Puente de Boyacá, ceremonial histórico – balance 2025

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El sitio histórico de la Batalla de Puente de Boyacá se consolidó durante el presente año como pilar de la integración en el ámbito histórico cultural de América Meridional, continuando la dinámica de años anteriores, con la participación de la mayoría de Sociedades Bolivarianas de Colombia y varios países amigos.

Los Encuentros Bolivarianos, marcados esencialmente con temas de relevancia regional dejan una impronta sólida como la mejor aproximación al auténtico ideario bolivariano, que con sus preceptos marca una hoja de ruta sencilla y sólida para mantener dinámico y vigente el pensamiento de nuestro Libertador y Padre de esta Multipatria Bolivariana; una confederación de repúblicas libres, autónomas e independientes; unidas, por la naturaleza y en cielo, en vínculo fraternal de Libertad.

Como delegado del gobierno de Boyacá en el Altar de la Patria, el maestro Eduardo Malagón Bravo coordina múltiples acciones, con el apoyo de la Policía Metropolitana de Tunja y las unidades militares de la Primera Brigada, como la realización de ceremonias para conmemorar fechas clásicas de nuestro calendario nacional e internacional, Foros históricos, visitas de altos oficiales de Ejército y Policía, Misiones Diplomáticas, delegaciones especiales extranjeras, caravanas de moteros y caminantes.

En el escenario internacional se han conformado Comisiones Preparatorias de efemérides como el Bicentenario del Congreso Anfictiónico de Panamá, el Centenario de la fundación de la Sociedad Bolivariana del Ecuador, entre otras actividades que se van uniendo a una agenda especial.

Vale la pena resaltar convenios con la Escuela Superior de Guerra de las Fuerzas Militares de Colombia para los programas de ascensos de oficiales y suboficiales, que asisten al Ciclorama para recibir cátedras magistrales de nuestra historia.

Cabe anotar, como mi sentida reflexión de fin de año, que es indispensable acrecentar la conciencia ciudadana, en el compromiso de divulgar nuestro pasado glorioso; ese legado fruto de la generosidad, el heroísmo y hasta el sacrificio de una sublime generación de Héroes Liberadores, que depusieron sus intereses personales y se unieron a la causa independentista que dio resultados positivos que hasta el día de hoy disfrutamos, casi sin darnos cuenta de las terribles dificultades que afrontaron en tiempos remotos, en los que no existían las bondades del desarrollo y el progreso, y que subestimamos, porque la mayoría de colombianos padecen la emasculación, en el conocimiento de la historia. Nadie ama, respeta, defiende o promulga, lo que no conoce; es el estigma de la condición humana, que, naciendo en tierras de pioneros emancipadores o Liberadores, sus descendencias sobreviven en la indiferencia anárquica de sus propios pensamientos y sentimientos. Luchar contra patrones preestablecidos, en la arrogancia del despotismo no ilustrado, resulta casi imposible de superar, pero en la tozudez o la fe de carbonero, que nos asiste, rompemos los sofismas o artificios de quienes se creen únicos y dignos y que impiden que otros podamos portar la dignidad de profetas en nuestra propia tierra, para indicar senderos amables en el conocimiento e iluminar las mentes de gentes buenas, para forjar un futuro mejor. Si debemos luchar contra la corriente, pues luchares, sin tregua ni descanso, hasta nuestro último aliento. Impondremos la Ley de la Conciencia, aquella que se imparte desde nuestra propia inteligencia, aquella que mira más allá del horizonte visible. Cabe dar paso el más grande y mejor pensador, cuando se aproxima a los ideales de Bolívar: “Acaso sea atrevida y candorosa esperanza creer en un aceleramiento tan continuo y dichoso de la evolución, en una eficacia tal de vuestro esfuerzo, que baste el tiempo concedido a la duración de una generación humana para llevar en América las condiciones de la vida intelectual, desde la insipiencia en que las tenemos ahora, a la categoría de un verdadero interés social y a una cumbre que de veras domine. Pero donde no cabe las transformación total cabe el progreso; y aun cuando supierais que las primicias del suelo penosamente trabajado no habrían de servirse a vuestra mesa jamás, ello sería, si sois generosos, si sois fuertes un nuevo estímulo en la intimidad de vuestra conciencia.

La obra mejor es la que se realiza sin las impaciencias del éxito inmediato; y el más glorioso esfuerzo es el que pone la esperanza más allá del horizonte visible; y la abnegación más pura es la que es la que se niega en lo presente, no la compensación del lauro y el honor ruidoso, sino la voluptuosidad moral que se solaza en la contemplación de la obra consumada y el término seguro”. José Enrique Rodó Boyacá posee jerarquía propia, nacional e internacional. En el ámbito nacional somos el escenario donde se desarrolló el acontecimiento más importante de nuestra civilización en todos los tiempos, y este mismo acontecimiento trasciende allende las fronteras, posicionándonos en sitial de honor como el faro que iluminó a la América con relucientes destellos de libertad. Mi reconocimiento especial y agradecimiento sincero a quienes de manera generosa han permitido mantenerme en mi oficio de Patriota Boyacensista por un extenso periodo, hasta el día de hoy.

