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Profesor investigador, integrante del grupo OIKOS de la UPT
Como es sabido, el desempeño del mercado laboral se alinea con el ciclo económico. El modesto crecimiento económico, inducido por la volátil economía internacional y la inestable coyuntura interna, deteriora el empleo y acentúa la desocupación, poniendo a prueba la tan trillada resiliencia pospandémica.
Quizás, lo que se evidencia en la actual coyuntura económica del país es un bajo ritmo de los sectores jalonadores, responsables de la mayor parte de la generación del empleo. Cuando eso ocurre, un mayor número de integrantes del núcleo familiar se ve empujado al mercado laboral para compensar la erosión de los ingresos familiares. La economía se ha ralentizado durante el último año y los pronósticos no son muy alentadores.
En el mes de junio muchos aspirantes a engrosar el mundo laboral se retrajeron, mientras que el ritmo de generación de empleo se contrajo en 1,0 punto porcentual y el desempleo se elevó en una proporción similar, interrumpiendo una mejoría observada desde 2020, año en que la economía empezó a “rebotar”, volviendo este guarismo a los dos dígitos.
Siete de los doce sectores incluidos en la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) del DANE, reportaron una moderada caída que equivalió a un poco más de 600.000 empleos menos. Por el contrario, cinco actividades, tales como agricultura, intermediación financiera, finca raíz, información y comunicaciones y, quien lo creyera, la industria manufacturera, crearon cerca de 480.000 puestos de trabajo, que no lograron neutralizar las pérdidas registradas, cuyo efecto final fue de 130.000 personas expulsadas de sus ocupaciones. Durante los últimos dos años los desempleados aumentaron en alrededor de 250.000 colombianos.
En términos de categoría ocupacional las que más repuntaron fueron los obreros y empleados, además de los peones o jornaleros. En contraste, los trabajadores por cuenta propia y empleados gubernamentales, se replegaron. De otro lado, las desiguales condiciones de acceso al mercado laboral para jóvenes y mujeres, no han mejorado.
Ahora bien, al examinar el comportamiento del trimestre abril-junio de cada año, el aletargamiento del mercado de trabajo, no resulta tan dramático, comoquiera que la variación es muy leve. Durante los últimos dos años, en ese intervalo, se generaron más de 150.000 empleos y se perdieron más de 80.000 plazas.
Dentro de las 23 ciudades que cubre la encuesta del DANE, los dos extremos son: Quibdó, con la mayor tasa de desocupación (20,6 por ciento) y Bucaramanga (8,4 por ciento), en tanto que Tunja se sitúa en el octavo lugar en el mes de junio (13,6 por ciento), superando ampliamente la media nacional (11,5 por ciento).
Sin embargo, si el periodo de referencia es el trimestre abril-junio, el panorama luce distinto, pues el nivel de desempleo (10,7 por ciento) es equiparable a la media nacional (10,5 por ciento) y Tunja ocupa el 15º lugar.
El segundo trimestre de este año evidencia una merma en la generación de empleo (0,7 p.p.) y un leve repunte del desempleo (1 p.p.), lo que no se tradujo en una caída sino un aumento en mil puestos de trabajos generados y una cifra similar de cesantes adicionales. Estos dos últimos años se ha caracterizado por un estancamiento del mercado laboral, semejante al observado a escala nacional.
Las posibilidades de expansión del empleo en Tunja son muy restringidas. En efecto, según cifras de la Cámara de Comercio de Tunja, ello está condicionado a su estrecha estructura productiva: 85,0 por ciento de las unidades empresariales pertenecen al numeroso sector terciario, a lo que se agrega que el 75,0 por ciento están organizadas como personas naturales y 97,5 por ciento son microempresas.
COLOFÓN: a seis meses de instalada la administración del alcalde Mijaíl Krasnov, la malla vial se deteriora aceleradamente. No hay tramo del perímetro urbano, tanto en los barrios como en las vías principales, que no exhiba cráteres colosales.
E-mail: contrapuntoeconomico@gmail.com X: @zaperongo
