Hace 21 años ‘de un plumazo’ y sin concertar ni darle explicaciones a nadie, el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez le entregó a Gensa de Manizales el manejo de las tres unidades generadoras de energía eléctrica en Paipa. Ahora la clase política de Boyacá espera que el Gobierno de Petro le devuelva Termopaipa a los boyacenses y que aquí, de manera autónoma, se defina cómo se debe hacer la transición a otro tipo de energías.
Congresistas como Jaime Raúl Salamanca y Pedro José Suárez Vacca, ambos cercanos al Gobierno del presidente, Gustavo Petro, están de acuerdo en la necesidad de que Termopaipa regrese a manos de los boyacenses y que, de esa manera, se reverse la medida adoptada hace 21 años por el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, quien por influencia de su ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, le entregó esas unidades de generación a Gensa de Manizales.

“A Boyacá se le debe reconocer una deuda histórica por las afectaciones ambientales que ha soportado durante años”, dijo ayer el representante a la Cámara del pacto Histórico Pedro José Suárez Vacca.
El pronunciamiento lo hizo al final de una reunión realizada ayer en la sede del Ministerio de Hacienda en Bogotá, en donde quedaron en evidencia los malos manejos que directivos de Manizales le han dado a la empresa, los contratos leoninos que se han firmado desde Caldas, supuestamente para hacerle mantenimiento a las plantas de Paipa, los errores administrativos y las equivocaciones de los caldenses en las negociaciones en el mercado nacional de la energía que se produce en Paipa.
La posición de los políticos boyacenses se enfrenta a la tesis de la clase parlamentaria y de los gremios económicos de Caldas que también están presionando para que Gensa siga en Manizales y para que continúe con el manejo de las unidades generadoras de Paipa, ubicadas a 400 kilómetros de distancia.
Según el Comité Intergremial de Caldas, la decisión del gobierno de Uribe de entregarle a Gensa el manejo de Termopaipa hace 21 años no fue producto del azar. “Fue el resultado directo del excelente desempeño, la capacidad técnica y la reputación institucional demostrada por GENSA en la ejecución y culminación del proyecto hidroeléctrico Miel I”.
Parece que los caldenses no saben que, si se trata de generación o de comercialización, Boyacá tiene una tradición de más de 60 años en el sistema energético nacional.
Y mencionan los caldenses que algunas de las principales razones que justifican su permanencia en Manizales, Caldas, son el conocimiento acumulado, el capital humano especializado y el ecosistema técnico e institucional que durante más de 30 años se ha construido en torno a Gensa en ese departamento.
Sobre ese punto desconocen los caldenses el manejo errático que la empresa Gensa ha tenido y las dificultades técnicas que atraviesa Termopaipa por inversiones millonarias que se han hecho supuestamente para hacer mantenimiento y garantizar la operación, con graves repercusiones en materia de contaminación de aire, agua y suelo, afectando la calidad de vida de los boyacenses.
Y, finalmente, también callan que en Manizales hay una nómina burocrática administrativa de más de 200 empleados, con excelentes salarios, casi todos ellos recomendados por políticos regionales, que se paga con la operación de las ‘termos’ de Paipa, en donde apenas hay 150 trabajadores, casi todos obreros, con salarios más bajos, que son los que se encargan de mantener la planta en operación, a pesar de las dificultades técnicas originas por mantenimientos mal hechos.
En la reunión de ayer en Bogotá estuvo el gobernador de Caldas, Henry Gutiérrez Ángel; el presidente encargado de Gensa, Henry William Cruz Casas; los integrantes de la Junta Directiva de Gensa, casi todos funcionarios de los ministerios de Hacienda y Minas, varios congresistas de Caldas, los congresistas boyacenses Aída Avella, Pedro José Suárez y Jaime Raúl Salamanca, el Presidente de la CUT en Boyacá, el Presidente nacional del Sindicato de la Electricidad en Colombia y representantes del Sindicatos de Trabajadores de la Electricidad en Colombia, Sintraelecol, capítulo de Boyacá.
