Tres hectáreas de mierda

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Por | Carlos Castillo Quintero

En 1983 el escritor español Camilo José Cela (premio Príncipe de Asturias de las Letras, 1987; Nobel de Literatura, 1989; y Premio Cervantes, 1995) en una conversación con la poeta Gloria Fuertes en el programa de TVE Su turno, dijo: “No hay una lengua poética y una lengua no poética. No la hay (…). Ya se dijo hace algunos años que no hay nada pornográfico salvo la falta de calidad”. Antes, Gloria Fuertes le había preguntado cuándo iban a incluir el “coño” en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, RAE. “Ya está. ―le respondió el novelista― Lo llevé yo con la autoridad de Quevedo y la Academia Española, que es mucho más abierta y liberal de lo que la gente piensa, lo admitió perfectamente”. Lo anterior, para recordar que le debemos a Cela el coño en nuestro idioma.

Otro premio Nobel, Gabriel García Márquez, nos dejó una lección similar, y a mi manera de ver más contundente, al finalizar su novela “El coronel no tiene quien le escriba”, con el siguiente párrafo:

“―Dime, qué comemos.

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El coronel necesitó setenta y cinco años ―los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto― para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder:

―Mierda”.

Traigo a colación lo anterior para hablar de la situación actual de la administración de la cultura en la ciudad de Tunja, partiendo de la expresión que la concejala Laura Silva dijera semanas atrás en una de las sesiones del cabildo: “Pareciera, cada vez más, que a Mijail Krasnov [alcalde de Tunja] no le importa la cultura, no le importa. Le vale tres hectáreas de popó”. Con la anuencia de la cabildante, y el respaldo de dos premios Nobel, me permito cambiar en esa acertada expresión, la palabra “popó”, por “mierda”, como corresponde.

Y es que la cartera de cultura de Tunja, durante lo que va del año, ha sido una suma de desaciertos y maltrato para los artistas y gestores culturales de la ciudad, o por lo menos esa es la sensación que han dejado las convocatorias al Salón de Arte Religioso, Noche de los Museos, Cumpleaños de Tunja y, en particular, lo que tiene que ver con la Carpeta de Estímulos para Procesos Artísticos y Culturales. Al parecer las personas a cargo de este tema no conocen, o no respetan, los parámetros mínimos que implica la planeación de un evento cultural, o el desarrollo de un proceso de creación o investigación.

El pasado 22 de octubre, a las diez de la noche, se publicó la Adenda 4 en la que, otra vez, se cambian las reglas de juego y se modifica el cronograma de esta convocatoria. Así las cosas, sólo hasta el 13 de noviembre se publicará el acto administrativo de ganadores, y la ejecución de las propuestas irá del 15 de noviembre al 15 de diciembre, incluida la socialización y presentación del informe final. La verdad, todo eso parece un chiste que no hace reír a nadie. Pregunto:

  • Considerando que la carpeta de Estímulos se convoca desde hace nueve años, ¿no cuenta la Secretaría de Cultura con una tendencia estadística que le permita prever cuántas propuestas se van a presentar, en qué áreas, y a partir de eso planear el tiempo que requieren los jurados?
  • En lo que tiene que ver con la línea de circulación, ¿no se dan cuenta de que no se puede cambiar de manera arbitraria los cronogramas, ya que eso afecta a los artistas y a los grupos que con antelación gestionaron sus presentaciones en eventos y festivales a nivel local, nacional e internacional? Y por añadidura, dejan estas propuestas sin viabilidad técnica, ya que sus cronogramas se centran en eventos que al momento de la evaluación ya se realizaron.
  • En lo que tiene que ver con la línea de creación, teniendo en cuenta de que se trata de Becas (no de premios para libros terminados), en las que se piden 20 páginas de un proyecto en curso, ¿en 27 días un escritor debe terminar su libro, buscar quien se lo diagrame, diseñe y publique, organizar la socialización, y presentar el informe final? Con el supuesto de que cuente con los recursos para realizar todo lo anterior. Cualquiera que haya escrito y publicado un libro (lo digo como escritor y editor) sabe que eso no es posible, y en caso de hacerlo, será un proceso improvisado, con desmedro de la calidad de la obra, que en un mundo ideal debiera ser lo que importa.
  • ¿Y lo que tiene que ver con investigación y talleres?, no vale la pena ni siquiera hacer la pregunta.
  • ¿Para qué un Manual de la convocatoria, si después de publicado (de manera tardía) a través de Adendas se cambian los términos ahí consignados? Es decir, deja de ser un Manual, ya que si un proponente lo toma como guía seguro se va a equivocar, como quedó demostrado en esta convocatoria.
  • ¿Quién dijo que mediante Adendas se puede corregir la inoperancia de unos funcionarios?

Todo lo anterior desvirtúa el espíritu y esencia de la carpeta de Estímulos para Procesos Artísticos y Culturales de la ciudad de Tunja, ya que, al parecer, solo se preocupan por “cumplir”, y no por estimular a los artistas y a la cultura de la ciudad. ¿Hay que “meter” todos los eventos de esta Convocatoria en 27 días, sólo porque desde la Secretaría no pudieron planear de manera acertada los tiempos en los que se debería ejecutar? No hay que olvidar que los beneficiarios de la cultura, no solamente son los artistas y gestores culturales, sino también, y en un lugar de privilegio, la ciudadanía, la gente.

“Vamos de culo pal estanco con estas lumbreras de funcionarios públicos”, dijo en redes sociales el actor, director de teatro, y gestor cultural Ferley Neira al referirse a este tema, expresión que encaja muy bien con el título del presente artículo.

Si no pueden con eso, renuncien (respetuosa sugerencia).

Ya veremos cuántas hectáreas abarcará el Aguinaldo Boyacense.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan la postura editorial de EL DIARIO.

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