Por | Echando lengua / Luis Heriberto Bohórquez / @luchocalidad
Vamos bajando la cuesta que arriba en mi calle se acabó la fiesta, como en la canción de Serrat. Aún con la resaca de las fiestas de fin de año, aterrizamos de nuevo en la realidad del reinicio de nuestras actividades, con todos los ires y venires propios del entorno personal y colectivo. Se nos viene encima un año electoral, que inicia con la elección del Congreso y obvio el llamado es a participar masivamente y así evitar que los demás decidan nuestra suerte.
Fin de año con Garagoa y el Valle de Tenza muy visitados por candidatos de toda clase, repitiendo la historia cuatrienal: dulcecito de navidad, abracito de año nuevo, oro y moro de reyes magos; en fin, dádiva tras dádiva pero de ideas nada. Ahora que se inventarán sin ferias y fiestas de Garagoa, para reemplazar los tradicionales ríos de cerveza, licor, música y dinero, escenario inigualable para convencer y/o comprar electores. Conozco el monstruo, porque ingenuamente estuve en sus entrañas, pero por fortuna me vomitó.
El electorado pese a su postración, debe reivindicar sus necesidades y los mesías del desarrollo aceptar los retos impuestos por los ciudadanos, que finalmente se deben traducir en satisfacción de los anhelos colectivos, haciendo a un lado los personales, en unos y otros. No olvidemos que senadores y representantes a la cámara, influyen no solo en asuntos regionales, sino también nacionales.
Los problemas regionales son muchos y deben ser objeto de priorización y solución. Empecemos por la precaria atención en salud, especialmente la derivada de la fusión de los hospitales de Garagoa y Guateque, cuyos protagonistas de 2004, siguen en el Congreso, unos aspirando a continuar y otros buscando reencauche luego de estruendosos fracasos. Ilusos electores y elegidos, que creen que el problema de la salud, se resuelve nombrando un director de hospital de bolsillo, para usufructuar la repartija de burocracia y contratos, porque su inteligencia solo es comparable con la crisis de la salud pública. Soluciones hay, basta revisar y retomar algunos documentos y propuestas al respecto.
En desarrollo vial se ha progresado, la conexión terrestre de Garagoa con Tunja sigue inconclusa y la integración con la provincia de Lengupá, son frentes donde los avances son tímidos. La solución definitiva del acceso de Las Juntas a Garagoa, podría ser su incorporación a la Concesión Transversal del Sisga, mediante un convenio con la Gobernación de Boyacá, lo cual sería nuestra justa retribución por el pago de peajes de Machetá. Asunto de gestión, nada más.
Salvo contadas excepciones, agricultura, ganadería, industria y manufactura, con su potencial de generar empleo y riqueza no despegan, pese a contar con mejores vías. Las iniciativas gremiales para formular políticas de optimización del mercadeo y eliminar la voraz intermediación, son escasas o nulas, sin que existan estrategias para facilitar y reducir costos de insumos para la producción y estimular la transformación de tanta materia prima existente en la región. Todo eso es posible, pero no podemos dejarlo solo en manos de los políticos y sus limitaciones, porque ellos necesitan de la inteligencia de sus electores. Decía un narrador de fútbol: mucho toque toque y de aquello nada.
A propósito de candidaturas regionales, por ahí hay una joven abogada guatecana, que puso su nombre a consideración de los bogotanos, para aspirar a la Cámara de Representantes y como ella hay otras opciones para los electores boyacenses en la capital de la República.
#VotemosPorNuestroFuturo