El elocuente triunfo en las urnas de un disruptivo fenómeno político como Mikhail Krasnov el pasado 29 de octubre, constituyó un quiebre en las tendencias electorales de Tunja. La aparentemente imbatible hegemonía verde fue puesta en jaque y los anquilosados partidos tradicionales sufrieron un severo revés.
El hartazgo del electorado con el promeserismo clientelar se tradujo en una copiosa votación de quien representaba, no un discurso nuevo, sino un estilo distinto y una imagen no convencional que cautivó a los electores de las más disímiles corrientes políticas en el amplio espectro de alrededor de una decena de movimientos y particos políticos que midieron las preferencias de los votantes.
Es paradójico, que el “ruso”, como fue apodado el candidato triunfante, pese a haber alcanzado 27.330 votos, -que representa el 31,5 por ciento de los 81.475 sufragios válidos, aventajando a su contendor, John Carrero, en cerca de 10 puntos porcentuales (alrededor de 8.500 votos)-, La Fuerza de la Paz, partido bajo el cual se inscribió, haya obtenido una votación en la lista al Concejo municipal de sólo 980 votos, lo que equivale al 1,1 por ciento de los electores. Esto significa que no posee bancada propia y tendrá que recurrir a alianzas con sus vapuleados contradictores para apuntalar una esquiva gobernabilidad.
Según los anuncios hechos esta semana, todo parece indicar que su gabinete no tiene una impronta homogénea: los nuevos funcionarios provendrán de las orillas partidistas más disímiles, muchos productos del “reciclaje” político; una especie de abigarrada Arca de Noé.
Tunja, es una ciudad intermedia, con un tamaño poblacional, que solo supera a las capitales de las antiguas intendencias y comisarías, cuya población fluctúa, entre 175.000 habitantes (estimativos del mercado laboral) y 185.000 habitantes (proyecciones del censo de población de 2018), con un mayoritario predominio urbano (96 por ciento). Su presupuesto actual bordea los $400.000 millones, cifra equiparable al presupuesto de una institución educativa como la UPTC.
Durante los últimos años (2019-2022), cerca del 40 por ciento de los recursos del municipio de Tunja ha dependido de los ingresos tributarios y no tributarios, mientras una proporción similar proviene de las transferencias de la Nación, a través del Sistema General de Participaciones (SGP), sin incluir los menguados recursos que se canalizan mediante el Sistema General de Regalías (SGR). El principal receptor de los recursos en 2022 fue la inversión, la que copó el 77 por ciento de los gastos municipales. Dentro de la dinámica de los ingresos tributarios, dos impuestos son claves: el predial unificado y el de industria y comercio, que proporcionan más del 80 por ciento de los recaudos. La creciente deuda acumulada contraída con la banca comercial colombiana asciende a la bicoca de $68.000 millones.
La importancia económica de la ciudad rebasa el 14 por ciento del valor agregado departamental, lo que contrasta con las abultadas transacciones financieras. Pese a que su ponderación ha descendido levemente mantiene un lugar predominante en los 123 municipios que conforman el departamento, representando alrededor del 40 por ciento de las captaciones y colocaciones del sector financiero (establecimientos bancarios, cooperativas y compañías de financiamiento comercial).
Contrario a lo ocurrido con el repunte de la intermediación financiera, la creación de unidades productivas en la jurisdicción de la Cámara de Comercio de Tunja ha seguido una trayectoria errática. En 2020, en pleno periodo crítico de la pandemia, el número de empresas creadas como personas naturales (figura de organización dominante), los establecimientos de comercio y las sociedades, se comprimieron, para reactivarse en 2021, siendo el ámbito de su operación, principalmente, el sector terciario, lo que responde al estrecho perfil productivo de la ciudad.
Ahora bien, al examinar algunos indicadores laborales, en los últimos años se ha registrado una notoria mejoría, comoquiera que, exceptuando 2020, cuando los principales -indicadores del mercado del trabajo se deterioraron , -en línea con el colapso de la economía-, sin embargo, en los últimos dos años se produjo una recuperación, excepto en el desempeño del subempleo, que volvió al nivel prepandémico, reflejo del retroceso en la calidad de los puestos de trabajo creados.
De otra parte, la proporción de tunjanos que malvivían con menos de medio salario mínimo mensual se redujo en seis puntos en los últimos dos años-un repunte superior al promedio nacional-, lo que significa que un poco más de 10.000 abandonaron la condición de pobreza.
COLOFÓN: la coyuntura económica y social, que tendrá que afrontar el nuevo alcalde Mikhail Krasnov, tiene muchas incógnitas. Definir las prioridades de su agenda de gobierno es determinante, así como el equipo de trabajo que designe, para dar respuesta a quienes depositaron su esperanza de mejores días. Ojalá no tenga cabida la célebre máxima del Conde de Lampedusa: que todo cambie para que todo siga igual.
El voto a favor del ruso podria atribuirse no solo al diferente estilo de hacer política, sino a qué en las mesas de votación observadores de los partidos no tradicionales impidieron la trampa cuando se reportaban resultados a la registraduría. ¿O no?