Por | Pedro Pablo Salas
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El presente escrito tiene como objetivo invitar a un análisis y reflexión sobre lo complejo de los procesos organizativos en la actualidad, donde tomo como un caso específico el tema del Pacto Histórico en Boyacá.
En la literatura hay una amplia reflexión sobre el problema de lo organizativo, en todos los órdenes, lo que ha llevado a varios autores a concluir que esta es una sociedad que sufre de un deterioro del concepto de sociedad y un predominio de lo individual, donde las demandas que subyacen son más por procesos identitarios y de reconocimiento, que por universales como eran derechos de justicia, distribución, Estados que garantizaran acceso equitativo a educación y proveer servicios públicos, empleo, entre otros.
En los últimos 50 años las ciencias políticas, cito algunas, Elinor Ostrom, con su gobierno de los bienes comunes, Garret Hardin, la tragedia de los bienes comunes, Marcun Olson, el dilema del prisionero, mostraron los dilemas entre organización y fracaso de los procesos organizativos como un caso específico de división, que lleva a que los ciudadanos, cada uno jale para su lado, llevando finalmente a todos al fracaso, a una actitud depredatoria y a una pérdida de resultados.
En sociología, esta misma actitud de rivalidad, lleva a resultados de auto aniquilamiento, conduce a distopias y a anomia que es una muestra de imposibilidad de acuerdos, y todos entran en una autofagia o canibalismo, que es el fracaso de los procesos colectivos, en los procesos de organización de los débiles para contrarrestar el poder de los fuertes, ya sea para resolver problemas concretos de una comunidad o con propósitos de alcance político.
Bauman, en su sociología de la retrotopia como desvanecimiento de la utopía, y recientemente autores como Mark Fisher, con la llegada de la depresión como enfermedad, producto de la pérdida de los sentidos colectivos de solidaridad y comunidad, contrario ha surgido el monstruo narcisista de la auto referenciación del Yo, estos autores se encargan de demostrar cómo el capitalismo creó una actitud oportunista, que conduce al fracasó de los proyectos colectivos, donde el corto plazo y el oportunismo sustituyen los proyectos de largo plazo, de trascendencia colectiva.
He querido mostrar como un hecho empírico, observable de estos aportes que nos deja la literatura, el caso del Pacto Histórico en Boyacá, para solo referirme a lo que compete a nuestra región, y es la dificultad que ha tenido esta organización como proyecto político para trascender el momento, luego de los magníficos resultados electorales y donde en Boyacá el candidato Gustavo Petro obtuvo cerca de 230.000 mil votos.
Una capitalización de resultados solo es posible si hay una estrategia de crecimiento, lo que implica un ejercicio creativo centrípeto de invitación de fuerzas y liderazgos más aún si como para el caso de Boyacá, los liderazgos que conforman el pacto son débiles por no decir que precarios.
Sin embargo el fenómeno no fue así. Una vez pasaron las justas electorales, los liderazgos precarios enteraron cada uno a replegarse en nichos partidistas, en narcisismos irracionales, lo que no ha llevado más que a reforzar el individualismo, la imposibilidad de apertura a nuevos liderazgos que hoy son más protagonistas en muchas ocasiones que las mismas estructuras partidistas, que carecen de fuerza social, por razones que no entro a profundizar aquí, pero que la actitud de viejo y torpe sectarismo ha creado una distopia, que a la vez anula la posibilidad de construir una fuerza que tenga un horizonte de trascendencia en la vida política del departamento.
Está suerte del fracasó de una entropía, dónde las moléculas por más dispersas tienen un orden, un comportamiento atado a fines, no existe en el caso del pacto histórico en Boyacá, no hay un pivote, o un anclaje para citar a Deleuze y Guattari, que permita avizorar un moviendo molecular, hacia el futuro que pueda disputar espacios de poder local, aunque por inercia de necesidad seguramente muchos buscarán avales, sin que esto represente un cambio en sí mismo de la política en Boyacá.
El desastre llamado pacto histórico, tiene un ciclo peor de crisis, si a esto se le suma el liderazgo venido a menos de Cesar Pachón al cual ya le es imposible aparecer en público en el departamento, porque es objeto de rechiflas y, el obsesivo oportunismo de Pedro Vacca en buscar ganar un espacio de liderazgo con acciones torpes, como es el de improvisar liderazgos en perspectiva de consolidar fuerza a través de futuros ofrecimientos de avales en nombre del pacto, como lo acaba de hacer en Macanal, desconociendo actores y causas comunes de lideres con más de treinta años que han luchado contra la multinacional, AES Chivor, que le acaban de ganar una acción popular una millonaria demanda para inversión etc.
Las razones de una intervención torpe en los territorios, antes que crear unidad, tienen un efecto contrario, y es crear división, nuevas disputas y más acciones depredadoras como las señaladas por Olson y Hardin.
Un discurso, con mucha fuerza que implico el debate con el partido verde en Boyacá por algunos sectores del pacto incluyendo a Vacca, fue lo relacionado del poder reproductivo que tiene el control de la burocracia, y el manejo de la administración pública, lo que implicaba que con la llegada del pacto seguramente las lógicas iban a ser de otra forma de relación entre la política y la acción gubernativa y seguramente la elección burocrática.
Pero el hecho reciente de la disputa por el poder al interior de la UPTC, indica que todo se reduce a un vulgar anhelo de satisfacción de egoísmos personales y familiares, pues Vacca ya tiene nombrada a su hija en presidencia, y algunos otros allegados, pero ahora so pretexto de la promesa de renovación al parecer busca meter a su cuñado según varias denuncias de veedores, como delegado del presidente en el consejo superior de la UPTC.
En conclusión la teatralidad de un discurso que se monta sobre la critica al nepotismo del que se acusa a Carlos Amaya, un aves corrido el telón de la teatralidad política, queda la desnudez de la escena como es el de la búsqueda oportunista no de grandes reformas universitarias, no de la búsqueda de conquista de espacio públicos para beneficiar a los más, a los estudiantes, sino el simple y vulgar cálculo de prebendas personales, lo cual termina por desdibujar todo el panorama de lo que pudo ser un proyecto político para posicionar un progresismo radical en Boyacá, pero que en el arranque quedo atrapado en la mentalidad, en el sentido de egoísmo en el que el neoliberalismo desdibujo las generaciones románticas de los cambios sociales, trastocando sus ambiciones por un crudo y burdo oportunismo, cínico de sálvese quien pueda, incluyendo el comulgar acciones inmorales que condicen a relaciones non Santas con sectores mafiosos, lo que implica una pérdida de diques conductuales de virtudes cívicas, de bienes posicionales, como no lo enseñara en su momento Charles Darwin en su contrato social.