Se trata de un documental sobre la construcción de paz que se realizó a principios de los años 90 en el municipio de San Pablo de Borbur al occidente del departamento de Boyacá, a raíz de la guerra atroz que se agudizó en esta parte del país por el control de las esmeraldas. Una producción audiovisual impulsada por el Programa de Desarrollo y Paz Boyapaz, que contó con el apoyo de la Estrategia de Iniciativas de Memoria Histórica del Centro Nacional de Memoria Histórica CNMH.
El lanzamiento se realizará el próximo sábado 25 de junio en el Polideportivo municipal de San Pablo de Borbur (Boyacá), a las 6:00 p.m.
25 minutos de narración oral desde la voz de los sobrevivientes, donde se relata el amor de los habitantes de la región a la tierra, las esmeraldas; la guerra que se vivió en el territorio por este mineral; la firma del acuerdo regional de paz; el paso del narcotráfico y el paramilitarismo y, al final, el deseo por construir una memoria colectiva que no deje en el olvido lo que allí sucedió.
La minería en Colombia, el caso de las esmeraldas y la renombrada “guerra verde”, son, quizás, algunos de los temas sobre violencia de los que más se habla con relación al occidente de Boyacá. En la memoria colectiva afloran varios nombres de quienes combatieron a sangre y fuego por el dominio de las tierras y el control de las esmeraldas. De lo que poco se habla en esa memoria selectiva que tenemos como sociedad, es que allí mismo donde brotó la guerra, hace 30 años, se forjó un proceso de paz impulsado desde sus pobladores y pobladoras.
San Pablo de Borbur, junto con el occidente de Boyacá, a cuatro horas de la Capital, Tunja, estaba a medio camino de convertirse en la región más peligrosa del país. Alrededor de 3.500 muertos y 1.500 desaparecidos (cifras no oficiales) en menos de una década a raíz de la violencia entre pueblos hermanos así lo registraban.
Coscuez y Peñas Blancas son dos inspecciones pertenecientes a San Pablo de Borbur. Estos dos territorios unidos por lazos de amistad y familiares, se vieron envueltos en una guerra sin asedio a causa del asesinato de una persona cerca de una mina, y por el control de la explotación de las esmeraldas en la región, germinando una guerra que se expandió por todo el municipio y territorios cercanos, marcando fronteras invisibles de movilidad y tránsito entre los habitantes.
“Las esmeraldas, como todo lo que mi Dios nos puso en las manos para que vivamos, disfrutemos y las aprovechemos de la mejor manera, desafortunadamente se hicieron las cosas al revés, nos llenamos de codicia, envidia, egoísmo, avaricia, de todo. ¿Y eso a que nos llevó?”, dice Pablo Santana habitante de la vereda Santa Bárbara, en el documental.
Las historias visibles y que dominan sobre la región están relacionadas por el control del poder, los que toman la voz, y los que cuentan la memoria, invisibilizan a los más afectados: de los campesinos y campesinas, esos que dejaron sus cultivos para dedicarse a la minería.
Pero en esta oportunidad escuchamos, vemos y apreciamos las voces ausentes de aquellos que la violencia ha silenciado. Boyapaz, excava por todo el territorio las voces de quienes se vieron afectados por la guerra de las esmeraldas en los años 80 y 90.
“6 años de guerra dura, matando más que todo gente inocente, porque los que estaban en el conflicto no murió ninguno. Murió gente del campo porque vivían en Borbur”, dice Saul Obando, habitante de San Pablo de Borbur.
Este documental expone un hecho que deja en la mira otro de los tantos temas que se ven enlazados en el contexto de la guerra en Colombia, en esta oportunidad las esmeraldas y el control territorial por los grupos armados. Esa extraña ecuación social donde algo tan hermoso y bello producido por la naturaleza, el “oro verde”, fue capaz de sacar lo más oscuro, horrible y despreciable de la humanidad, matar por el dominio de dicho mineral.
De las venganzas a la reconciliación.
A pesar de todo lo vivido, de ver como murieron personas por esta guerra, las amenazas y los desaparecidos, los habitantes del occidente de Boyacá se reunieron para dar solución a este conflicto. Por medio de cartas y la ayuda de la Iglesia Católica, se dieron los primeros acercamientos de diálogo y confianza para firmar lo que después sería un acuerdo de no violencia entre la comunidad.
“Esto fue de puro pueblo, nosotros hicimos el problema y nosotros lo solucionamos también. Despojamos el rencor”, dice Henry Candela, a lo que complementa con: “somos agroesmeralderos. Sufrimos, pero la violencia debemos contarla con un parque que relate esta historia, con toda la leyenda del territorio”.
Ya en la época de los 90 los cultivos de coca y el paramilitarismo se tomaron la región. A pesar del acuerdo de paz, la violencia parecía resistirse a salir del territorio. Sin embargo, el amor por la tierra de los pobladores no dejó que este tema tomara fuerza y en su empoderamiento al territorio fortalecieron procesos productivos que los sacaran de tener cultivos de uso ilícito, como la creación de una empresa.
El espectador que vea “Renacer: construcción colectiva de paz en San Pablo de Borbur”, podrá hacer un recorrido sobre la importancia de la minería donde se resalta la voz de las mujeres en un oficio que parece exclusivo de los hombres. Se explica el amor al trabajo y el sueño por encontrar por medio de una “guaca” la posibilidad de otro futuro económico. Los cascos marcados por la tierra, las carretillas, los huecos en las montañas, las linternas, las caras y manos negras, junto a cascadas, neblina y el verde de la naturaleza, son la muestra de este territorio exclusivo a la minería y la paz de los que pocos hablan.
El lanzamiento se realizará el próximo sábado 25 de junio en el Polideportivo municipal de San Pablo de Borbur (Boyacá), a las 6:00 p.m.
*Con información BoyaPaz