Por | Edilberto Rodríguez Araújo- Profesor investigador, integrante del grupo OIKOS de la UPTC
Ha causado alarma, que en el comportamiento de la inflación reportada por el DANE en el mes de febrero, Tunja aparece dentro de los 22 dominios geográficos encuestados, como la ciudad con la mayor variación porcentual en la canasta familiar de bienes y servicios (2,12 por ciento, seguida por Bogotá (1,89 por ciento). Pese a que la escalada de precios a nivel nacional se ha desacelerado, ya que entre enero y febrero de este año se comprimió 0,12 puntos-al pasar de 1,78 a 1,66 por ciento-; sin embargo, el incremento interanual se acerca al nivel en que se reajustó el salario mínimo en diciembre del año pasado (13,28 versus 16,0 por ciento), y es la más alta en las últimas dos décadas.
De otra parte, la inflación durante el año corrido superó levemente la del año pasado, al elevarse de 3,33 a 3,47 por ciento, mientras que la variación anual registró un notorio repunte al saltar de 8,01 a 13,28 por ciento, lo que contrasta con el bajonazo observado durante el periodo de la pandemia.
Es indudable que los alimentos y bebidas adquiridas en tiendas, plazas de mercado y grandes superficies, gravitan poderosamente sobre el consumo de las familias; sin embargo, en el mes pasado fueron la educación, los artículos para el hogar, el transporte y restaurante y hoteles-muchos de ellos con alzas estacionales-, los que incidieron en la tendencia alcista, que se ha acentuado con las copiosas lluvias de comienzo de año que provocaron derrumbes viales y los problemas de desabastecimiento y especulación que esto trae consigo. En los próximos meses, quizás, el ritmo de la espiral de precios se ralentizará hasta alcanzar picos altos al cierre del año.
Resulta curioso que en el mes de febrero los niveles de ingresos más afectados fueron los segmentos altos y la clase media (1,84 y 1,64 por ciento, respectivamente), contrario a lo que ha sido su comportamiento histórico, en el que los pobres y los vulnerables son las franjas más golpeada por la seguidilla de alzas que ponen a trabajadores y empleados en apuros. En el acumulado anual la inflación se cierne con mayor intensidad sobre cerca del 70 por ciento de las familias colombianas que percibe ingresos mensuales inferiores a dos salarios mínimos.
Ahora bien, a pesar de que se diga en la conversación diaria, que Tunja es una ciudad no muy “costosa”, lo cierto es que en los últimos dos años postpandémicos el nivel de precios ha superado, tanto en el intervalo mensual, como el año corrido y anual, el promedio nacional, tal como se aprecia en el siguiente cuadro. En el mes pasado, como lo experimenta cualquier consumidor tunjano, fueron los arriendos, la comida, la educación y las frutas frescas la que mayor incidencia tuvieron en la carestía. Simultáneamente, la elevada inflación anual (febrero de 2023/febrero de 2022), se le atribuye al encarecimiento de alimentos y bebidas, restaurantes y hoteles, muebles y artículos para el hogar y el transporte, entre otros rubros.
Dentro de las ciudades con mayor inflación interanual, que rebasa el14 por ciento, Tunja está acompañada por Cúcuta (16,12 por ciento), Sincelejo (14,97 por ciento), Valledupar (14,56 por ciento), Montería (14,51 por ciento), Cartagena (14,41 por ciento) y Pasto (14,02 por ciento).
La inflación en Colombia está atravesada por factores de oferta, comoquiera que la pesada estructura de costos de las empresas dominantes en gran parte de los mercados de artículos industriales, carga a los consumidores, a través de la cadena de comercialización mayorista, márgenes exagerados, que terminan encareciendo la canasta familiar.
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