Por | Carlos Castillo Quintero
Como una lanza terminada en fuego
apareció el maíz, y su estatura
se desgranó y nació de nuevo.
Pablo Neruda, Canto general
Antonio Caro (Bogotá 1950-2021) irrumpe en el arte colombiano hacia la década de los años setenta del siglo XX. Su obra, escandalosa y polémica, desde entonces ha estado vigente, siendo hoy un referente del arte conceptual en América Latina. Desde Cabeza de Lleras (1970), hasta la más reciente Jabón, bendito jabón (2020) Caro mantuvo una propuesta que trasciende el objeto artístico y su especulación comercial y centra su propósito en la idea.
Los mecanismos de poder del circuito institucional de las artes no estuvieron ajenos a lo que propuso Antonio Caro. De su trabajo, como es previsible en una obra inscrita plenamente en lo conceptual, se ha dicho de todo:
En un comentario sobre el Salón Nacional de Artistas de 1976, en el que [Caro] recibió mención, la poetisa y periodista María Mercedes Carranza escribió en Nueva Frontera que «un aviso que dice Colombia en letras de Coca-Cola es una tontería simpática, o sea una boutade». Pero Eduardo Serrano, miembro del jurado, se expresó de ella como «ejemplo de verdadero arte político”[i].
Luis Camnitzer, señala:
Caro seguramente encaja en la corriente artística que desde 1960 se ha categorizado como conceptualismo. Pero también encaja en algo más vasto y culturalmente más importante. Caro se manifiesta en una forma muy particular de guerrilla visual. Cuidadosamente apunta para errarle a los blancos de tiro definidos y amados por la estructura de poder artística, del mismo modo que su voluntad de localismo es difícil de exportar.[ii]
De otra parte, Carmen María Jaramillo en Fisuras del arte moderno en Colombia, dice:
El trabajo de Caro con el lenguaje no pretendía definir palabras concretas sino conceptos complejos de improbable definición a nivel consensual, como en la palabra Colombia. La idea de nación, aplicada al territorio colombiano, ha sido asunto de la más larga y álgida discusión; la alusión al colonialismo económico y cultural de Estados Unidos en Colombia (fusión nominal con el logotipo de Coca-Cola o Marlboro) más que definir la idea de nación o de identidad, contribuyó en forma crítica a ampliar las dudas y los interrogantes al respecto”[iii].
Queda claro que más allá de la validez estética de la obra de Antonio Caro, interesa su validez conceptual que es en donde está toda su fuerza, en particular aquello que tiene que ver con “la alusión al colonialismo económico y cultural de Estados Unidos en Colombia”, lo cual es evidente en trabajos como Colombia Marlboro, Colombia Coca Cola, El imperialismo es un tigre de papel, o Minería, entre otras. Bernardo Salcedo, refiriéndose al arte conceptual foráneo afirmó que representaba “la imposibilidad de soñar que tiene actualmente el hombre y que los países en vía de desarrollo no pueden acoger, pues representan estas modas, el vacío sensorial del artista”[iv]. Si a las expresiones “imposibilidad de soñar” y “vacío sensorial del artista” se adiciona la de “Patria boba” acuñada como burla en el siglo XIX, podemos configurar el mapa de…
Una Colombia que parece siempre dispuesta para entregarse sin reparos al más mediocre y mezquino de los precios. Columbia sería el nombre de este paraíso selvático sin dueño ̶̶̶ hoy mejor conocido como paraíso minero ̶̶̶ servido en abundancia para los demás. Quizá habrá de recordarse pronto en un museo patrimonial este momento de fatal peligro, como mordazmente intenta emular esta instalación sostenida en el profundo silencio del vacío[v].
La cita es el texto curatorial de “El país de los demás”, proyecto artístico de Fernando Arias que cuestiona desde diversos ángulos el colonialismo de Colombia, y señala la urgencia de “definir la idea de nación o de identidad”, o, si se prefiere, de abandonar por completo dicha intención. Así lo sugiere la metamorfosis de la palabra Colombia, hacia Columbia, tránsito del país selvático que “hace parte de la reserva forestal más grande de la tierra”, hacia el país minero “paraíso sin dueño que vive de la rapiña y es feliz con el vacío”[vi]. La obra de Arias establece un diálogo con la de Caro, la resignifica no sólo en lo conceptual sino también en su forma y manufactura: caligrafía de Coca-Cola y uso de materiales no convencionales. El Columbia de Arias está “dibujado” con polvo de oro.
Entre una y otra propuesta han transcurrido cerca de cuatro décadas. Han cambiado algunas cosas en el medio artístico nacional, y sin embargo, la dependencia económica y cultural del país es cada vez mayor, y es aquí en donde el aporte crítico de Antonio Caro a través de su obra es representativo, no sólo por lo constante, sino también por su dolorosa validez: Cabeza de Lleras, Colombia Marlboro, Colombia Coca Cola, Achiote, Maíz, El imperialismo es un tigre de papel, Todo está muy caro, Firma de Manuel Quintín Lame, Aquí no cabe el Arte, 500, Malparidos, Minería, Gabriel, Jabón…
Víctor Albarracín en su libro El tratamiento de las contradicciones le dedica a Antonio Caro un breve relato: “Quizá A, realmente, guarde en una cajita de terciopelo negro una dentadura de oro puro con incrustaciones de diamantes. Quizá, en la soledad de su casa vaya, sonriente, hasta el silencio cómplice del espejo y se convierta por unos efímeros instantes en el émulo perfecto de Snoop Dogg”[vii].
Termino con esa imagen feliz: Caro, con una dentadura de oro puro, sonriéndole al espejo de la eternidad.
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Imágenes:
1.- Antonio Caro: “Colombia Coca Cola”, 1975. Pintura industrial sobre lámina de zinc.
2.- Fernando Arias: “El país de los demás”, 2012. PVA y polvo de oro, dimensiones variables
3.- Antonio Caro: “TODO ESTA MUY CARO”, 1978. Tipografía.
Notas
[i] GUERRERO, Diego. “’Colombia, una obra muy Coca-Cola”. en: El Tiempo, Bogotá, julio 20 de 2008.
[ii] CAMNITZER, Luis. “Antonio Caro: guerrillero visual”, Revista Poliéster. Vol. 4, N. 12, 1995, p. 43
[iii] JARAMILLO, Carmen María. Fisuras del arte moderno en Colombia. Fundación Gilberto Alzate Avendaño, Bogotá, 2012, p. 312.
[iv] CHÁVEZ, María Luisa. “Salcedo en la Belarca”. El Espectador, julio de 1972. Citado por Carmen María Jaramillo. Op cit., p. 313-314.
[v] SÁEZ DE IBARRA, María Belén. “El país de los demás, un proyecto de Fernando Arias”. Texto curatorial. [En línea]. Portal Galería NC.
[vii] ALBARRACÍN LLANOS, Víctor. El tratamiento de las contradicciones. Ministerio de Cultura / Editorial Press. 14 salones regionales de artistas, 2012. Solapa derecha y pág. 142