Entre montañas que parecen tocar el cielo y senderos donde la tierra respira historia, San Eduardo se convirtió en escenario de arte, tradición y encuentro gracias al Festival Internacional de la Cultura Campesina (FICC).
El municipio vivió una jornada llena de música, danza y sonrisas, donde el Territorio FICC reafirmó que la cultura también florece en los rincones más apartados del departamento. El Ensamble Artístico del festival deslumbró con un montaje que recorrió la memoria campesina: las faenas del campo, los relatos de los abuelos y la belleza de las raíces que sostienen nuestra identidad.
Niños, jóvenes y mayores compartieron una misma emoción: la de ver cómo el arte puede unir generaciones y mantener viva la herencia de los ancestros. La Banda Sinfónica Municipal aportó el ritmo con melodías tropicales que animaron al público a celebrar la alegría de ser boyacense.
Desde Argentina, Alexandra Vega y su trío musical cruzaron fronteras para unirse a esta fiesta del espíritu campesino. “Estamos viviendo un encuentro fantástico de arte y alegría. Este festival es realmente maravilloso”, expresó emocionada.
Entre aplausos y gratitud, la comunidad de San Eduardo resumió el sentir de la jornada: “Gracias por traer la cultura a estos pueblos tan lejanos; hoy no solo brilló el sol, también se calentó el alma”, dijo Aida Granados.
Así, San Eduardo vivió un día para recordar: un abrazo entre la tradición y las nuevas expresiones, una jornada que recordó que el campo también sueña, crea y celebra.