Uno denuncia con cifras, el otro responde con sarcasmo; uno se filma, el otro lo parodia.
Boyacá observa desde la baranda digital cómo los dirigentes cambian los micrófonos por hilos de X y los debates por likes.
El concejal bogotano Daniel Briceño y el representante boyacense Jaime Raúl Salamanca protagonizan por estos días una pelea digna de la WWE, pero con menos golpes y más trinos. Todo comenzó cuando Briceño, espada en mano y celular en alto, apuntó directo al gobernador de Boyacá, Carlos Andrés Amaya, acusando presuntos sobrecostos en la nueva plaza de mercado de Paipa:
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“Los verdes se gastaron 1.000 millones de pesos para pintar de verde la plaza de mercado de Paipa… Una obra que costaría 15 mil millones costó 30 mil millones”, denunció.
El fuego no se quedó ahí. Briceño, que ya se ve en campaña rumbo al Senado, aseguró que el “clan Amaya” vive del erario y que Salamanca (a quien bautizó como “el calanchín del gobernador”) se traga la mermelada del petrismo sin hacer gestos.
Salamanca, rápido con el teclado, devolvió el golpe con ironía:
“Los nenes gomelos chapinerunos de Bogotá quieren llevarse los votos de Boyacá a punta de videos cargados de mentiras. Sigan fumando porro y metiendo vicio en sus clubes”.
Y por si quedaban dudas de que el tono sería festivo, remató con un:
“Imagínese si facturara tiktoker… Péguese la pasadita y monte video. Eso lo va a elegir senador uribista”.
Entre un “pfff” y varios “mijo”, Salamanca defendió la gestión de Amaya, acusando a Briceño de buscar cámara y seguidores más que verdad.
El concejal, por su parte, replicó con su propia ráfaga:
“Orgulloso de sacar votos por redes y no a punta de puestos ni de jugar con los impuestos de la gente”.
Briceño prometió seguir con “las denuncias que duelen” y anunció una próxima entrega: la plaza de mercado de Villa de Leyva.
Mientras tanto, Salamanca lo invitó cordialmente a “trabajar de verdad y no solo trinar detrás de un celular”.
Si esto es precampaña, que venga con Wi-Fi y crispetas.
