Por | Manuel Humberto Restrepo Domínguez
Relato 1. El sinvergüenza
Referido a quien obra o habla sin respeto y con descaro; podría ser el caso del extranjero Wiz Khalifa y J Álvarez, quien, además de cantar y hacerlo muy bien en el publicitado evento, se jactó públicamente de su adicción a las drogas y fue noticia de primera página de los grandes medios de manipulación mediática, por alardear del mayor capo de la mafia, exparlamentario y organizador del sicariato y desvalorizador de la vida, Pablo Escobar, que corrompió al mercado y al Estado, en el país que más muertos propios ha puesto gracias precisamente a la indolencia criminal y comercializadoras de drogas. El artista mostró su afecto al poder y gloria de su héroe personal y el alcalde que lo controvirtió, quedó como un entrometido de la vida personal del cantante, por reclamar al menos una excusa para la ciudad de Medellín que gobierna. En este relato triunfó el sinvergüenza, porque los medios subieron rating con los imaginarios de héroes y bandidos y pusieron a prueba sentimientos viscerales con encuestas que no preguntaron por los símbolos de la vida y la resistencia que representan las víctimas, si no por el derecho personal del cantante en su adicción por el capo victimario. Queda por imaginar lo que podría pasarle a un colombiano, también artista como él, que hiciera algo parecido en el territorio de los Estados Unidos del odio y la xenofobia que gobierna el Ciudadano T.
Relato 2. El cínico-sinvergüenza
Es cínico es el que finge descaradamente y miente impúdicamente, como podría ser el caso del Ministro de Minas y Energía de Colombia, que menosprecia el sentido y significado político y social de la consulta popular ganada por el pueblo, en contra de la minería en Cajamarca, Tolima. El Ministro además entra al terreno del deshonesto y sinvergüenza al alegar, imponiendo la fuerza de su investidura, que fue un reducido número de campesinos desinformados, el que votó, (seguramente dirá en los cocteles y reuniones a los lobistas transnacionales que no se preocupen, que esto es corregible o comprable, por ser obra de la ignorancia y el poco entendimiento de seis mil campesinos arriados por alguna guerrilla de las que suelen invocar los gobernantes para estas ocasiones) y de otros pocos ambientalistas y activistas, empeñados en exacerbar resentimientos basados en diferencias sociales y que por tal razón, lo que ocurrió es un simple trámite de menor valía, porque lo de fondo según él, corresponderá a los estrados judiciales y allí sí que el Estado y los negocios mostrarán sus dientes.
Es cínico el ministro, cuando borra diferencias entre Estado y Nación y entre su competencia y la soberanía popular y asume que “su” legalidad, debe estar por encima de los derechos de los pueblos. Hay un obrar de sinvergüenza, cuando con descaro desconoce u oculta las catástrofes producidas por la minería legal con grandes afectaciones a la vida humana, destrucción de ecosistemas y despojo consentido de la riqueza nacional. Para mostrar el actuar cínico-sinvergüenza valga tratar referencias históricas (de conocimiento necesario de un ministro de minas en razón a su cargo), tales como que los españoles cuando llegaron a América ocuparon con sus caballos, arcabuces, perros de presa, armas de fuego y sevicia criminal, los territorios y despojaron del oro sagrado a los habitantes de estas tierras en el siglo XVI, y que de su gesta empresarial de barbarie quedaron millones de muertos esparcidos por el continente. De allí nació la minería que también cambió el color a las aguas de los ríos al lavar el oro y mancharlas con la sangre de indígenas, que no entendieron por qué, ni de qué manera la espada y la cruz imponían una legislación ajena, medieval que justificaba legalmente el saqueo y la injusticia en nombre del preciado metal.
Las reales minas, eran propiedad de un rey que nunca tocó el terreno de donde salía el oro, ni vio con sus ojos de qué manera se obtenía cada gramo de la riqueza que lo hacía poderoso. Igual que el rey la Anglo Gold Ashanti y otras más, ignoran a los campesinos, indígenas, afro y mestizos de estas tierras, que trabajan en condiciones precarias y humillantes, sin saber quiénes son los enriquecidos dueños de su trabajo y de la riqueza que extraen, como tampoco sabrán cuántos de esos recursos producidos aquí serán invertidos en terror y muerte allá, en otras tierras lejanas, también sometidas al arbitrio legal que justifica la muerte.
El Ministro finge no saber que “Cuando la mano de obra indígena se agotó debido a la mortalidad, España autorizó la traída de negros africanos que llegaban a Cartagena. Allí eran vendidos a sus nuevos amos que los llevaban a las respectivas regiones mineras donde se les requería: Antioquia, el Chocó, el alto Cauca y el valle del Patía. Otras áreas mineras que funcionaron en esos siglos en otras regiones, como los actuales Huila, Tolima y Santanderes, trabajaban con mano de obra indígena o mestiza por el antiguo sistema de la mita.
