Sin que ningún conglomerado urbano del Corredor Tunja-Sogamoso haya logrado la solución completa al tratamiento de las aguas servidas de sus sistemas de alcantarillado, resulta inevitable que durante las temporadas secas, que cada vez se vuelven más intensas, los malos olores y la contaminación ambiental se aumenten de manera considerable.
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En estos días un recorrido a lo largo de este trayecto evidencia la crisis producida. Empezando por la Represa de la Playa la cual sigue siendo el receptáculo principal de los sistemas de alcantarillado de Tunja, que todavía no optimiza el rendimiento de su planta de tratamiento, y de los alcantarillados de Oicatá, Cómbira y el sistema penitenciario del Barne, tan pronto se bajan los niveles de agua y se intensifica el verano, los malos olores se hacen insoportables, causando malestar en la comunidad habitante en sus alrededores, a la vez que afectando a quienes diariamente transitan la vía.
Lo mismo está pasando en Duitama, donde el llamado Canal de Vargas está particularmente insoportable por estos días, dado que recibe toda la descarga del sistema de alcantarillado de la ciudad, cuyo crecimiento permanente lo único que propicia es el aumento del problema. Y todo se acaba de complicar en Sogamoso, donde todas las descargas se acumulan en el cauce del río, dado que allí se concentran todas las de los municipios de la cuenca alta, cuya población se acerca, según el último censo, a los 600 mil habitantes.
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