Por Juan Guillermo Ramírez Jaramillo Periodista económico
El sector del turismo y en general del entretenimiento ha sido uno de los más golpeados por la pandemia. Así lo corroboran las cifras. El sector turístico en el mundo calculó en 75 millones el número de empleos en riesgo de desaparecer de forma inmediata como consecuencia de la pandemia por el COVID-19. La restricción universal a los viajeros provocó una caída del 97 % en las llegadas de turistas internacionales, luego de una disminución del 55% en marzo según cifras de la Organización Mundial del Turismo (OMT). Igualmente, entre enero y abril de 2020, éstas bajaron un 44%.
Lo anterior representa, 180 millones de turistas menos, y una pérdida de aproximadamente US $195 mil millones en ingresos por turismo mundial, según OMT. El impacto de la caída de la demanda de podría suponer la pérdida de entre 850 y 1.100 millones de turistas internacionales, y con ellos, de entre 910.000 millones y 1,2 billones de dólares en ingresos por exportaciones del turismo.
El informe observa que el 100% de los destinos del mundo siguen teniendo restricciones de viaje relacionadas con la COVID-19. Además, el 75% continúan con sus fronteras completamente cerradas al turismo internacional. En el 37% de los casos, las restricciones de viaje llevan más de diez semanas en vigor, mientras que en el 24% de los destinos del mundo, las restricciones llevan vigentes más de 14 semanas.
El brote mundial de COVID-19 ha llevado al mundo a su paralización, y el turismo ha sido el más afectado de todos los grandes sectores económicos. En un marco de incertidumbre exacerbada, contar con información actualizada y fiable es más importante que nunca, tanto para los turistas como para el sector.
En todas las regiones más del 65% de sus destinos están completamente cerrados al turismo: África (74%), Américas (86%), Asia y el Pacífico (67%), Europa (74%) y Oriente Medio (69%).
El secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, hace un llamado a los gobiernos a trabajar con los empleadores privados para salvaguardar el empleo y los medios de sustento, argumentando que “los gobiernos no deberían eliminar los recursos asignados al turismo en sus presupuestos para 2020”.
En Colombia el panorama es grave. Lugares como Zipaquirá y su Catedral de Sal; Villa de Leyva, con su enorme plaza central; Panaca y el Parque del Café, desocupado y con animales solitarios, y Cartagena de Indias, que llora la ausencia de sus turistas y de sus inmensos barcos atracando en sus muelles. Por no hablar de los pueblos pequeños en Antioquia, Caldas, Tolima, Huila y la costa Atlántica y Pacífica, por mencionar algunos, que viven enteramente del turismo.
Es una realidad que no deja más que caos, lágrimas y dolor en medio del virus que parece, decir “aquí estoy y aquí me quedo”.
El hambre agobia y la falta de trabajo también. Ni siquiera la informalidad ha logrado repuntar, porque “no hay a quien venderle nada”, con medidas como el pico y cédula, toques de queda y sanciones a quienes transiten por las calles.
Un informe elaborado por la revista HYPERLINK «https://www.semana.com/nacion/articulo/y-cuando-volvemos-el-drama-del-turismo-en-colombia-por-el-coronavirus/681049» Semana asegura que antes del coronavirus, Bogotá recibía alrededor de 13 millones de turistas al año, de los cuales 1,9 millones eran extranjeros. En las épocas de bonanza, según el DANE, el turismo venía creciendo en un 4,6%. En 2019 llegó a representar el 2,9 del PIB de Bogotá y generó 111.000 empleos en la capital y Cundinamarca. Todo eso hoy está en riesgo.
El mismo informe entrega datos sobre Cartagena: “el año pasado, más de 2.300.000 colombianos y 528.000 extranjeros visitaron Cartagena. Las cifras para 2020 eran más prometedoras. Hoy no hay a quién venderle nada, el 95,5 por ciento de los establecimientos del sector turístico están cerrados”.
Y ni que hablar de Villa de Leiva. “Parece un pueblo fantasma”, dicen los moradores. “Extrañamos Villa de Leyva, el poder caminar de la mano con la familia en sus calles empedradas, el disfrutar de sus hermosos paisajes, su arquitectura colonial. Esto es algo que en esta cuarentena nos ha marcado a muchos. Nos gusta Villa de Leyva, pero recuerden que el 29 de noviembre están superinvitados a volver”, dijo Nairo Quintana en un medio de comunicación.
Reactivación, ¿cuándo?
El gobierno colombiano acaba de sacar un nuevo alivio para solventar los problemas de liquidez y lograr dar continuidad a las empresas que se han visto impactadas al no poder reactivar sus actividades en medio de la emergencia sanitaria ocasionada por el COVID-19. Esta nueva línea de garantía para reactivar el sector de turismo se hará a través del Fondo Nacional de Garantías (FNG), y se denomina “Sectores más afectados mipymes”, la cual forma parte del programa “Unidos por Colombia” y tiene dispuestos recursos por un billón de pesos.
Con dicha línea se busca facilitar el acceso a créditos y mejorar las condiciones financieras de las compañías, cuyas actividades económicas están más afectadas por la disminución en sus ingresos, tales como alojamiento, entretenimiento y restaurantes, entre otras.
Este nuevo alivio tiene como fin garantizar los créditos para que las empresas asuman los gastos de personal, costos fijos (arriendo, servicios públicos, etc.) y demás recursos que requieren para mantener su continuidad, con una cobertura del 90 % y un subsidio parcial de la comisión del 75 %, a cargo del Gobierno Nacional.
Según cifras que entrega el Ministerio de Turismo en Colombia, entre enero y marzo de este año llegaron al país cerca de 1.038.045 visitantes no residentes, presentando una caída de visitantes en especial de Brasil -30.2 % y Argentina -21,5 %. Estas cifras, obviamente son antes de la cuarentena. Las cifras de junio aún no se conocen y mejor que ni las sepamos, porque entraríamos en un mercado de lágrimas bien grande.
¿La solución? No la sabemos. Créditos, modificación de días festivos del año 2020, reabrir paulatinamente el turismo interno con todas las medidas de bioseguridad, reducción temporal del IVA para servicios asociados al turismo o sentarnos a llorar. Lo único cierto es que el COVID-19 llegó para quedarse por un buen tiempo. Y mientras tanto Cartagena, San Andrés, Guatapé, el Eje Cafetero, San Agustín, Villa de Leiva y los balnearios tradicionales en todos los pueblos colombianos, seguirán en cuarentena hasta que alguien se apiade de ellos.