Así denominó el director Alfredo Tovar, el acto de desalojo de la Casa de la Cultura de Sogamoso llevado a cabo por la Administración de Rigoberto Alfonso. La Casa en apenas un mes cumpliría cincuenta años de fundación, «nada de eso le valió al Alcalde».
No valieron las tomas culturales, ni los ruegos de cultores y artistas porque fueran escuchadas sus voces al solicitar plenas garantías de tiempos y dinero, ni qué pasará con los objetos patrimoniales, ni con las mismas agrupaciones culturales. Ni las exigencias de una veeduría donde entes de control brindaran información clara con lo que se plantea hacer con la Casa, durante y después de la propuesta de restauración del inmueble, restauración con la que sí estarían de acuerdo.
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En tempranas horas del jueves 18 de marzo, por orden judicial, funcionarios de la rama judicial y autoridades, se acercaron a la Casa para vigilar el desalojo llevado a cabo por la Administración. Según Alfredo Tovar, «Toda la Casa se irá para un coliseo donde es un sitio húmedo, sucio, una ratonera pues».
En su momento, Carlos Magoo, coordinador del Nodo Colombia del Teatro en Cuarentena Latinoamérica, alertó que, “Nos encontramos acá siendo víctimas del atropello por el desalojo de la Casa […] No sabemos las garantías con las cosas que hay patrimoniales dentro de la casa; no sabemos qué va a pasar con nosotros que somos agrupaciones culturales que pertenecemos a la Casa”.
Durante el procedimiento hizo presencia la Personería Municipal con el delegado Oscar Condía, quien habría intentado intermediar entre las partes para evitar el desalojo. Así mismo informan que buscaron los medios para que la memoria histórica representada en libros, obras de arte entre otros que se encuentran en la biblioteca de la casa de la cultura, no fueran maltratados y tuvieran un proceso de cuidado acorde a su importancia para la ciudad».
