Predominio literario en las aulas

Foto | Archivo / Hisrael Garzonroa
Publicidad

Getting your Trinity Audio player ready...
Por | Julián David Mesa Pinto / Abogado Especialista en Gobierno y Gerencia Territorial

Las aulas de clase, indistintamente los niveles de educación, se constituyen como la casa del pensamiento, la palabra, la crítica y autocrítica en que la condición humana de cada estudiante en sus procesos educativos de aprendizaje logra manifestarse y relacionarse en la naturaleza social. La educación siempre será la cumbre de la riqueza como instrumento de tolerancia e igualdad en la humanidad.

La libertad, por ejemplo, si bien se concibe como una conquista histórica humana, hoy en comentarios o expresiones del mundo paralelo de las redes sociales, en discusiones de medios de comunicación y en debates políticos, suele tergiversarse en torno al interés particular o a realidades distintas al punto de contradecir y transgredir el sentido mismo del término.

Tanto en el juego como en el arte, la literatura y la exploración del medio, como pilares iniciales de la educación, el diálogo inclusivo, tolerante y comunicativo deben estar afianzados y cimentados con riqueza literaria. Ampliar la búsqueda de sentido, la formación de criterio y el crecimiento de la autonomía personal implican entender y analizar la condición humana en todos sus estados: lo más bondadoso, lo más solidario, lo más humano y amoroso, como la más ruin y las más horrenda y miserable bajeza humana, y es por medio de la literatura que se logra entender ese complejo, plural y diverso tejido de la existencia humana.

Publicidad

El predominio de la literatura en las aulas no significa una idea o apuesta educativa, ni un simple estandarte que embellezca un currículo, la literatura debe imperar en los procesos educativos como el alma de nuestra cultura, como el faro que ilumine a las próximas generaciones en formación y concebir así más vivible, más tolerante y más compasiva nuestra sociedad cada vez más deshumanizada.

Prevalecer y enriquecer los espacios de fomento a la literatura en la academia implica fortalecer la capacidad de soñar, de cuestionar, analizar y reflexionar. Ya lo decíamos en este mismo espacio de opinión: leer implica también un proceso de aprendizaje que involucra una activa interacción de nuestra imaginación, nuestra memoria, nuestras emociones conlleva inexorablemente a una decidida reflexión, a un análisis e introspección serio y profundo: leernos a nosotros mismos

En estos tiempos resulta tan inadmisible como imperdonable privar a los estudiantes de procesos y ejercicios de formación intelectual y humana reduciendo o vilipendiando a la literatura en el currículo educativo.

“El tiempo para leer siempre es tiempo robado. (Al igual que el tiempo para escribir, por otra parte, o el tiempo para amar.)

¿Robado a qué?

 Digamos que al deber de vivir”.

Daniel Pennac, “Como una novela”.

 

 

Publicidad

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.