Un estudio evidenció que la tasa de mortalidad por COVID-19 en las personas de estrato 1 fue dos veces mayor que la de personas de estrato 6. Una de las principales razones de esta proporción se explica por el tipo de aseguramiento en salud (contributivo, subsidiado, especial o excepcional, o no asegurado). Tal situación muestra la urgencia de implementar cambios estructurales en el sistema de salud y de diseñar nuevas estrategias en salud pública.
Por Agencia de Noticias UN
Al respecto, la doctora en Salud Pública Carol Guarnizo Herreño, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), afirma la que “la pandemia de COVID-19 puso de relieve inequidades con un acceso diferencial a las medidas preventivas y diagnósticas y a tratamientos de calidad, lo cual contribuyó a que se dieran tasas de mortalidad más altas en las personas de niveles socioeconómicos más bajos”.
En el estudio, adelantado por investigadores del Grupo de Investigación en Equidad en Salud de la Facultad de Medicina de la UNAL y de la Universidad Javeriana, se analizaron los datos de 763.885 casos confirmados de COVID-19 en Colombia entre el 2 de marzo y el 17 de octubre de 2020, los cuales fueron proporcionados por el Instituto Nacional de Salud (INS) de Colombia.
El 50,65 % de estos casos eran hombres de todos estratos sociales, y en 26.064 de ellos (3,41 %) el desenlace fue la muerte.
El análisis de los datos se realizó obteniendo dos índices de inequidad, uno en términos relativos (cuántas veces mayor es la tasa de mortalidad) y otro en términos absolutos (cuántas muertes más ocurrieron), los cuales se lograron a partir de los 763.885 casos estudiados.
Después de identificar las inequidades socioeconómicas existentes en la mortalidad por COVID-19 se analizaron varios factores que podían explicarlas, como el tipo de aseguramiento en salud; la existencia de comorbilidades (diabetes, hipertensión arterial, etc.) o pertenecer a una minoría étnica.
Se debe recordar que en el régimen contributivo se encuentran las personas vinculadas a empleo formal o independientes, quienes hacen sus aportes al sistema de salud; en el subsidiado están las personas sin empleo formal e identificadas como de bajos recursos con instrumentos como el Sisben, en este caso quien realiza los aportes es el Estado; y el aseguramiento especial o excepcional, que abarca a los trabajadores de la industria petrolera, miembros de las Fuerzas Armadas y maestros del sector público, entre otros.
Alta fragmentación en la prestación de servicios
La profesora Guarnizo destaca entre los principales hallazgos que el tipo de aseguramiento en salud fue el factor más importante, al cual se le atribuyó el 20 % de las inequidades relativas y 59 % de las absolutas.
Este papel clave del tipo de aseguramiento fue más relevante para los más jóvenes (menores de 45 años) y fue menos importante en las personas de 65 años o más.
En el grupo más joven (0-24 años), además del tipo de aseguramiento en salud, otros factores relevantes fueron vivir en área urbana, tener hipertensión y pertenecer a una minoría étnica; estos factores explicaron el 16,4, el 4,7 y el 6,6 % de las inequidades relativas, respectivamente.
“Este resultado muestra que el sistema de salud colombiano, con su alta fragmentación en los procesos de prestación de servicios, fue muy relevante al momento de explicar las diferencias en la mortalidad por COVID-19 según la situación socioeconómica de las personas”, señala la académica.
Según la docente, “se debería priorizar el cambio hacia una reforma estructural del sistema que garantice cobertura universal como derecho ciudadano, con niveles altos de integración y con un enfoque de atención primaria de salud, dado que estas características se reconocen como primordiales en sistemas de salud que se proponen cerrar las brechas sociales en salud”.
“Este objetivo es fundamental para lograr que el país sea más equitativo en el contexto de los múltiples desafíos ocasionados por la pandemia y un conflicto interno de larga data”, concluye.