En un pronunciamiento contundente durante la Conferencia de Emergencia sobre Palestina, el presidente Gustavo Petro denunció que su orden de suspender la exportación de carbón a Israel no fue acatada por funcionarios de su propio gobierno. El mandatario aseguró que se trató de una «traición» que, según él, revive patrones históricos de sabotaje interno en Colombia.
La conferencia, convocada por Petro junto a países del Sur Global, fue una respuesta al agravamiento de la crisis humanitaria en Gaza y a la parálisis de la comunidad internacional frente a los ataques israelíes. Durante su intervención, el presidente afirmó: “Aquí me traicionaron en esto. Yo dije que no iba una sola tonelada de carbón más a matar bebés palestinos, y aquí en esta casa, bajo mi gobierno, funcionarios blancos descendientes de esclavistas […] tomaron la idea de cómo volver la frase del Presidente inocua en un decreto”.
El jefe de Estado sostuvo que no fueron las empresas mineras las que se opusieron directamente a su decisión, sino funcionarios públicos de otros ministerios, quienes habrían manipulado el contenido de un decreto para impedir que su directriz se materializara. “No fue Glencore, no fue Drummond. Aprovecharon, eso sí, pero quienes cometieron la traición estaban aquí, pagos por el pueblo colombiano”, sentenció.
La denuncia vino acompañada de una fuerte carga simbólica e histórica: Petro comparó la supuesta traición con el intento de asesinato de Simón Bolívar en 1828, señalando que la historia de sabotajes internos “nos acompaña desde entonces”.
“El presidente está hablando de una profunda deslealtad institucional”, comentó un analista consultado. “Lo que se pone sobre la mesa no es solo una disputa burocrática, sino una ruptura entre la voluntad política del mandatario y las resistencias dentro del propio Estado”.
La Cancillería no ha emitido respuesta oficial frente a las declaraciones. Mientras tanto, el episodio refuerza la narrativa del Presidente sobre la necesidad de una transformación estructural en las instituciones, así como su apuesta por una política exterior más alineada con causas globales de derechos humanos.