Pedro Esaú, el adiós para un demócrata

Pedro Mendieta, Director de EL DIARIO. Foto | Archivo Hisrael Garzonroa
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Por | Julio César Peña Suárez / El Escribano del Desierto

Teófilo de la Roca

La partida prematura y sorpresiva, para muchos, del periodista Pedro Esaú Mendieta Palacios, nos puso frente a frente, ante un hombre que dimensionó las formulas del diálogo, en un Departamento que aún conserva estructuras muy primitivas en el conjunto de sus relaciones.

Su experiencia acumulada de 25 años, orientando la línea editorial del Periódico El Diario, le fue dando las bases para comprender que su misión histórica debía ser la exploración de un ejercicio veraz, independiente y audaz de los hechos.

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Julio César Peña, Teófilo de la Roca

Pero, también la construcción de un medio de prensa que sirviera para la pedagogía sobre los fenómenos que afectan al departamento y para la construcción de senderos para afianzar el espíritu de paz de los boyacenses.

Por eso, se fue con la satisfacción de haber estado en los momentos cruciales, donde Boyacá fue protagonista: El Paro Agrario, la celebración del Bicentenario, el plebiscito por la paz, la firma del acuerdo de paz y los grandes avances de los sectores económicos del departamento.

Sin embargo, el camino no fue fácil. Encontró detractores, “caciques” regionales y directorios políticos que sintieron muy cerca su agudo comentario. Y que se incomodaron, siempre, con el estilo periodístico, la firmeza de sus posturas y un lenguaje lleno de fino humor hacia el actuar de las dirigencias políticas y eclesiásticas, aspectos característicos de Pedro Mendieta.

Poco a poco su experiencia de prensa escrita fue llenándose de razones para proponerle a Boyacá que fuera capaz de soñar y dar el paso hacia la transformación real, en términos de lo social, lo económico y lo político.

Esa misión, la fue cumpliendo el Periódico El Diario a cabalidad. Y muestra de ello, es el respeto y la aceptación que tiene este medio, por más de dos décadas, entre distintas franjas de la opinión del Departamento.

Pero, Pedro Esaú, fue más allá. Necesitó desnudar a la clase política que había arruinado a Boyacá. Por eso, transitó por un camino lleno de dificultades, señalamiento y hasta agresiones. Que supo aceptar, porque se trataba de una misión desafiante y a la vez llena de ímpetu.

Su último tramo de vida, prefirió dedicárselo a esa Boyacá de las fascinaciones, de las pasiones y de la contemplación. Alcanzó a valorar el encanto de vivir en la ruralidad, en medio de amaneceres, arroyos y hojas secas al caer la tarde.

Había prometido volver a la región de Occidente de Boyacá, para dedicar varios capítulos a mostrarle al mundo, un territorio que dejó de lado sus oscuras guerras, hasta irse convirtiendo en la “Esperanza de Boyacá”.

Los homenajes que Pedro Esaú recibió en el IV Encuentro de Escritores Paunenses (2012) y en el Primer Encuentro de Jóvenes por la Paz de San Pablo de Borbur (2016) le dejaron una verdadera huella.

Por eso, se trazó la idea de recorrer esta provincia de Occidente y registrar cada pequeño esfuerzo y cada pequeño liderazgo que apuntara a hacer de la paz, el verdadero tesoro y el reto a la que nadie se podía dar el lujo de renunciar.

Tal vez nunca lo pudieron marcar en una línea ideológica determinada o en una casa política. Pero siempre mantuvo su espíritu liberal en los contenidos temáticos que reflejó en el Periódico El Diario y, en definitiva, en sus posturas personales.

Como Pedro Esaú Mendieta, viene ahora una generación de jóvenes inquietos, recursivos y dispuestos a retomar parte de sus herencias periodísticas.

Algunas acumuladas en cerca de 1.000 números físicos del Periódico. Otras, posiblemente, en un formato virtual que cada día gana más adeptos y más espacios para la discusión de la realidad del departamento, entre las nuevas ciudadanías.

Para la posteridad quedará ese Pedro Esaú, capaz de conjugar los elementos propios de una sociedad boyacense, conservadora, creyente y pasiva; pero a la vez, resistente, convulsionada y retadora.

Sus amigos lo van a recordar como un hombre que supo apostarle su vida a un proyecto de prensa escrita, que de alguna manera, abrió caminos de democracia, de paz y de entendimiento entre los boyacenses.

Desde la columna “El Escribano del Desierto” y desde Chiquinquirá, la tierra que lo vio surgir, siempre agradeceré la generosidad de Pedro Esaú Mendieta para dejarme plasmar estas cortas líneas, dedicadas con fervor al análisis del hombre, desde las perspectiva socio-teológica, apuntando siempre a su renovación espiritual, sus angustias filosóficas y su reflexión de vida permanente.

Martes 18 de mayo / 2021

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