A todos debo el inmenso placer y orgullo de poder contemplar la obra realizada, obra que sobrepasa el medio siglo, con hechos reales, ciertos y comprobables, un centenar de medallones de próceres colocados en espacio público, creación de museos e instituciones académicas, monumentos construidos, edición de libros y poemas, autor y recaudador de la colección más extensa de arte patriótico boyacense, pero lo más relevante es el ejemplo de esmero y consagración de toda una vida a enaltecer la majestad y grandeza de la historia de los pueblos que reafirmar sin duda alguna la titánica labor realizada en bien del patrimonio histórico de Boyacá, Colombia y América Meridional.

Capítulo especial en este orden está dedicado a mi mecenas, mi benefactor, aquel otrora muchacho inquieto y atrevido que exacerbaba los ánimos de una juventud reclamante en la reivindicación de los derechos civiles de los estudiantes de la UPTC, que hoy, por segunda vez es el gobernante y líder de nuestro departamento de Boyacá, Carlos Amaya Rodríguez, con quien se visibilizaron los auténtico y nuestros referentes de la identidad boyacense; nuestras mujeres , hombres, niñas y niños de la Campaña Libertadora de 1819 y que en 2019 siendo el Gobernador del Bicentenario en tan magna efeméride, se ha logrado que hoy sean reconocidos y venerados como nuestras heroínas y héroes libertadores.

Gracias, gracias Gobernador de la Boyacá Grande, grande en su historia, grande en emprendimientos institucionales que la fortalecen en justicia social y desarrollo integral de las comunidades. Soy parte de una familia buena, de principios y valores, con temple y linaje especial, que trasciende por su ejemplo, ese que vale más que la propia erudición histórica, soy descendiente por parte de mi madre; primera mujer en desempeñarse como Supervisora de Educación en el occidente de Boyacá en la década de los años cincuenta del siglo pasado, descendiente directo de Isidro Bravo , compañero de cadalso de la heroína Antonia Santos Plata; ambos fusilados en El Socorro Santander el 28 de julio de 1819. Soy también descendiente, por parte de mi padre de los mártires de Guatoque Viejo, hoy Santa Sofía, Cuando fueron asesinados a comienzos de 1900 por orden del gamonal, luego de cargar El Palium en la procesión del Corpus Cristi.: “Malagones que murieron por amar a Dios sobre todas las cosas” y que su sacrificio fue refundido por los gobiernos y la iglesia, en una triste señal de imperiosa impunidad. Por mis venas corre sangre corre de romántico idealista, de libre pensador, de rebelde y revolucionario, mi destino está signado como Apóstol del Ideario Bolivariano, no pretendo ni premios ni aplausos, mi lema, mi consigna es servir y triunfar, en el servicio de la humanidad. Esta presentación lleva la impronta de la sencillez, la originalidad, la humildad y la modestia, que no se contraponen al gran orgullo que siento por la labor realizada, que solo podrá ser estimada por aquellos espíritus superiores que no los ciega la luz de la verdad y la franqueza. Concluyo este exordio con mi agradecimiento a mi familia, especialmente a mi esposa María Luisa, mi talismán de buena suerte, mi fortaleza, mi compañera y protectora, a nuestras hijitas Anita y Valentina nuestras más bellas obras, al nieto querido Ahmet Eduardo, nuestra promesa, nuestra nueva ilusión.

Como buen chiquinquireño de estirpe libertaria, de pincel, pluma, de armas y oración; rezandero, consagrado a la Santísima Virgen de Chiquinquirá y Patrona de Colombia, le imploro seguir iluminando mi camino de esta hermosa vida, adornada de rosas, sin espinas, que con su aroma se convierten en el elixir que me proyecta, sin tregua ni descanso, al infinito futuro.

Mi reconocimiento y agradecimiento a EL DIARIO BOYACÁ, mi casa editorial, especialmente a don Ricardo Rodríguez Puerto, por difundir oportunamente, lo que hacemos, en beneficio de un pueblo bueno también. En mi condición de Boyacense, Colombiano y Bolivariano, Soy un instrumento providencial de confraternidad entre los pueblos; Misión que cumplo con gran pasión, lealtad y orgullo.

Nota: los gentilicios deben escribirse con mayúscula para resignificar su alto valor de apropiación en la conciencia de cada ciudadano

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