Por | Edilberto Rodríguez Araújo- Profesor investigador, integrante del grupo OIKOS de la UPTC
Es indudable que después del estancamiento que enfrentó la economía colombiana en el funesto año 2020, cuando decreció en -7,0 por ciento y lanzó a la desocupación a más de un millón de personas, el rebote permitió una recuperación aparentemente insospechada, que ascendió a 10,7 por ciento, que significó una reducción del desempleo en 2,4 puntos porcentuales, pero tan sólo de una merma de 400.000 desocupados menos.
El año pasado el DANE cambió de metodología para medir los indicadores del mercado laboral, cuyo cambio principal consistió en utilizar para sus proyecciones, ya no el censo de 2005, sino el de 2018. El comportamiento de la economía colombiana en el primer semestre de este año ascendió a 10,6 por ciento y los pronósticos apuntan a un crecimiento que bordeará el 6 por ciento.
En Tunja los efectos de la pandemia y la subsiguiente crisis económica, no fueron menores, el empleo se contrajo y la desocupación se dobló en 2020, mientras que el año pasado la mejoría en el mercado laboral seguía postergada, con niveles distantes de 2019.
En el último reporte del DANE correspondiente a julio, se registró una tendencia hacia el retorno de la normalización en la dinámica del mercado de trabajo, lo que se evidencia en un mayor número de personas, -entre quienes desempeñan oficios del hogar y estudiantes- dispuestas a involucrarse en ocupaciones remuneradas, que se tradujo en más de 1,6 millones de plazas recuperadas y una baja de 344.000 desocupados.
Las mayores fuentes de empleo han sido la industria manufacturera, la administración pública, defensa, salud y educación, así como transporte y almacenamiento; los obreros y trabajadores se constituyen en la principal categoría ocupacional.
Tal como lo revelan las cifras de la Cámara de Comercio de Tunja del II trimestre de este año, los indicios de reactivación económica en su jurisdicción, son muy contradictorios: el número de unidades productivas creadas se incrementó en 17 por ciento y las canceladas 65,4 por ciento, particularmente establecimientos de personas naturales dedicadas al comercio, hoteles y restaurantes. Sin embargo, entre mayo-julio de 2021 y el mismo periodo de 2022, la tasa de ocupación se elevó de 42,1 a 53,3 por ciento, y, simultáneamente la tasa de desempleo cayó de 21,2 a 13,9 por ciento, situándose muy por encima de la media nacional (11,5 por ciento). Durante este intervalo, se generaron 16.000 puestos de trabajo y 4.000 tunjanos dejaron de ser cesantes.
Quizás la mayor preocupación reside en la persistencia de Tunja como una de las ciudades con mayores tasas de desempleo, comoquiera que ocupó, en el trimestre abril-junio de 2022 el octavo lugar, mientras que en el trimestre mayo-julio escaló al sexto lugar. Solo políticas activas de generación de empleo remunerado podrán recuperar los niveles laborales del periodo de prepandemia.
