El sonido de las cacerolas llegó a oídos del Gobierno Nacional, que tuvo que salir a explicar que el Decreto 418 no deroga los decretos emitidos por administraciones municipales y departamentales.
La noche del 18 de marzo Colombia vivió el primer cacerolazo sin distingo de clases, edad, sexo, raza o ideología política. Los colombianos al unísono reclamaron al Gobierno Nacional por desestimar los esfuerzos que viene haciendo cada uno de los mandatarios regionales para enfrentar la crisis sanitaria.
Boyacá no fue la excepción. Desde las ventanas de las casas en varios municipios se escuchó el sonido de las cacerolas al golpear, a modo de reclamo por lo que muchos consideraron una determinación injusta e inapropiada para la emergencia que vive el país.
El cacerolazo duró cerca de una hora, pero ese tiempo fue suficiente para que el Gobierno Nacional entendiera que el reclamo de los colombianos para que se respete la autonomía de las regiones y el deseo popular.
Así las cosas, el Gobierno Nacional tuvo que salir a explicar por diferentes medios y plataformas que el Decreto 418 no deroga los decretos emitidos por alcaldes municipales, distritales y gobernadores; solo pide que las medidas sean socializadas con el Ministerio del Interior para que haya unidad en las decisiones que se tomen.
En Boyacá el gobernador, Ramiro Barragán, ha explicado que las medidas de cierre de fronteras, toque de queda y ley seca siguen vigentes. Igualmente lo ha hecho el alcalde de Tunja, Alejandro Fúneme, con las disposiciones que se han expedido a nivel municipal.