Con base en el conocimiento, la experiencia, la apropiación del territorio, la valoración de los patrimonios tangibles e intangibles de cada localidad y con una nueva perspectiva de la seguridad y la soberanía alimentaria, un grupo de líderes sociales de 19 municipios que actualmente conforman la red de Pueblos hermanos del departamento, que abarcan localidades del alto Ricaurte y el Occidente del departamento, abordaron en este conversatorio convocado por el periódico EL DIARIO y la oficina de diálogo social y paz de la gobernación del departamento en cabeza de Pedro Pablo Salas Hernández, los temas correspondientes y manifestaron una vez más su rechazo al Fracking, a la minería extractivista y la agricultura transgénica, a la vez que reafirmaron la defensa del agua como el principal patrimonio de sus comunidades.
La defensa del agua como el bien más preciado que hay cuidar, el rechazo a las nuevas arremetidas que según ellos intenta el gobierno al tratar de restablecer los proceso de exploración de hidrocarburos en la región, donde argumentan que tal acción la vienen ambientando de manera subrepticia y engañosa; también, expresan su preocupación por la pérdida del patrimonio genético de la región, donde las semillas ancestrales de los principales cultivos han sido reemplazadas por los transgénicos impuestos por las transnacionales.
Manifiestan su preocupación por el cambio climático y por la poca respuesta institucional del gobierno, en todos los niveles, para apoyar a las comunidades de manera efectiva para afrontar las distintas crisis. Coinciden también en llamar la atención de las corporaciones autónomas para que en realidad definan su trabajo por la defensa de los recursos naturales y no por los dudosos proyectos económicos ambientales y turísticos que no causan más recelos que seguridades.
Coordinó el conversatorio Don Pedro Cortés, cuyo liderazgo lo ejerce desde Villa de Leyva.
La construcción regional de identidad cultural, a partir de las potencialidades heredadas y conservadas, han de ser el antídoto ético sobre el cual se pueda reconstruir la fortaleza vocacional de nuestros municipios, hacia un desarrollo propio y sostenible capaz de hacer frente al consumismo globaliza te con toda su máquina extractiva, que destruye nuestro entorno natural, con el sofisma de un desarrollo basado en porticada regalías que no compensan jamás la depredación ambiental y el desplazamiento paulatino de las comunidades autóctonas, ni la desaparición de la cultura ancestral y los recursos naturales. Nooo!!! al fracking y a la política extractivista.