Por: Edilberto Rodríguez Araújo- Profesor investigador, integrante del grupo OIKOS de la UPTC
Una imagen, no vale más que mil palabras…
A pesar de las estrategias mediáticas, bien lubricadas, para catapultar la imagen del gobierno, la tozuda realidad desvirtúa estas pretensiones. El acelerado deterioro del mercado laboral le pasó la cuenta de cobro a Duque.
No basta con la cascada de más de tres centenares de decretos, con visos de populismo normativo y punitivo, desde que se implantó la emergencia sanitaria, económica y ecológica, ni los soporíferos panegíricos diarios televisados, mientras, afuera, en las calles, la gente busca desesperadamente en qué emplearse, y las empresas y establecimientos, con más temores que certezas, abren sus puertas.
Del discurso a los hechos…
Las cifras reveladas por el Dane, constataron lo que, desde diferentes orillas, se venía anticipando: los efectos económicos y sociales derivados de la pandemia azotaron uno de los mercados de trasvase de los ciclos económicos: el mercado laboral
En efecto, los tres indicadores claves del comportamiento del mercado de trabajo se precipitaron en caída libre, entre abril de 2019 e igual periodo de 2020.: la tasa de participación se redujo en 10 puntos, la de empleo en 14 puntos y la de desempleo se dobló, hasta rozar el 20 por ciento (En Tunja aumentó en cinco puntos hasta alcanzar cerca del 17 por ciento). En las trece ciudades capitales más importantes del país y sus áreas metropolitanas, el desplome fue más pronunciado. En las últimas dos décadas no se había registrado una caída tan aparatosa.
Tasa global de participación, ocupación y desempleo. Total nacional (abril 2011-2020)-%
La destrucción del empleo…
Ahora bien, si ese es fue el ritmo en que se movió el mercado laboral, captando los embates de la pandemia, al examinar más de cerca los guarismos, se encuentra que la pérdida de puestos de trabajo se situó en 5,3 millones-una cuarta parte del empleo “destruido-, en tanto que el número de desocupados se trepó a 4 millones, significando un incremento del 63 por ciento. Como si fuera poco, la categoría de la población económicamente inactiva saltó de 14,8 millones a 19,1 millones lo que, dicho en buen romance, significa que más de 4 millones de estudiantes, amas de casa y pensionados, tuvieron que buscar empleo para aliviar las afugias domésticas.
Población ocupada, desocupada e inactiva. Total nacional y 13 ciudades (abril 2020-2019)-miles de personas
El desempleo se cierne más sobre ciertos grupos poblacionales, que no pueden contrarrestar la carencia de oportunidades que se ajusten a su perfil laboral, lanzándolos a la calle, o confinándolos a ocupaciones informales o al subempleo, con el agravante que el llamado “aislamiento preventivo y obligatorio”, les impide el rebusque diario.
En abril de este año el desempleo se ensañó con las personas de la franja etaria intermedia, es decir, del rango entre los 25 a 54 años, que representa más del 65 por ciento de quienes fueron expulsados de sus empleos.
Desempleo según sexo y rango de edad (abril 2019-2020)-miles de personas
Nadie está a salvo…
De otra parte, no obstante que el número de desempleados hombres frente a las desempleadas mujeres son muy similares, fueron los primeros los que perdieron más su fuente de trabajo: 943.000 puestos y 616 .000, respectivamente. La franja intermedia de edades es la más afectada. Lo anterior, no desvirtúa el hecho que la desocupación se abate, implacablemente, más sobre los jóvenes y las mujeres, creciendo a un incontrolable ritmo, hasta duplicarla.
Colofón:
En fin, la curva del desempleo seguirá cuesta arriba, mientras la curva de las ineficaces medidas gubernamentales, seguirá cuesta abajo.