Por | Zully Orozco – Economista e investigadora – Economista Liberal y apartidista
Transitamos rápidamente hacia un periodo de bajo crecimiento económico en 2023. Es increíble que el gobierno aún siga insistiendo en que la “recesión será ligera” cuando Los organismos internacionales destrozan el escenario macroeconómico para Colombia en 2023.
La OCDE estima una reducción progresiva del crecimiento del 8,1% en 2022 al 1,2% para 2023. Asimismo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) bajo el pronóstico a 2,2%, estimando que será la economía que más caerá en la Región de América Latina. A nivel interno, la proyección del Banco de la República (BanRep) es aún más negativa, con una revisión a la baja de 0,7% para 2023 y una modesta recuperación al 1% en 2024.
Un país que es objeto de semejantes proyecciones no puede tener un gobierno que aparente que todo estará bien, que la caída no será tan fuerte cuando todo el consumo de los hogares y el fuerte dinamismo de algunos sectores que han venido liderando el crecimiento gracias al placebo monetario de los bajos tipos y la amplia liquidez, entraran en una fase de severa contracción por el efecto rezagado de la subida de la tasa de política monetaria.
Los colombianos han venido acumulando más deuda justo cuando los salarios reales están cayendo por el deterioro del poder adquisitivo que causa la inflación y justo cuando los tipos se empiezan a elevar.
El crédito privado se ha disparado alcanzando un máximo del 8% anual. Mientras que, el indicador de carga financiera registró un máximo de 32,1%, comparado con niveles del 13,5% en años anteriores. Esto significa que por cada 1 peso de ingreso que perciben las familias, en promedio, cerca de 32,1 centavos lo destinan al pago de intereses (BanRep).
Las familias enfrentan la próxima desaceleración más endeudadas, con más impuestos y con una inflación que no cesará de permanecer por encima del 7% (BanRep).
Los planes de estímulo no solo dejan un sector privado hundido en el endeudamiento, sino que, además, dejan inflado el tamaño del gobierno, con una relación deuda PIB del 57,3% y un déficit mayor al 6% que requerirá de un aumento de los impuestos al sector productivo para continuar su financiación
En pocas palabras, todo lo que el gobierno ha gastado desde la crisis por la Pandemia hasta ahora, lo está pagando usted, mediante una mayor inflación y mediante el aumento de los impuestos que traerá la nueva Reforma tributaria. Había escuchado antes el dicho que dice “nunca nada es gratis…” pues bien, en economía, tampoco.
El panorama para Colombia en 2023 se agravará aun más por el efecto de factores externos.
La economía estadounidense está ahora al borde de una recesión como la que registró a principios de la década de los 90´s, tal como lo mencionó el más reciente informe de Fitch Ratings. No es para menos, luego de haber llevado tipos bajos por más de una década.
La muy posible contracción del gigante mundial, podría generar para Colombia un fuerte choque de demanda externa por ser su principal socio comercial.
Estados Unidos concentra más del 40% de las exportaciones del país (BanRep) y una recesión, desestabilizaría las finanzas públicas por la caída de los ingresos derivados de la exportación de hidrocarburos y por la ralentización que sufriría el sector minero energético que ya bastante ha tenido este año con las amenazas de desmantelamiento de la izquierda ambientalista.
No obstante, si observamos los indicadores adelantados vemos que la economía ya empieza a revelar signos de evidente debilitamiento.
Según cifras preliminares para el tercer trimestre de 2022 del DANE, el crecimiento intermensual de la actividad económica al mes de octubre se contrajo en 0,6% con respecto al mes de septiembre.
Asimismo, la confianza al consumidor volvió a tocar mínimos históricos de 24,8% en el pasado mes de noviembre, registrando una caída de 5,3 puntos porcentuales frente a octubre, según la Encuesta de Opinión del Consumidor de Fedesarrollo.
Estos datos corroboran que la desaceleración ya ha llegado para frenar la actividad del sector privado y para contraer el consumo, a pesar de toda la palabrería diplomática del gobierno. Con una deuda pública cercana a los $157,40 billones, una tasa de desempleo del 9,9% y una inflación estancada de dos dígitos (11,7%), Colombia se enfrenta a una dura ralentización luego de un breve periodo de auge.
En efecto, el banco central es responsable de frenar ahora la economía, pero también lo era meses atrás junto con el gobierno, cuando la sobrecalentaba con los mayores impulsos monetarios y fiscales de la historia y celebraban a bombos y platillos que era el país que más crecía de la región.
El gobierno le achacará la culpa a cualquier otro factor, pero la causa de la próxima crisis es la misma de la mayoría de países en todo el mundo: brindar estímulos más allá de lo que la economía necesita.
El panorama es desalentador, debemos prepararnos para un entorno económico más complejo de lo pronosticado.
A todos mis lectores, un Feliz Año Nuevo.
Continuaremos defendiendo la libertad.
Es casi preocupante todo lo que se pronostica de la economía en colombia y el mundo, porque aunque el movimiento del dinero se verá disminuido por las recesiones económicas, sabíamos de antemano que esto pasaría, sin fuerzas sobre naturales las que mueven el mundo y el universo, y son planes más grandes que nosotros los que tiene aquella mente maestra que un día pronunció esas grandes palabras que dieron inicio a nuestra especie.. “hagamos al hombre a nuestra imagen”.
Si confiamos en Quien nos creó, el guiará nuestros pasos y suplirá nuestras necesidades.