Repunte en casos de COVID-19: ¿es seguro viajar en transporte público?

Foto: Darlin Bejarano / Uacp / Gobernación de Boyacá.
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Las infecciones y muertes a causa del COVID-19 han aumentado en el país; de hecho, se estima que en este momento hay más de 3.500 casos activos. Según el Ministerio de Salud y Protección Social (Minsalud), a mediados de diciembre se presentó un incremento del 65 % de las muertes (53 casos). El uso de mascarilla y la desinfección de las manos siguen siendo recomendaciones clave para para evitar contagios en espacios de alta aglomeración como el transporte público.

Por Agencia de Noticias UN

En 2020, a inicios de la pandemia por SARS-CoV-2, investigadores del Grupo de Automática (Gaunal) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín elaboraron modelos matemáticos para predecir cuántos infectados podría haber en el país, en qué momento se alcanzaría la inmunidad colectiva, y sobre todo cómo era el comportamiento del virus, con el fin de adaptar actividades cotidianas y correr el menor riesgo posible.

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Los resultados de su trabajo siguen vigentes ahora que los casos de COVID-19 están aumentando en el mundo y que las autoridades colombianas continúan invitando a los ciudadanos a vacunarse y a aplicar refuerzos para reducir el riesgo de contagio.

Así mismo hicieron recomendaciones con base en los tres vectores (o vehículos) que utiliza el virus para “viajar” y diseminarse entre la población: gotas (partículas de saliva o líquido respiratorio mayores a 100 micras, que se mueven como proyectiles), aerosoles (gotas más pequeñas y livianas que se comportan como el humo del cigarrillo), y fómites (gotas depositadas en objetos).

El profesor Jairo José Espinosa Oviedo, director de Gaunal, menciona que “para ese entonces nadie estaba preparado para una pandemia. Estudiamos qué tan seguro era movilizarse en transporte público, para lo cual recolectamos datos con el Metro de Medellín, la Secretaría de Movilidad y el Área Metropolitana.

Así, observaron qué tanto riesgo de contagio hay cuando una persona sube al transporte público. Con experimentos mediados por brumas (como las usadas en discotecas), nebulización y sistemas de ventilación, en lugares como los vagones del Metro, comprobaron que los resultados numéricos correspondían con la realidad.

Para evaluar el riesgo de contagio por gotas emularon el efecto de un estornudo en entornos controlados, para usar luego técnicas analíticas de video. Así mismo, mediante un sistema automático de detección (mediado por cámaras) determinaron qué tan bien usaban la mascarilla los viajeros.

Obtuvieron más de 8.000 imágenes y encontraron que, en condiciones de normalidad (sin mascarilla), una partícula proveniente de un estornudo viaja a una velocidad de 2,5 m/seg y cae a una distancia de casi 1,5 m del punto de emisión.

Pero con el uso de la mascarilla doméstica, la velocidad de las partículas no supera los 0,5 m/s y los 30 cm de distancia.

“Por eso una distancia que supere los 30 cm entre pasajeros del transporte público evitaría el contagio por aerosoles, siempre y cuando se use correctamente el tapabocas y haya buena ventilación”, menciona el docente Espinosa.

Explicó además que “la simulación se basó en la dinámica de fluidos computacional, con la que, usando el perfil de velocidad e inyectando un fluido, es posible calcular el tiempo de renovación del aire; por ejemplo, en vagones, cabinas de cable y buses, el aire se tarda entre 0,2 y 4 minutos en renovarse un 80 %”.

De otra parte, para evaluar el riesgo por fómites, hicieron seguimiento de las rutinas de limpieza del transporte público: desinfección de superficies, uso de los lavamanos y de los dispensadores de gel antibacterial; el uso de estos últimos fue validado mediante encuestas a los usuarios en las trece estaciones de mayor afluencia.

El 16,4 % de las personas aseguró que lavó sus manos en la estación, el 63,1 % que las lavó en casa y el 20,3 % que lo hicieron en ambos lugares. Solo un 0,2 % dijo que no lo había hecho en ningún lugar.

Es evidente que el uso de productos desinfectantes se ha convertido en una rutina sobre la cual no se puede bajar la guardia. El 95 % de los usuarios los portaban o aseguraron haberlos usado antes de ingresar al sistema de transporte.

Estudios como este, aunque hechos meses atrás, siguen siendo relevantes y fundamentales para recordar cómo se comporta el virus y, con base en eso, cómo correr el menor riesgo posible. “La sugerencia general sigue siendo mantener los espacios lo más ventilados posible, con el fin de reducir el contagio por aerosoles”, señala el profesor Espinosa.

Aunque el caso de estudio fue el sistema de transporte público de Medellín, las metodologías aplicadas pueden ser útiles para nuevos análisis.

“Incluso podríamos cambiar la enfermedad, el tipo de vehículo y las distancias y hacer un análisis para una pandemia completamente nueva. Ya sabemos qué parámetros debemos medir y también que la metodología funciona”, finaliza el docente.

El informe fue cofinanciado por el Fondo Fiduciario Multidonante de Movilidad y Logística, gestionado por el Grupo del Banco Mundial y respaldado por los Gobiernos de Suiza, Alemania, Austria y Polonia (Ministerio de Clima y Medio Ambiente).

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