Por | Silvio E. Avendaño C.
Un teorema es una proposición que afirma una verdad demostrable. En pedagogía, un teorema es toda proposición que partiendo de un supuesto (hipótesis) afirma una racionalidad (tesis) no evidente por sí misma.
Hipótesis.
En la pedagogía elemental, el cóndor del escudo nacional, el sagrado corazón y, la mirada del docente forman al individuo vigilado, quien evade la vigilancia cuando considera que no se le está observando.
Demostración.
Cuando entré a la escuela elemental, de manos de mi madre, me encontré en el salón de clase. Pronto vi, más arriba del tablero, a la derecha, el Escudo Nacional que me observaba y mostraba el cóndor su pico agudo; a la izquierda el Sagrado Corazón me llamaba a la creencia. Con sus grandes ojos, la maestra sonriente, inició la labor de enseñar a leer y a escribir.
Cada uno velaba por sus intereses. El cóndor del escudo nacional ofrecía el metarrelato de la historia patria: descubrimiento, conquista, colonia, independencia: batallas y héroes, república.
El sagrado corazón predicaba la historia sagrada en la creencia: creación, caída, promesa, salvador, iglesia, final de los tiempos. Además, la maestra buscaba que “manecita muy experta yo te haré para que hagas buena letra y no manches el papel”.
El cóndor que me observaba, en la identidad del nacionalismo, tenía el interés de formar la línea que separa lo legal y el delito; el hijo de Dios, parte de la Trinidad, estaba en todas partes y, con su mirada ubicua trazaba la raya entre el mandamiento y el pecado. La maestra con su mirada afable calificaba las acciones escolares con su regleta, en la escala: deficiente, regular, buen estudiante.
En conclusión, la escolaridad elemental no buscaba otra cosa que formar al individuo que actúa dentro de la legalidad de la mirada; en la sacralidad el estudiante debe actuar de acuerdo con la creencia, que lo ubica entre el estado de gracia y el pecado ante la mirada del altísimo, que está en todas partes; ante los ojos de la maestra debía tener una conducta sin mancha, (5.0) y, si no me comportaba según la regla, podría cancelarme la matrícula.
La pedagogía del panóptico es la que explica las acciones humanas en el conjunto de la sociedad. Es cuestión de sagacidad pasarse el semáforo en rojo porque no me están mirando. El cinturón en los autos se usa, no para seguridad, sino para que no me pillen. Puedo colarme. Puedo ser pícaro mientras no me sorprenda la policía y me sancione. El cascarón que se usa como casco, lo utiliza el conductor para que los chupas no le retengan la moto. En el colegio se es avispado: copia, plagio.
La viveza es cómo hacer para que no me vean. En la universidad se le aplica el cuarto de hora al profesor porque no se puede hacer la clase sin él, dado que es necesario quien mande y vigile. La cuestión es cómo ocultar. Fingir, la obscuridad que me permita estar oculto de la mirada pública. No se trata de ser responsable ante sí mismo.