Tensión entre Petro y Álvaro Leyva se agudiza: el presidente responde en redes a publicación de El País.
A través de un extenso mensaje publicado en sus redes sociales, el presidente Gustavo Petro respondió a un artículo del periodista español Javier Quesada, publicado en El País, que abordaba las tensiones entre el mandatario colombiano y su excanciller Álvaro Leyva. En el mensaje, Petro defendió su postura frente a lo que considera una “injuria” por parte de Leyva y ofreció su versión de los hechos que marcaron el distanciamiento entre ambos.
Petro inició señalando que durante meses ha sido blanco de ataques por parte de Leyva, a quien aseguró haber nombrado canciller sin ningún cálculo político, convencido de que merecía ese reconocimiento al final de su vida pública. “Pensé, engañado, que tenía una genuina vocación de paz”, escribió.
Uno de los principales puntos de fricción mencionados por el presidente fue el proceso de licitación de los pasaportes en la Cancillería, el cual —según Petro— “estaba impregnado de corrupción desde sus inicios”. Aseguró que dio instrucciones explícitas de no continuar con el proceso, pero que Leyva desoyó sus órdenes, dejando avanzar un procedimiento que, a su juicio, ya tenía un ganador predeterminado. El presidente también mencionó la presencia reiterada del hijo de Leyva, Jorge, en eventos oficiales internacionales, calificando su conducta como inapropiada y propia de un “lobbista”.
Petro negó haber tenido conocimiento previo de una solicitud hecha por Leyva —a través de Armando Benedetti— para nombrar a su hijo en la Cancillería o una embajada. Afirmó que se opuso a ese tipo de pretensiones por considerar que la democracia no debe entenderse como una herencia familiar. El nombramiento de figuras como Laura Sarabia o Benedetti habría generado el rechazo de Leyva, según Petro, alimentando una “venganza” personal en su contra.
El mandatario también aprovechó su intervención para reflexionar sobre lo que denominó la “doble moral de la oligarquía”, señalando a Leyva como parte de esa tradición política. En su crítica, planteó que ciertos sectores del poder colombiano conciben el Estado como una herencia, ajenos a la ética pública y propensos a la traición y al engaño. “Es una ingenuidad pensar que lo harían distinto”, escribió, asegurando que el Acuerdo Nacional queda en un plano discursivo mientras se perpetúan prácticas que atentan contra la democracia y la paz.
En un tono más íntimo, Petro relató un episodio ocurrido durante una visita a Chile, donde —según él— el hijo de Leyva se presentó a una cena con la delegación presidencial sin estar invitado. Mencionó que, tras una ceremonia en conmemoración de los 50 años del golpe de Estado contra Salvador Allende, buscó refugio personal en la casa de Pablo Neruda en Isla Negra. “Me encantó volver a comprar libros de Neruda y visitar su casa”, afirmó, describiendo la experiencia como un intento de escapar a los lugares de los libros que marcaron su formación.
La intervención del presidente se da en un contexto de creciente tensión entre el Ejecutivo y antiguos aliados, y añade un nuevo capítulo a las disputas internas en el gobierno del cambio. La alusión al periodista Javier Quesada y al medio El País indica que la controversia ya trasciende el plano local, proyectándose también en el debate internacional sobre la gobernabilidad en Colombia.
Por ahora, Leyva no ha respondido públicamente a esta nueva declaración. Mientras tanto, el debate sobre la transparencia en el manejo del Estado, los límites entre lo público y lo privado, y el papel de las élites tradicionales sigue abierto en la opinión pública.