventud y de la figura esperanzadora que despierta en ciertos sectores de ciudadanos su candidato a la Alcaldía.
Crecen candidaturas alternativas
Desde el punto de vista de los avances y progresos de movimientos ciudadanos, en la región de Occidente, toma forma la idea de elegir candidaturas que se proyectan como alternativas, independientes y comprometidas con los postulados trazados por el Gobierno Nacional en materia de potenciar la vida, la agroindustria, el turismo y la belleza regional. Llama la atención que tres de las candidaturas a la Alcaldía de Chiquinquirá con más opciones, según las encuestas, están encabezadas por personas avaladas por firmas o por movimientos alternativos.
Todo apunta a que las candidaturas con más opción en Caldas, Pauna, San Pablo de Borbur y Muzo, tienen como protagonistas a líderes políticos marcados por la idea de ‘lo comunitario’, con convicción hacia las apuestas productivas desde el accionar de la tierra y con la voluntad de transitar hacia la paz.
Para algunos analistas, al consolidarse el triunfo de candidaturas marcadas por el progresismo y el discurso renovador que les da poder a las comunidades organizadas, se establecería un “corredor estratégico de desarrollo y sostenibilidad” para Occidente.
El Pacto Histórico
Sobre los avances de los movimientos sociales y políticos en la región que trabajaron para sumar a la aspiración presidencial de Gustavo Petro, apenas destacan algunos liderazgos y propuestas que van a jugar un papel frente a esta contienda. En especial, por la novedad de sus discursos, la promesa de cambio y por la apuesta agrícola, paisajística y turística. Aunque en Occidente no ganó Petro, sí alcanzaron a dibujar estructuras políticas válidas para continuar construyendo los ideales de una “izquierda unida”, en búsqueda de la defensa de los intereses de la región, ahora, en cabeza del candidato a Gobernación Giovany Pinzón.
Para esta contienda de elecciones regionales, destacan las aspiraciones de tres mujeres que, a nombre del Pacto Histórico, quieren poner en el centro de la agenda política las prioridades del actual Gobierno Nacional. Ellas son: Paola Hernández Burgos, Ana Aidee Cañón Avella y Ruby Murillo, candidatas a las alcaldías de Chiquinquirá, Caldas, Muzo, respectivamente.
En algunos municipios el Pacto consolidó listas a concejo en asocio con el Polo Democrático, Colombia Humana y el Movimiento MAIS. Y una candidatura a Asamblea Departamental en cabeza del exalcalde de Pauna Gustavo Heladio Torres Sánchez.
El particular caso de Chiquinquirá
Es la ciudad boyacense con mayor cantidad de candidatos a la Alcaldía, son en total 15 aspirantes. Se suma el fantasma de la influencia de dos sectores políticos que se han disputado, controlado y ejercido el juego del poder en los últimos 12 años en esta ciudad.
Los ciudadanos se enfrentan a la posibilidad de romper la hegemonía de estos dos bloques políticos, con un acto de contundencia en las urnas o mantener postrada a la ciudad con las viejas prácticas clientelistas y dominantes que han lesionado profundamente las finanzas, la estabilidad, el empleo, la movilidad, la seguridad y la idea de crecimiento y progreso para esta ciudad.
El desafío para las próximas elecciones cobra mayor importancia si se tiene en cuenta que se trata de la cuarta ciudad más importante de Boyacá, carente de representación parlamentaria en la actualidad, consumada en una crisis histórica por la falta de agua potable y con un desolador panorama en materia económica, sanitaria y ambiental, por cuenta de un horizonte de privatizaciones, del cual se han sentido atraídos los últimos mandatarios locales.
Quiero que mi chiquinquira vella cómo capital religiosa tenga agua potable que lleva 40 años esperando que no se sigan robando los recursos estamos cansados de los políticos y partidos corruptos que sea lo mejor para chiquinquira