
El presidente Gustavo Petro planteó la creación de una alianza regional entre Colombia, Venezuela y Ecuador para enfrentar de manera conjunta el narcotráfico y los desafíos geopolíticos que, según él, se esconden tras la política antidroga de Estados Unidos en el Caribe.
El mandatario colombiano aseguró que la presencia militar norteamericana en la zona no responde a la lucha contra las drogas, sino a intereses petroleros y estratégicos en torno a los recursos naturales de América del Sur.
Durante la alocución presidencial del pasado 17 de octubre, Petro afirmó que la llamada “lucha antidroga” se ha convertido en una excusa para justificar operaciones militares y posicionamientos políticos en áreas con alto potencial energético. De acuerdo con el mandatario, “no se trata de cocaína, sino de petróleo”, al referirse a las actividades estadounidenses en las costas de Venezuela y Guyana, regiones con amplias reservas de crudo en disputa.
Petro rechazó la idea de que el aumento del narcotráfico hacia Estados Unidos provenga de Colombia. Aseguró que la mayor parte de la cocaína colombiana actualmente tiene como destino Europa, Australia y países del Cono Sur, utilizando como principales puntos de salida los puertos del Pacífico ecuatoriano.
El jefe de Estado advirtió que el discurso estadounidense sobre la seguridad marítima en el Caribe encubre una estrategia de control energético en zonas de influencia regional.
El Presidente propuso una cooperación antidroga independiente entre las naciones suramericanas, basada en la inteligencia compartida, la colaboración policial y la protección ambiental.
Petro enfatizó que una alianza entre Colombia, Venezuela y Ecuador, ampliable a otros países amazónicos, permitiría diseñar una política integral que aborde las causas sociales y económicas del narcotráfico, en lugar de limitarse a respuestas militares.
El mandatario también reiteró que el consumo de fentanilo y otras drogas sintéticas en Estados Unidos constituye una crisis sanitaria interna, y no un problema generado desde Sudamérica. En ese sentido, sostuvo que el enfoque estadounidense ha sido ineficaz y ha contribuido a la militarización del Caribe, afectando la soberanía de los países latinoamericanos.
Petro insistió en que una política antidroga realmente efectiva debe centrarse en el desarrollo social de las comunidades rurales, en la sustitución de cultivos ilícitos y en la creación de oportunidades económicas sostenibles. A su juicio, el fracaso de la llamada “guerra contra las drogas” radica en haber tratado un problema social y económico como un conflicto bélico. “Si seguimos viendo el narcotráfico como una guerra, solo cosecharemos más violencia y dependencia”, advirtió.
El planteamiento del presidente se inscribe en su visión de una integración latinoamericana autónoma, libre de imposiciones externas. La alianza que propone no solo tendría objetivos en materia de seguridad y cooperación policial, sino también de defensa de los recursos naturales frente a las presiones de actores internacionales.
Analistas consultados destacan que la propuesta podría reconfigurar las relaciones diplomáticas en la región y fortalecer los vínculos entre los tres países andinos, históricamente marcados por tensiones políticas. No obstante, advierten que su concreción dependería de la voluntad política de los gobiernos de Caracas y Quito, así como de su capacidad para coordinar mecanismos conjuntos de inteligencia y control fronterizo.
La iniciativa también podría generar nuevas fricciones con Washington, que mantiene una presencia activa en operaciones navales en el Caribe bajo el argumento del combate al narcotráfico. Desde agosto, Estados Unidos ha realizado patrullajes y abordajes en aguas cercanas a territorios de Venezuela y Guyana, lo que ha despertado preocupación en varios gobiernos de la región.