Recordar el pasado violento para que vuelva la esperanza a Boyacá

Los chulavitas nacieron en el municipio de Boavita (Boyacá) en los años cuarenta. Archivo EL ESPECTADOR
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Por | Jacinto Pineda Jiménez, Docente de la Escuela Superior de Administración Pública ESAP

Las apacibles mañanas de sábado en Tunja, el pasado 8 de noviembre, se vieron interrumpidas por el sonido de las explosiones, luego y en el mismo mes el ruido de la guerra y el terror vuelve a estallar en El Espino, otrora municipio centro de la violencia en el departamento. Retorna el miedo, pero debe prevalecer la esperanza, por ello busco en este artículo recordar la violencia que vivió Boyacá desde el año de 1958 hasta el 2018, según el centro de memoria histórica, informe “Basta Ya”, para que el pasado se convierta en una voz viva en este presente y en un solo grito retumbe, no a la violencia, no al pasado de terror.

El conflicto armado en Boyacá desde 1958 a 2018, dejó 4.114 víctimas de las cuales 3.480 eran civiles, de este total 3.892 murieron, siendo civiles 2.950. Puerto Boyacá registra el 26.1% de las víctimas, siendo alarmante las 511 desapariciones forzadas. La violencia en el departamento es una historia construida sobre los municipios más pobres y con rezago en su desarrollo.

Las víctimas documentadas corresponden a aquellas que padecen la afectación en desarrollo de hechos perpetrados por los actores armados, en el periodo de 1958 a julio de 2018, excluye a las familias de las víctimas y los desplazados. La violencia comprende las acciones bélicas entre los combatientes y acciones contra la población civil y está organizada en diez modalidades de violencia. En el gráfico 1 se muestra el número de víctimas por modalidad para Boyacá (ver gráfica 1).

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En Colombia en el periodo mencionado se registraron 368.138 víctimas, apenas cruel para un país con tanta esperanza, de las cuales el 47.9% corresponde a asesinatos selectivos, es decir aquellos homicidios intencionales de tres o menos personas en estado de indefensión perpetrados por los actores del conflicto. En estos sesenta años en Boyacá fueron víctimas de los asesinatos selectivos 1.279 personas, de los cuales 399 el presunto responsable es un grupo paramilitar, 274 atribuidos a la guerrilla y el resto a otros grupos.

El oprobioso secuestro registró 515 víctimas, en 433 casos, de los cuales en 329 hechos el presunto responsable es la guerrilla. Ahora la desaparición forzada, con su rastro de angustia e incertidumbre, deja 1.087 víctimas, en 1040 casos, de los cuales en 357 los presunto responsable son grupos paramilitares, 262 desconocidos, 102 la guerrilla y el resto no identificados.

Este conflicto deja 296 miembros de las fuerzas armadas del Estado muertos en enfrentamientos bélicos, de igual manera 41 civiles murieron en ellos. La gran mayoría de las víctimas fatales que dejó la guerra eran miembros de la sociedad civil: 2.950 civiles frente 892 combatientes. En la gráfica dos se evidencian los diez municipios con el mayor número d victimas (ver gráfica 2).

El registro de víctimas por municipios refleja la expresión territorial del conflicto armado y sus procesos particulares por provincia. Puerto Boyacá el constante trasegar por la violencia, de las luchas bipartidistas fue caminando a una fuerte presencia a los grupos guerrilleros y posteriormente al surgimiento y avance de los grupos paramilitares, narcotraficantes que con sus acciones cegaron vidas y atizaron guerras.

Este municipio concentra el 26.1% de las victimas asociadas al conflicto armado en Boyacá, en su territorio durante estos sesenta años han sido víctimas 1.074 personas, de las cuales 511 fueron desaparecidas, bajo una historia de terror de la cual es necesario construir la verdad; 305 objeto de asesinatos colectivos y 118 murieron en masacres. Esta es la historia que debe doler para construir una paz estable y duradera. La violencia alimenta y agudiza la pobreza por eso sigue su rastro.

Chita, el tercer municipio más pobre de Boyacá, de acuerdo con el indicador de necesidades básicas insatisfechas (NBI) es a su vez el segundo más afectado por el conflicto armado; es el único en el departamento donde se han expresado todas las modalidades de violencia. La provincia de la libertad incluye a Labranzagrande y Pajarito dentro de los cuatro municipios más afectados por el conflicto

armado en Boyacá. El primero es el municipio con mayor número de víctimas dentro de las acciones bélicas desplegadas por los grupos armados y Pajarito es el más afectado con minas antipersonas.

El conflicto esmeraldifero pone su cuota de dolor con Otanche, Pauna y Muzo, el primero suma 51 desapariciones forzadas, el segundo 50 asesinatos selectivos y Muzo con 60 personas asesinadas en masacres hacen que ocupen el segundo lugar en la respectiva modalidad de violencia en el departamento. Las provincias son las de Norte y Gutierrez hoy vuelven al ojo de huracán con los hechos violentos registrados en los últimos meses, mientras Lengupá y Sugamuxi se desprenden de su pasado.

No olvidar el pasado para soñar con un mejor futuro, y como dice el poema “Al andar, se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.

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