Durante tres siglos largos el actual territorio colombiano produjo oro y lo envió a España a razón de tres, cuatro o más toneladas métricas por año. A lo largo de ese tiempo no se realizó ninguna innovación tecnológica en la minería neogranadina. Esta tecnología contaba solamente con la mano de obra esclava, algunas herramientas de hierro y la pólvora negra como medios de producción” [1]. En el siglo XIX, trajeron cianuro, mercurio y dinamita y cuando se dio la libertad de esclavos, los cambiaron por trabajadores asalariados, en todo caso, expuestos a seguir muriendo en la misma miseria.
En el siglo XX aumentó la producción de oro y en 1941 alcanzó su nivel máximo y su caída; su lugar en la economía fue ocupado por agricultura, manufactura y ganadería. En 1971, el precio del dólar en oro reactivó otra vez la minería. Las conclusiones de diversos estudios [2] y experiencias coinciden en señalar que la calidad de vida de la población de las zonas de explotación de minerales no sólo no mejora, sino que en la mayoría de los casos ocurren retrasos, en contraste con otras regiones no mineras.
Los indicadores de pobreza de Chocó, anuncian que desde 2009 se incrementó de manera acelerada la obtención de oro hasta alcanzar un 39% de la producción colombiana (el 42% se concentra Antioquia), pero su déficit de vivienda (82%), de agua potable, servicios sanitarios y bienestar colectivo son el ejemplo que brilla.
Relato 3. Cínicos, sinvergüenzas y deshonestos
Así podría denominarse el actuar de quienes sin pudor alguno, convocan a protestar contra la corrupción, contra el mal gobierno de Santos, contra la Paz o contra lo que sea, lo importante no es el qué, si no el contra. Invitan a tomarse las mismas calles, que ellos hace poco mandaban a rastrillar con ametralladoras, a limpiar con mercenarios, a castigar con el SMAD o a eliminar o sustraer con paras, por la presencia de supuestos terroristas (falsos positivos). Con cinismo convocan a hacer algo aun a pesar de ser contrario a su naturaleza ideológica de ultraderecha, para distraer su descomposición interna y darle un respiro a su proyecto de poder, que combina todas las formas de lucha tratando de “incautar pueblo” para acomodarse en las elecciones presidenciales de 2018. Ir contra lo que sea, como argucia política, es cínico; y, valerse del todo vale es vergonzoso y deshonesto.
La memoria señala que el gobierno más cuestionado y cruel de la reciente historia lo encarnó el régimen Uribe, que como ningún otro distribuyó odio, barbarie, falsedades, engaño y truculencia, sin importar el dolor y sufrimiento que dejaba a su paso para favorecer negocios como el de la minería del oro (del relato anterior), las zonas francas (con Tom y Jerry) y la legalización del despojo de tierras y capitales (ganaderos, terratenientes, Agro ingreso seguro).
El Ex procurador, que hace de segundo anillo de convocantes, olvida que fue destituido de facto, por el Consejo de Estado, lo que resulta vergonzante y moralmente repudiable (según sus reglas que no son de ética si no de moral, sería pecaminoso su llamado). En general, resulta impúdica y deshonesta la convocatoria a protestar; con solo indicar que la mitad de gobernantes, entre ministros, consejeros, militares, dirigentes políticos y familiares del régimen Uribe están en la cárcel, son prófugos, o están sub judice y aun así con cinismo convocan en nombre de la honestidad.
Es vergonzoso que otra vez desempolven los engaños sobre la homosexualidad contagiosa, la atea ideología de género o el país castrochavista, lo que adicionalmente resulta perverso y criminal, en un país que se apresta y se pone su mejor traje para: reafirmar la memoria y el respeto por las víctimas y hacerla respetar de los sinvergüenzas.
Seguir la ruta de Cajamarca y en todos los territorios crear uno, dos, tres, muchas Cajamarcas de resistencia y dignidad contra la minería transnacional y saqueadora; y defender la utopía de paz en construcción con verdad y justicia, sin intervenciones maliciosas de sinvergüenzas, cínicos y deshonestos que como sea quieren empujar al país a una hecatombe.
Notas
[1] Poveda Ramos, Gabriel, La minería colonial y republicana, Banrepublica.
[2] Garay, Luis Jorge. Minería en Colombia: institucionalidad y territorio, paradojas y conflictos. Numa Silva, Sergio, Nota sobre La Minería en Colombia, la maldición de los recursos naturales, el tiempo.com/16 de enero de 2014. Las maravillas de la minería legal, Sobre caso Brasil dice ONU: La escala del daño ambiental es equivalente a 16.000 piscinas olímpicas de residuos de lodo tóxico contaminando el suelo, ríos y el sistema de agua en un área de más de 850 kilómetros”, semana sostenible, 25/11/2015. Dos miradas a la minería, elespectador.com, 10 de febrero de 2013. La expansión de la minería tóxica y sus consecuencias. Caso testigo: la mina de oro de Andalgalá, Catamarca, lavaca.org, 23/03/2006. Minería para construcción: la cara del desastre ambiental, periódico U.N, 12 de abril de 2014.