La madrugada del 2 de junio de 2023, cuando Laura Juliana Pérez Pedraza cayó del séptimo piso del edificio Torres de Alcalá en Sogamoso, Boyacá, comenzó la tortuosa cruzada de su familia por encontrar la verdad y la justicia. Esta columna espera traducir un año de su muerte, el dolor y la angustia que cargan sus hermanos, padres, amigas y amigos. Todos coinciden en que ella amaba la vida y jamás se hubiera lanzado por sus propios medios.
La última conversación
«Nos dijo que se quería ir del apartamento que compartía con su novio, Víctor Vianchá. Su relación no le hacía bien. Yo estuve enferma y le decía que era por la angustia de que estuviera con ese tipo. Luego de su muerte encontraron una carta en la que ella decía que se iba de la casa y le pedía a él que entendiera su decisión”, recuerda María Isabel Pedraza, madre de Laura Juliana, mientras su voz se entrecorta de dolor.
Su hija siempre fue la luz de la familia, una joven llena de vida y sabiduría, como dicen sus dos hermanos; que amaba su carrera y cada cosa que hacía, como dice su mamá; y que nunca tuvo ideación suicida, como afirma la psicóloga que la atendió cuando ella y su novio acudieron a terapia de pareja, donde se evidenciaron las actitudes violentas de Víctor y sus problemas de consumo de alcohol.
evidenciaron las actitudes violentas de Víctor y sus problemas de consumo de alcohol
Un año antes, el 11 de junio de 2022, cuando Laura Juliana celebró su cumpleaños número 30, sus allegados comenzaron a notar que su pareja no era lo que ella esperaba, pues solía dejarla sola y “violentarla emocional y psicológicamente”, como describe su hermano Diego Pérez.
«Nunca pensamos que llegaría a esto, pero estamos convencidos de que estamos frente a un feminicidio, como se supone que se tipificó el caso, y lo mínimo que podemos pedir es que la Fiscalía actúe y deje de evadir la investigación», añade su hermano.
Argumenta además que tienen pruebas suficientes, como declaraciones de vecinos que no han sido tenidas en cuenta por el ente de investigación y el análisis de un físico que determinó que pudo haber una fuerza externa que arrojó a Laura Juliana, por la posición en la que quedó su cuerpo en el suelo; además, la sospechosa actitud del novio, quien puso abogado desde el primer momento y desapareció de Sogamoso hace varios meses.
La frustración de Diego es enorme
Además de tener que vivir con la ausencia de su hermana, tiene que lidiar con la falta de acción de las autoridades, especialmente de la Fiscalía, que “no avanza en la investigación, no nos pone la cara y parece dilatar e ignorar el proceso. Incluso, el cuerpo de mi hermana tenía golpes que no coinciden con los hechos conocidos sino que parecen indicar graves agresiones que sufrió antes de caer”.
el cuerpo de mi hermana tenía golpes
Silencio y sospechas
Para la familia de Laura Juliana, el silencio de las autoridades es ensordecedor. ¿Cómo puede ser que en un departamento que se jacta de ser el más seguro del país, una mujer caiga del séptimo piso y nadie haga preguntas? ¿Cómo es posible que la familia quede sola pidiendo justicia? ¿Por qué se ignoran las señales de advertencia que Laura Juliana había compartido con sus seres queridos?
Estas son preguntas que no solo su familia se hace, sino también una comunidad cansada de ver cómo la violencia de género es tratada con indiferencia y se queda en el discurso de «estamos cumpliendo y haciendo nuestro mejor esfuerzo».
Realizando esta columna, contacté a la oficina de prensa de la Dirección Seccional de Fiscalías en Boyacá para una entrevista sobre el avance de la investigación. La respuesta fue: “para que pueda dar la entrevista necesita autorización de Bogotá. Sin embargo, el proceso está en etapa de indagación y en espera de un informe de medicina legal”.
