Reformas Petro: entre el Estado y el mercado

Foto | Colprensa
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Por | Jacinto Pineda Jiménez

Jacinto Pineda | Dir. ESAP

La izquierda reclama una mayor injerencia del Estado en la administración de bienes y servicios públicos, y la derecha defiende la eficiencia del mercado, pero ningún actor puede olvidar que lo público es el campo de la solidaridad y la comprensión.

La discusión entre derecha e izquierda hunde raíces en su postura frente a quien debe asumir lo público, fundamentalmente servicios esenciales, si el Estado o el mercado. El debate es un tema del orden político, económico, social, filosófico y casi que ninguna disciplina es ajena a la cuestión, bueno aquí busco escribir para el ciudadano de pie y no para los académicos y sus profundos análisis.

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Es un tema antiguo que en la historia reciente trae consigo la etapa posterior a la Segunda Guerra Mundial, dominada por el paradigma del Estado de Bienestar. El modelo, predominante en el mundo se caracterizaba porque el Estado prestaba directamente los servicios públicos en general e intervenía en lo económico y social. Casi que ninguna actividad escapaba al Estado.

En Colombia los servicios públicos, la salud, la educación, la seguridad social recaían sobre la administración del Estado. Además, el transporte intramunicipal, las comunicaciones, el sistema financiero y, en general, el Estado intervenía en la producción, el intercambio y el consumo en la economía. El seguro Social, Telecom, Idema, Insfopal, Inscredial, BCH, etc., son nombres de entidades que administraron el escenario de lo público.

En los años noventa, siglo XX, la crisis del modelo trajo consigo la imposición del paradigma neoliberal, bajo el principio que el mercado era más eficiente en la distribución y asignación de servicios y bienes públicos. La lógica de la oferta y la demanda, la libre competencia, las privatizaciones se convirtieron en principio orientador de lo público, y en general el mercado, de la esfera de lo económico, terminó dominando lo social, lo político y en ocasiones al propio Estado. En Colombia debe recordarse el gobierno de Cesar Gaviria y los siguientes, pues impulsaron, así como en América Latina, las principales reformas neoliberales, trayendo las privatizaciones, la desregulación de los mercados, el librecambio, la liberalización comercial, la inversión extranjera y una nueva lógica que hoy entra nuevamente en discusión.

El meollo del debate hoy de las reformas del actual gobierno es que buscan un Estado con mayor injerencia sobre los servicios y bienes públicos. Un Estado no solo que vigile, controle o supervise, sino que preste los servicios públicos, fundamentalmente los esenciales. La derecha pregona una mayor intervención del Mercado pues argumenta que la lógica privada es más eficiente y justa, mientras la izquierda asume una postura de defensa de lo público en el Estado, alegan que lo público (salud, educación, seguridad social, comunicaciones etc,) bajo la prestación del Estado es solidario mientras en el sector privado hay un camino a la mercantilización de lo público. Desde luego en las dos direcciones hay quienes van al extremo de negar el Estado o el mercado, pasando por mas moderadas que reclaman una acción conjunta entre el Estado y el mercado.

Es indudable, para la izquierda y derecha moderada, que el Estado debe asumir un papel más protagónico, tanto en lo económico como en lo social y lo político, claro más regulativo. De lo contrario ¿para que sirve hoy el Estado? También es cierto que el sector privado es motor de desarrollo pues bajo su iniciativa han mejorado las condiciones sociales y económicas muchos colombianos, pero también debe señalarse que en un país con grandes desigualdades tiene una mayor responsabilidad social, corresponsabiidad con lo público y lo fundamental en este debate, cuando asume la administración de lo público NO lo puede reducir a un simple negocio para maximizar utilidades. Lo público por esencia es el campo de la solidaridad y la comprensión y eso ningún actor lo puede olvidar.

Frente a quienes alegan hoy un Estado ineficiente para asumir la tarea que le impone las reformas propuestas y lo comparan con algunos fracasos del pasado, es importante tener en cuenta que hay una administración pública más eficiente en sus funciones pero que desde luego en su desempeño existen brechas, siendo muy crítica en algunos entes territoriales, especialmente en municipios de sexta categoría.

Bienvenido el debate izquierda-derecha, desde el argumento, eso es fundamental para nuestra democracia, aunque al final, y con cierto pragmatismo lo digo, para muchos ciudadanos “No importa el color del gato, lo importante es que cace ratones”
Director Territorial ESAP Boyacá Casanare.

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