D1, contra el pequeño comercio ¿Cuestión de decoro?

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El pasado 28 de febrero el periódico EL DIARIO publicó en su página web un artículo titulado “Fenómeno D1 puso contra las cuerdas al comercio minorista de Tunja”(1), donde señala que los comerciantes de la capital boyacense se encuentran inconformes con la apertura de varios puntos de venta de la cadena de tiendas D1 (que podrían pasar de 17 a 19) en la ciudad. En éste se exponen una serie de razones que llevan a pensar en la quiebra del pequeño comercio.

Entre otros factores, se destacan las ofertas, promociones y menores precios ofrecidos por la cadena. Sin embargo, en actitud cómoda apunta que la cadena de tiendas es legal porque paga impuestos, y llama a los comerciantes a adaptarse y sacar provecho de la nueva situación, así como a soportar decorosamente la competencia, bajo la concepción del “derecho divino” a la libre competencia. Nada de ello puede tomarse a la ligera y resulta pertinente hacer algunas observaciones a semejante simpleza.

En primer lugar, la cadena de tiendas de descuento D1, que abrió en septiembre pasado su punto de venta número 500 en el país (precisamente en Tunja) y que planea abrir más de 150 puntos nuevos este año, es propiedad de Koba Colombia, sociedad en la que participan el grupo Santo Domingo -accionista mayoritario-, Capital Group (Fondo  americano) e IGAH (Compañía suiza), y debe su éxito a un formato de ventas que combina la reducción de costos en infraestructura, logística, transporte y publicidad con la promoción de marcas propias, que en su conjunto le permiten ofertar productos a un precio 30% o 40% debajo de sus competidores (2). Es decir, que los comerciantes minoristas del departamento, propietarios de negocios, en su mayoría de tipo familiar, deberán enfrentarse a una empresa multinacional, con la capacidad de comprarles a sus proveedores a bajos precios y contratar directamente con las maquilas que producen los productos de sus marcas.

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En ese sentido, es entendible la preocupación de los comerciantes tunjanos sobre la posible proliferación de puntos de venta de la cadena en la ciudad y no menos preocupante debe ser para la sociedad Boyacense.  Esto si se tiene en cuenta que la actividad comercial genera el 21, 9% (3) del empleo en el departamento y que el comercio registra más del 50% de las renovaciones y matriculas mercantiles ante las cámaras de comercio. Tan solo en Tunja, esta rama de actividad ocupa más de 23 mil personas (4), contrastando con la generación de empleo de las sucursales de D1 donde apenas se ofrece una veintena de puestos de trabajo.

No estamos augurando que los negocios comerciales van a caer uno tras de otro con la nueva competencia, pero sí advertimos que la irrupción de las tiendas D1, que reportó al cierre de 2016 ventas alrededor de los 2,2 billones de pesos, disminuirá sensiblemente las ventas de los comerciantes locales, deteriorando, no solo las economías de estos, sino a todos aquellos que dependen indirectamente de la actividad: transportadores, proveedores regionales y trabajadores del comercio, etc. De tal forma que la eventual pérdida de ingresos en el pequeño comercio a manos de los D1, no empobrecerá únicamente a las familias que derivan su sostenimiento de esta actividad, sino también a la sociedad boyacense en su conjunto.

En este escenario en el artículo de El Diario se llama a los comerciantes a no “atacar o desprestigiar la competencia”, a “generar estrategias de marketing”, a vender productos “de mediana y alta calidad”, y a incentivar “el trato y experiencia que se genera en el cliente”. Al respecto, nos cuestionamos ¿Con qué recursos van a promover los tenderos estrategias de marketing, si sus réditos apenas alcanzan para los gastos básicos de su familia? ¿Cómo van a competir con el Grupo Santo domingo, a los que se suman americanos y suizos, si estos compran directamente a los proveedores o en su defecto a las maquilas? ¿A quién se le ocurre que los boyacenses ante la difícil situación económica, van a preferir comprar en la tienda de la esquina “por el buen trato”, que en los D1 por los menores precios?

Parece que el autor del artículo publicado en El Diario, es propenso a caer en el viejo sofisma neoliberal, de que quien es competitivo puede quedarse y quien no, puede mudar de actividad, como de calcetines diariamente, más cuando el departamento se ha mostrado incapaz de absorber fuerza de trabajo en diferentes ramas de la economía; o que a partir de una matera, se puede construir un emporio a base de emprenderismo y cara dura ante la competencia desigual.

Por último, planteamos que la solución al problema no pasa porque los boyacenses y colombianos, empobrecidos por el mezquino aumento del salario mínimo y por las nuevas cargas impositivas, se disuadan de comprar en los D1 para favorecer a los tenderos tradicionales, mucho menos que los comerciantes se resignen y asuman “decorosamente” la nueva competencia. Por el contrario, se hace necesaria la intervención del Estado y sus instituciones para salvar al pez pequeño de ser comido por el pez grande, pues no sería justificable que por fe en la libre competencia, se consienta el aumento de la desigualdad y la pobreza en el departamento.

Por | Jeison David Alfonso Barrantes
Helio Ricardo Zabala Castillo
Estudiantes economía UPTC

Fuentes

  1. “Fenómeno D1 puso contra las cuerdas al comercio minorista de Tunja”

https://eldiarioboyaca.com/2017/02/28/fenomeno-d1-puso-contra-las-cuerdas-al-comercio-minorista-de-tunja/

  1. ¿Por qué D1 es tan exitoso y quién está detrás de él?

http://www.elespectador.com/noticias/economia/d1-tan-exitoso-y-quien-esta-detras-de-el-articulo-670872

  1. Plan Departamental de Empleo de Boyacá

http://www.mintrabajo.gov.co/component/docman/doc_download/2682-plan-de-empleo-de-boyaca.html

  1. ICER, Informe de coyuntura Regional 2012

https://www.dane.gov.co/files/icer/2012/boyaca_icer__12.pdf

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