Por ahora el exgobernador se concentra en su campaña a la Presidencia, pero comenzó su jugada de ajedrecista para volver a contar con el respaldo del Partido Liberal. Se oficializa el distanciamiento entre Carlos Amaya y el congresista Rodrigo Rojas, quienes seguramente serán rivales en la disputa por llegar a la Gobernación en las elecciones del 2023.
El nombramiento del liberal Carlos Julio Velandia en la Secretaría de Desarrollo Empresarial de Boyacá, en reemplazo de la liberal Jéssica Paola Albarracín Montaña no solamente significa el distanciamiento definitivo entre Carlos Andrés Amaya y el congresista Rodrigo Rojas sino que marca el inicio político de la campaña hacia la próxima Gobernación de Boyacá.
En la rueda de prensa de ayer, el exgobernador de Boyacá Carlos Amaya dijo que espera ser el ganador de la consulta de la Coalición Centro Esperanza, que está concentrado en esa tarea, pero aclaró que si todavía no es su tiempo para llegar al Primer cargo de la nación regresará a su tierra a servirle a su departamento, ‘si los boyacenses quieren’.
El tema generó reacciones de toda la clase política regional que, de todas maneras, desde hace mucho tiempo, sabía que Amaya tiene como uno de sus objetivos volver a ser gobernador de Boyacá.
Pero para lograr esa meta lo más posible es que Amaya tenga que enfrentarse con quien hasta hace poco fue su aliado, el representante a la Cámara liberal Rodrigo Rojas Lara, quien ya ha manifestado su intención de buscar la gobernación de Boyacá en las elecciones del 2023.
En las últimas campañas por la Gobernación, incluyendo la suya propia, en la que resultó ganador; y en la que el triunfador fue Ramiro Barragán, Carlos Amaya y los verdes tuvieron como aliado al Partido Liberal, representado por el excongresista Rafael Romero Piñeros y por Rodrigo Rojas.
Ahora, cuando Rodrigo Rojas manifestó que no regresaría a la Cámara y que aspiraría a la Gobernación, se notó la incomodidad de Amaya y ese distanciamiento se comenzó a notar con la salida de liberales de diferentes cargos de la Gobernación, incluyendo gerentes y secretarios del despacho.
Cuando Héctor David Chaparro se retiró de la gerencia de la Lotería de Boyacá para aspirar a la Cámara por el sector de Rodrigo Rojas, no fue respetado el acuerdo con los liberales y en el cargo fue nombrada una persona de otra filiación política. Después de eso, en diferentes niveles, han continuado saliendo liberales de la Gobernación y de las diferentes entidades del Gobierno regional.
La semana pasada se produjo la renuncia de Jéssica Albarracín de la Secretaría de Desarrollo Empresarial para reforzar el equipo de Héctor David Chaparro hacia el Congreso y ayer, sorpresivamente, fue nombrado en su reemplazo Carlos Julio Velandia, oriundo de Sogamoso.
Resulta que Velandia hace parte del ‘ala disidente’ del partido que lidera Rodrigo Rojas, pues para la Cámara viene apoyando la aspiración del tunjano Jorge Eliécer Cortés.
Como están las cosas, es muy posible que en los próximos meses, independientemente de los resultados de las elecciones del 13 de marzo, salgan de la Gobernación todos los liberales del sector de Rodrigo Rojas y Héctor David Chaparro e ingresen quienes representen la disidencia al movimiento del hoy representante a la Cámara y precandidato a la Gobernación.
Si eso ocurre, la explicación para Amaya es fácil, de todas maneras le está cumpliendo al Partido Liberal en los compromisos que se hicieron con esa colectividad, tanto para su campaña a la Gobernación como para la de Ramiro Barragán.
El nombramiento de Carlos Julio Velandia fortalece la campaña de Cortés, en detrimento de la campaña de Chaparro.
Ya vendrán otras ‘jugadas’ por parte de Amaya y seguramente por parte de Rodrigo Rojas cuando faltan más de 20 meses para las elecciones en que se disputará quien será el reemplazo de Ramiro Barragán Adame en la Gobernación de Boyacá.
Ese es el resultado de los pactos que se hacen cuando no hay seriedad en el tema. Después de conseguir el objetivo, le dan la espalda a quien sirvió de fortaleza para lograr ganar la elección. Pues ahora debería devolverse esa ayuda, a quien fuese su aliado para gobernar también al Departamento y cumplir también con el propósito: Primero la gente.
Carlos Amaya con la arrogancia de los ilusos, cree, que es el dueño de Boyacá y que manipula, ordena y exige lealtad a su movimiento, que El mismo ha deteriorado, por el afán de poder, no para Boyacá, sino para uss interéses personales y los de sus socios del poder. En Boyacá hay más de un millón de personas, mayores y jóvenes independientes que piensan y tienen capacidad de ejecución. Boyacá no necesita redentores, ni falsos profetas; puede estarse equivocando el Sr Amaya, al pensar que haciendo favores a ciertas personas, manipula movimientos idelógicos estructurados. Queda mucho que hacer, mucho qué decir y mucho que investigar Ingeniero Amaya.
Hay hacer el cambio y dar la oportunidad a otros partidos para gobernar a Boyaca como Rodrigo Rojas un joven con exelentes capacidads