La incertidumbre causada por la pandemia ha elevado los índices de deserción insospechados en otros tiempos.
Un panorama complejo atraviesa el sector educativo en estos tiempos de pandemia. Ya se tiene certeza de que no habrá alternancia y mucho menos presencialidad en 75 municipios del departamento, aquellos que han sido catalogados como de alto riesgo en este segundo pico de contagio, o aquellos otros de su zona de influencia.
Sin embargo, la incertidumbre sobre calendarios académicos y métodos de enseñanza, las dificultades para acceder a dispositivos que faciliten una educación virtual, las dudas sobre la capacidad de enseñanza mediante dicha virtualidad, entre diversas razones, han llevado a que algunas familias decidan no matricular a sus hijos para la actual vigencia.
De hecho, hoy la tasa de matrícula en el departamento es del 75%, que en dicho en otras palabras equivale a un índice de deserción del 25%, que no es una cifra a desestimar, más todavía cuando el objetivo de la Secretaría de Educación Departamental es que la tasa de matrícula sea del 100%.
Para el caso de Tunja la tasa de deserción en 2020 fue cercana al 1,7%, unos 340 estudiantes aproximadamente.
Tanto el secretario de Educación de Boyacá, Jaime Raúl Salamanca, como el de Tunja, José Moreno, coinciden en que en medio de una coyuntura como la actual, la tipología de evaluación ha de ser más cualitativa.
Y ambos coinciden a la vez en los reparos que tienen sobre las implicaciones a nivel emocional que puede tener la pérdida del año escolar, siendo mucho más devastadora que en cualquier otra época.