Said López es un ingeniero de sistemas villaleyvano que un día, habiendo vivido más de cuatro décadas, decidió aventurarse en un deporte hecho para desquiciados. Recorrer distancias maratónicas con varias cumbres montañosas de por medio, eso a Said le apasiona más que a nadie en tierras boyacenses. Said López es sinónimo de alpinismo y de aventura, también de sagacidad, pues para recorrer una ultra distancia no siempre hace falta ser el más rápido, o el más resistente, también es cuestión de astucia. Said, de nombre turco pero de origen netamente boyacense, participó el pasado jueves en la prueba de los 55 kilómetros del Mundial de Trail Running, una prueba codiciada por miles, pero al alcance de unos pocos.
Es muy probable que a la mayoría se extrañe cuando le hablen del Trail Running como disciplina deportiva, es casi seguro que el grueso de los mortales quedará con la mente difusa al escuchar el nombre de esta vaina en el que un grupo de osados decide competir.
El Trail Running es una variante de una de las pruebas de fondo en el atletismo, la maratón. Una variante en verdad desafiante, pues se diferencia en varios aspectos de la maratón tradicional; casi todos ellos incrementando la dificultad. Mientras que la maratón es una competencia que se ciñe a mantener siempre una distancia de 42 kilómetros, el Trail Running es una competencia de ultra distancia.
Este Villaleyvano, padre de familia, e informático de profesión; participa en las de menor fondo, pero no por ello menos exigentes.
Es que el Trail Running puede ser un deporte muy desafiante, muy exigente, incluso muy inhumano. Una vez por ejemplo un par de aficionados, más al bien al borde de la enajenación, se hicieron nada más y nada menos que 2.172 kilómetros (eso es lo que hay, más o menos, entre Villa de Leyva y Chiclayo en el Perú), a pie por las montañas de Colorado, en Estados Unidos. Para eso dedicaron 70 días, demostrando que para participar del Trail Running hay que saber de supervivencia, y no solamente tener una envidiable condición física. En esa ocasión fueron los sudafricanos Junaid Dawood y Luke DeMuth, que en su travesía pasaron en tres ocasiones por altitudes superiores a los 4.100 MSNV. Fue la única vez que se hizo este recorrido.
Said no ha establecido registros de tal magnitud, ni lo tiene en mente. Participa en algo lejano a la búsqueda de récords descabellados, más de nivel competitivo y no tan estrafalario, pero no por ello menos exigente. Said hizo parte de la prueba de los 55 kilómetros en el UTMB 2021, en la que finalizó como el mejor colombiano y como el mejor latino en la categoría V1 H, que es la que acoge a hombres entre los 40 y 49 años; Said registró en meta un tiempo de 6 horas, 43 minutos y 43 segundos.
Said, que calza unas zapatillas con suela continental, con tacos especiales, talla 39, pensadas especialmente para el Trail Running, no es cualquier aparecido en esta disciplina. Said ha figurado como primero en el mundo; ¡primero entre los 196 que participaron del Pacifik Trail en 2019! Said es un fenómeno de la resistencia, es un súper-humano de los grandes recorridos a pie y con desnivel; uno de los pocos privilegiados que deciden medirse en estas pruebas que seguramente no son para cualquier parroquiano. Y esa no es su única virtud, Said lleva en el pecho medallas como las del campeón del Pacific Trail 2019 y la UTMB Mont Blanc 2000, que en realidad se disputo en 2020 de manera virtual.
“Tengo que cumplir un plan de entrenamiento bastante específico, que de acuerdo al objetivo va variando un poco. Prácticamente es un plan de entrenamiento de un atleta élite. Normalmente incluye unos 160 kilómetros de Trail, de correr; más o menos otros 120 de ciclomontañismo. Entre los dos se acumulan aproximadamente 6.000 metros a la semana, esa es la cuota semanal que debo conseguir, aunque, dependiendo del ciclo que esté pasando. Me preparo en diferentes aspectos como la técnica, la velocidad, el ritmo, la resistencia, la fuerza, son muchísimas variantes”.
En su más reciente avanzada, Said se dio el lujo de gastar zapato partiendo de la comuna suiza de Orsières, en una zona llana, para luego ascender por las montañas que llevan al pequeño pueblo de Champex-Lac. Desde allí emprendió un ascenso que tiene fama entre quienes practican el alpinismo conocido como La Giete, para descender hasta la comuna suiza de Trient, casa de una partida legendaria como la de la Haute Route, para los entendidos del alpinismo.
Desde allí siguen una ruta que incluye un ascenso a Less Tesppes, en plenos Alpes Peninos, para luego descender a Col des Montets, ascender en La Flagière, y volver a bajar hasta Chamonix, comuna francesa en la región de Auvernia-Rodano-Alpes, en región cercana a la zona de frontera entre Suiza, Francia e Italia.
Boyacá es caminable
Said disfruta de este deporte porque además le permite conocer muchos lugares. Boyacá lo conoce mejor que nadie, pues seguramente nadie ha caminado, trotado y corrido tanto por los campos boyacenses. En una de sus más recientes hazañas, justamente en tiempos de pandemia y habiendo superado hace rato los 40 años, Said se propuso competir en el UTMB 50 Virtual de la serie UTMB For the planet 2020.
A causa de la pandemia, se dejó en manos de cada uno de los participantes el trazado al que se sometería, lo esencial era que completara 50 kilómetros con un desnivel positivo acumulado como mínimo de 2.500 MSNM. Said es un campeón en medio de la pandemia, pues se ganó ese campeonato, que además era clasificatorio para la prueba de este año.
Said esa vez hizo un recorrido partiendo de Villa de Leyva, atravesando posteriormente el Páramo de Iguaque, para llegar justamente a San Pedro de Iguaque (Chíquiza), al otro lado del páramo; avanzar hacia la Laguna de Iguaque, volver al Páramo, descender hacia Gachantivá, y desde allí regresar hacia Villa de Leyva.
Said cuenta que disfrutó y sufrió simultáneamente esa aventura, en la que logró un desnivel acumulado de 2.600 MSNM positivos acumulados, según cuenta; además de la primera colocación. Ese día Said necesitó de 6 horas, 2 minutos y 10 segundos para completar su recorrido.
Este hijo de Cómbita, acogido por Villa de Leyva, es consciente de la importancia del entrenamiento en altura para este tipo de competencias, por eso agradece a la vida la zona estratégica donde nació.