En esa reunión las directivas de Gensa hicieron una exposición de los proyectos de transición energética que tienen proyectados para Boyacá, que es la tierra que ha sufrido el impacto de la generación con las unidades termoeléctricas.
Se refirieron a Los Tunjos, un proyecto de generación de energía eólica que estaría ubicado en Monguí, Mongua y Tópaga; igualmente a un proyecto de energía fotovoltáica con Powerchina, a otro proyecto de energía fotovoltaica, que se construiría sobre los patios de ceniza, en Termopaipa, y a un proyecto de geotermia, utilizando las aguas termales de Paipa.
En su intervención el Sindicato de Trabajadores de la Electricidad en Colombia, capítulo de Boyacá desvirtuó la existencia real de estos proyectos. “Eso parece más una lluvia de ideas que proyectos viables y realizables”, dijo Pedro Rojas, presidente de Sintraelecol.
Según Rojas, son ideas que se les han ocurrido a los directivos, que surgieron después de las últimas movilizaciones de los trabajadores y que, apenas están en papeles y no hay estudios ni de viabilidad, ni financieros, ni técnicos, ni nada.
Según Rojas, el proyecto de energía fotovoltaica que se construiría sobre los patios de ceniza en Termopaipa, en el que invirtieron 320 millones de pesos en estudios, no es viable.
Tampoco es realizable, porque no hay estudios, el estudio de energía eólica en la provincia de Sugamuxi y menos posible un proyecto de generación de energía que propusieron las directivas, supuestamente a partir de basura, porque resultaría más barato construir una nueva planta de energía térmica.
El Sindicato de Trabajadores de la Electricidad denunció ayer que durante los últimos años, desde Manizales, Gensa ha firmado contratos de mantenimiento de las termoeléctricas de Paipa por cerca de 140.000 millones de pesos, que en el papel aparecen como ejecutados o en ejecución, pero que fueron abandonados por los contratistas.
Solo una torre de enfriamiento le costó a Gensa cerca de 85.000 millones de pesos, y las obras están abandonadas, a pesar de que lo que se buscaba era evitar el impacto que las calderas generan sobre el río Chicamocha.
Adicionalmente el Sindicato reveló que en los inventarios de Paipa supuestamente hay 50.000 millones en repuestos, pero que en realidad no existen equipos, herramientas ni elementos para garantizar el mantenimiento de las plantas, con lo cual cada vez producen más contaminación y hay más dificultades para realizar la operación.
Finalmente, el Sindicato denunció que desde Manizales hay un carrusel en el que diferentes empresas de mantenimiento se ganan los contratos pero se trata de las mismas personas que cambian de razón social y, lo más grave, no cumplen en las labores que deben realizar.
Mientras los trabajadores de Paipa insisten en la situación de deterioro y abandono en que se encuentran las unidades de generación de Paipa, hoy habrá una nueva reunión en el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, en la que se espera que, los jefes de esa cartera y del Ministerio de Minas, seguramente con el aval del Presidente Petro, tomen una decisión final sobre el futro de las termoeléctricas de Paipa: o comienzan a ser manejadas por boyacenses o siguen dependiendo de los caldenses.
El representante a la Cámara Pedro José Suárez dice que la situación en que están las termoeléctricas de Paipa es consecuencia directa de años de abandono, en los que administraciones pasadas centralizaron recursos en Manizales y dejaron a Paipa con graves daños ambientales; se prometieron acueductos, carreteras, proyectos ambientales y escuelas.
“Nada se cumplió. ¿Quién falló? Los directivos lejanos y desconectados de la realidad de Boyacá”, concluye Suárez Vacca.
Álvaro Uribe Vélez de verdad resultó peor qué los saqueadores Españoles e Ingleses, pero lo más deprimente es que a Carlos Amaya no se le hubiera ocurrido en pleno JUICIO al ex solicitarle a la Juez que lo condenó haberlo remitido al Barne para que disfrutara en cuerpo propio como es vivir con altura en la Boyacá Grande sufriendo y sin recursos.