Violencia en Boyacá 2018: el delito sexual destruye vidas y sueños

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Por: Jacinto Pineda Jiménez, director grupo de investigación GRIMAP ESAP

El  incremento de la violencia sexual destruye a su paso  vidas,  sueños, familia y sociedad. En Boyacá entre el año 2017 y 2018, se pasó de 575 a 647 casos por presunto delito sexual. En general las violencias disminuyeron pero los avances se ven opacados ante el drama de niñas y niños violentados sexualmente.

En el año 2018, de acuerdo a las cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal (INMLCF), las violencias en Boyacá disminuyeron en general pero estos avances fueron opacados por el preocupante incremento de la violencia sexual. Multiplicidad de causas confluyen en un escenario dejando violencias en el hogar y en el escenario público de Boyacá. Frente a la violencia que causa lesiones no fatales en Boyacá en el 2018 se realizaron 7.536 reconocimientos medico legales es decir 83 casos menos que en el 2017. Disgregadas las cifras indican que en el periodo de 2017 a 2018, la violencia interpersonal aumentó en 37 casos; la intrafamiliar disminuyó en 51 hechos; la violencia de pareja pasó de 1.645 casos a 1.557, es decir 88 casos menos; también disminuyeron los heridos en accidente de tránsito en 33 hechos.

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Ahora las muertes violentas aumentaron levemente al pasar 522 en el 2017 a 528 en el 2018, donde es importante resaltar que los homicidios se incrementaron al registrar 85 en el 2018, 10 más que el año anterior; los suicidios disminuyeron  al pasar de 83 a 71 en el periodo, una de buena noticia en términos de vida y el aumento de las muerte en accidentes de tránsito al pasar de 203 (2017) a 210 (2018).

Violencia sexual en Boyacá: incremento sin tregua

Gráfico 1

En Colombia en el 2018, los exámenes médico legales sexológicos por presunto delito sexual practicados a niños, niñas y adolescentes representó el 87,45 % del total de la violencia sexual. El 11,20 % de las valoraciones practicadas durante el año 2018 se realizaron a infantes entre los 0 y 4 años de edad (2.920), el 10,20 % de los casos corresponden a niñas de 4 años de edad o menos representado en 2.275 casos, cifra que triplica el número de casos valorados en niños, 645. La situación de vulnerabilidad se ve agravada por el hecho que el presunto agresor en el 47,80 % de los casos es un familiar, 23,06 % un conocido, amigo el 8,51 % y la pareja o expareja el 7,51% de los casos. El escenario del hecho con mayor riesgo para que se cometan actos de violencia sexual es la vivienda, donde se perpetró el 75,99 % de los casos. Paradójico pero el mayor riesgo de violación sexual es la propia familia y su vivienda. 

En Boyacá en los últimos años la tendencia es al aumento del número de casos de violencia sexual, como se evidencia en la gráfica uno, siendo preocupante la registrada en el 2018 donde en relación con el 2017 hubo un incremento 12.34%, es decir 72 casos más. Esta cifra es superior a la ocurrida en Colombia donde también hubo un aumento en el número de casos con el 11,28% de variación positiva. Pasamos de 517 casos registrados en el 2016 a 575 en el 2017 a 647 en el 2018, en un camino peligroso para Boyacá por sus consecuencias devastadoras.

Comportamiento municipal

La violencia sexual comprende aquellos hechos que van desde el acoso hasta la penetración, pasando por la manipulación de las partes íntimas y agresiones físicas, y se cometen contra mujeres, niños, niñas y adolescentes principalmente.  Sus causas esta relacionadas con las relaciones de poder y obediencia, inmersas en una sociedad machista.

En Boyacá el 86,55 % de los casos la víctima es la mujer; por número de casos la ciudad que más registra hechos de delito sexual es Tunja con 160 hechos, es decir una tasa de 80,31 casos por cada cien mil habitantes, muy superior a la departamental (50,47) y la nacional (53,30). Le sigue Duitama con 100, Chiquinquirá 38, Puerto Boyacá 38 y Sogamoso 34. Con relación al año 2017 es significativo el aumento de Tunja de 32 casos. Ahora frente a las tasas por cada cien mil habitantes, preocupantes para el 2018 las registradas en Pisba (233,10), Arcabuco (171,53), Gachantivá (157,98).

La sociedad boyacense debe asumir el imperativo ético de la defensa de los derechos de niñas y niños, que permita luchar contra los factores de riesgo y vulnerabilidad en la que se encuentran. Superar los obstáculos y muros que edifican religiones, partidos políticos, movimientos, posturas ideológicos a partir de la acción ética es urgente. Niñas abusadas sexualmente reclaman a gritos, no más discursos, más acción y conciencia ética.

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