Busqué a Víctor y a su familia. Las versiones de sogamoseños coinciden en que se mudó a Yopal poco tiempo después de la muerte de Laura Juliana y que su familia ha decidido apartarse de dar entrevistas o tener apariciones públicas. Sin embargo, en redes sociales encontré a una de sus familiares a quien le pedí apoyo en la localización pues es vital conocer su versión, pero su reacción fue enviar un emoticón de carcajada sobre mi mensaje, como si se tratara de cualquier cosa.
Su reacción fue enviar un emoticón de carcajada sobre mi mensaje
Conocí la declaración del señor Víctor Vianchá a la Fiscalía en la que dijo: “ella le pegó con una palmada a la puerta y ya. Yo me quedé detrás de la puerta, no sé cuánto me demoré, pero salí y no la escuché. Lo primero que hice fue buscarla en la habitación principal, no la vi. No estaba en la sala. Al ver la puerta del balcón abierta, vi hacia abajo y vi la silueta de una persona acostada. Yo grité: Laura, qué hiciste. Me devolví y volví a entrar a las habitaciones, yo no creí que ella hubiera hecho eso”.
Esto parece no coincidir con lo que quedó registrado en cámaras de seguridad y lo que dicen los vecinos del edificio, pues ella llegó en un taxi a las 4:40 a.m. y cerca de 15 minutos después cayó desde el séptimo piso, a dos metros de distancia de la edificación, impactando primero contra las cuerdas de luz y luego contra el suelo.
En el lapso de tiempo en el que la pareja estuvo en el apartamento, algunos habitantes dicen que escucharon groserías y gritos por parte de Víctor a tal punto que uno de ellos le envió un mensaje de voz a la administradora para que llamara a la Policía y atendieran los hechos.
“Él se demoró en bajar y desde que se asomó por el balcón hasta que llegó al lado de mi hermana estuvo hablando por teléfono, no dejaba de hacerlo y su comportamiento no era el de una persona sorprendida, sino más bien asustada. No sabemos con quién hablaba, pues él nunca nos avisó lo sucedido, nunca nos contestó. Fue un amigo quien me llamó a decirme que mi hermana estaba muy grave, pues ella alcanzó a quedar viva y cuando vio Víctor le dio la espalda”, cuenta Diego.
El dolor de la indiferencia
Durante los doce meses siguientes a la muerte de Laura Juliana, la familia ha tocado todas las puertas posibles en busca de justicia.
«Nos sentimos como si estuviéramos luchando contra un muro invisible», comentan sus familiares. «Nos tratan como si estuviéramos locos, pero sabemos que algo no está bien».
La verdad y la reconstrucción de los hechos es lo mínimo que cualquier sobreviviente a una tragedia podría esperar, y no recibirlo abre más brechas de dudas y aumenta la incredulidad en la justicia en un país donde, según el observatorio de Feminicidios Colombia, cerca del 90% de los casos de feminicidio quedan impunes.
según Diego Pérez, la escena de los hechos habría sido manipulada
Este caso se hace aún más complejo cuando, según Diego Pérez, la escena de los hechos habría sido manipulada antes de que las autoridades realizaran los actos urgentes correspondientes. Asegura que hicieron aseo y que la Fiscalía tardó en llegar al apartamento, donde encontraron gran parte de las pertenencias de Laura Juliana empacadas en bolsas y la carta de despedida, como preámbulo de que ya era un hecho la separación con su pareja.
Prohibido olvidar
Boyacá no puede permitirse olvidar a Laura Juliana. Cada vez que las autoridades fallan en investigar adecuadamente, le fallan a miles de mujeres que siguen viviendo en la violencia y reducen la posibilidad de que ellas busquen la manera de salir de ese círculo.
La historia de Laura Juliana y el doloroso camino que ha tenido que recorrer su familia es un recordatorio de que la justicia no siempre está del lado de las víctimas.
Hasta que no se reconstruyan los hechos, se llegue a la verdad y se haga justicia, ninguna de nosotras estará verdaderamente a salvo.